3 formas de disminuir la papada y tonificar el cuello

La papada suele aparecer a partir de los 30 años, pero con una alimentación adecuada y practicando ejercicios específicos a diario es posible reducirla e, incluso, prevenir su aparición.
3 formas de disminuir la papada y tonificar el cuello
Carlos Fabián Avila

Revisado y aprobado por el médico Carlos Fabián Avila.

Última actualización: 09 julio, 2023

Según el Diccionario de la lengua española, la papada es el “abultamiento carnoso que se forma debajo de la barbilla o entre ella y el cuello”. Es causa de inconformidad para muchas personas, porque afecta tanto a hombres como a mujeres. Suele aparecer en la edad adulta.

Normalmente, se la relaciona con problemas de salud como la obesidad y el sobrepeso. También se la asocia a malos hábitos como el sedentarismo, el tabaquismo y la mala alimentación. Pero, ¿por qué aparece?

El origen de la papada es diverso. Puede responder a causas genéticas, hormonales o, sencillamente, ser una consecuencia más del envejecimiento.

Los niveles de grasa de una persona de entre 28 y 30 años son relativamente bajos. Sobre todo, si se los compara con los de otra de mayor edad. Cuando se cruza el umbral de los 30 años, no solo tendemos a acumular más grasa, sino que su distribución en el cuerpo es distinta.

Esta tendencia va acentuándose conforme van pasando los años, como se confirma en esta investigación. Ello ocurre, en parte, por los cambios hormonales que experimentamos en cada etapa de nuestro ciclo vital. Como se dijo antes, esto es algo que afecta tanto a hombres como a mujeres.

Es entonces cuando la grasa empieza a acumularse en determinadas partes del cuerpo. Es a ello a lo que se le llama comúnmente “grasa localizada“. La papada es una de sus manifestaciones.

Otras zonas del cuerpo donde tiende a acumularse la grasa son el abdomen, las piernas, la espalda y los glúteos. Conviene saber, no obstante, que estas no son las únicas áreas del cuerpo que pueden verse afectadas.

Cómo prevenir y reducir la papada

Eliminar grasa de la papada es tan difícil como de cualquier otra zona del cuerpo donde se haya acumulado. Como esto puede tener relación con la genética de cada persona, incluso puede que los esfuerzos no tengan los resultados esperados.

Muchas personas han sufrido de sobrepeso u obesidad. Algunas de ellas han perdido muchos de esos kilos de más gracias a la dieta y al ejercicio. Es frecuente, sin embargo, que se olvide incluir una ejercitación específica que ayude a reducir la papada. Ello hace que el rostro de esas personas se vea menos delgado que otras zonas del cuerpo.

¿Qué hacer, entonces, para reducir e, incluso, prevenir la papada? Lo principal en cualquier caso es informarnos con un nutricionista y un dermatólogo sobre el plan de acción más adecuado para nuestras necesidades y objetivos.

Una vez que contemos con el diagnóstico profesional, por supuesto que debemos seguir su tratamiento y no reemplazarlo por ningún remedio casero. Teniendo en cuenta esta precaución fundamental, he aquí algunas claves que te pueden ser de mucha utilidad para conseguir este objetivo:

1. Evitar la retención de líquidos

El consumo de alcohol, azúcar y sal en exceso podría estar relacionado con la aparición de la papada, aunque no hay suficiente evidencia científica al respecto. Estas sustancias no solo hacen que se incremente el tejido adiposo, sino que son causa de que retengamos líquido.

Cuando el organismo no elimina todo el líquido que debe, nuestro cuerpo se hincha. De ahí la importancia de evitar la ingesta excesiva de estos productos. A la par, se debe incrementar el consumo de agua. Ello nos garantizará una buena hidratación.

Un organismo deshidratado es más propenso a la retención de líquidos. Si el líquido no se elimina, tampoco eliminamos las sustancias tóxicas que, en condiciones normales, serían expulsadas por la orina o por el sudor.

2. Tratar cualquier tipo de intolerancia alimentaria

Las personas intolerantes al gluten o que sufren el síndrome del intestino irritable podrían tener un mayor riesgo de tener papada (no está comprobado científicamente de todos modos). La distensión es un indicador de que algo no anda bien en nuestro sistema digestivo.

Según la Fundación Internacional para los Trastornos Gastrointestinales Funcionales, se desconoce con exactitud la causa de la inflamación. Sin embargo, la acumulación de gases en el intestino sí parece tener mucho que ver con la intolerancia alimentaria.

De ello, se infiere que tratar las intolerancias alimentarias podría contribuir a disminuir los riesgos de tener papada. Sin embargo, como afirmamos, no hay evidencia que respalde esta afirmación.

3. Ejercicios para reducir la papada

Partiendo de las recomendaciones anteriores, se podría seguir un plan de ejercicios que ayude a tonificar los músculos del cuello, que son muchos. Este podría representar un buen recurso para reducir la grasa acumulada en esa zona.

No solo evitarás así llegar al extremo de la cirugía, sino que te podría ayudar incluso a prevenir su aparición. Te recomendamos consultar con un fisioterapeuta o un profesional de la actividad física antes de llevarlos a cabo.

Dinámicas

  • Para empezar, debes mover la cabeza hacia uno de los costados. Mantén esa posición mientras tocas con la punta de la lengua el paladar. Haz 10 o 15 repeticiones. Luego, cambia de lado y haz el mismo ejercicio.
  • Acuéstate boca arriba y relaja los músculos del rostro. Luego, trata de flexionar la cabeza hasta que la barbilla toque el pecho. Realiza una serie de 10 repeticiones. Con el paso del tiempo, ve aumentándolas gradualmente hasta llegar a 50 repeticiones.
  • Siéntate en una silla y recuesta la espalda firmemente contra su espaldar. Luego, voltea la cabeza hacia atrás, de modo que quedes mirando el techo. Manteniendo esta postura, trata de estirar la cabeza hacia adelante, como si quisieras darle un beso al techo. Haz varias repeticiones y descansa.

Para lograr buenos resultados, es importante ser constante en la realización de estos sencillos ejercicios. Ten paciencia, pues los resultados no serán inmediatos. Finalmente, recuerda que la cirugía debe ser siempre el último recurso al que acudir.


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  • National Institute of Diabetes and Digestive and Kidness Diseases. (2012). Better Health and You. Tips for Adults. Bethesda (MA): NIDDK.

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