7 consecuencias graves de aguantar las ganas de orinar

Las consecuencias de aguantar las ganas de orinar van más allá de la molestia abdominal. Infecciones y problemas graves en la vejiga y riñones, pueden derivarse de esta peligrosa acción.
7 consecuencias graves de aguantar las ganas de orinar
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 marzo, 2024

Aguantar las ganas de orinar no es una costumbre saludable. Es posible que por las ocupaciones diarias postergues esta acción por más de 3 horas. Tu cuerpo, sin embargo, no es consciente a esta razón y solo busca cumplir su trabajo: eliminar toxinas y desechos.

Lo normal es que la vejiga admita entre 150 ml y 300 ml de líquido. Cuando la cantidad de orina acumulada está en un 60 %, se activan unos receptores encargados de avisar a nuestro cerebro de que es hora de ir al baño. Entonces, se emite una señal para que vayamos a vaciar la vejiga cuanto antes.

Pero, ¿qué pasa si me aguanto las ganas de orinar? La distensión de la vejiga, los desechos acumulados, los gérmenes y la presión muscular que genera esta acción, pueden traer consecuencias graves sobre la salud. Conócelas a continuación.

1. Infecciones en el tracto urinario

Retener la orina en la vejiga por largos períodos puede favorecer las infecciones del tracto urinario.  La orina no está libre de gérmenes, por ello, mientras más tiempo esté dentro del organismo, más posibilidades tienen las bacterias de multiplicarse.

La cistitis, como se le conoce a la infección de la vejiga, es una de las consecuencias de aguantar las ganas de orinar en las mujeres. Aunque también ocurre en los hombres, es más habitual en el sexo femenino por su vulnerabilidad anatómica.

Cabe mencionar que esta enfermedad también puede desarrollarse en personas con antecedentes de infecciones urinarias recurrentes o en aquellas que no consumen suficientes líquidos.

De no tratarse a tiempo, los gérmenes causantes de la cistitis pueden migrar hacia otros tejidos y llegar hasta los riñones, en una afección grave que se conoce como pielonefritis.



2. Cálculos en los riñones

Aguantar las ganas de orinar aumenta el riesgo de desarrollar cálculos en los riñones, que son residuos de sustancias químicas presentes en la orina, como oxalato de calcio y ácido úrico, que se cristalizan. Esto suele relacionarse con la acumulación de desechos por consumir pocos líquidos. Además, hay personas con predisposiciones genéticas a desarrollarlos, y en ellas, retener la orina puede favorecer su aparición.

Luego de haberse formado, el cálculo puede permanecer en el riñón o viajar por el tracto urinario hasta el uréter. En ocasiones, eliminar estas pequeñas piedras provoca un cólico nefrítico. Beber abundante agua y acudir al baño cada vez que el cuerpo lo indique, son dos formas de prevenirlos.

De acuerdo con una publicación de Nephrology, dialysis, transplantation, los hombres tienen mayor riesgo de desarrollar cálculos que las mujeres; sin embargo, datos recientes sugieren un cambio en la epidemiología, ya que las mujeres se ven relativamente más afectadas que antes.

3. Incontinencia urinaria

Otra consecuencia por aguantar las ganas de orinar es la incontinencia urinaria. Aunque esto no se manifiesta de inmediato, crear el hábito de retener la orina por mucho tiempo puede provocarla.

Esto se debe a la atrofia de los músculos del suelo pélvico, causado por la presión continua de los líquidos sobre sus paredes, lo cual también puede dañar los nervios. Esta afectación muscular es responsable de la incontinencia urinaria y de una condición relacionada, conocida como vejiga neurógena. Como resultado, la vejiga pierde el control sobre la orina y los escapes son más frecuentes al toser, estornudar o al realizar ejercicio físico.

4. Ensanchamiento de la vejiga

El tiempo máximo que se considera límite de lo normal para no orinar son 4 horas. Superarlo hace que se acumule orina (hasta más de 2 tazas), poniendo a prueba la elasticidad de la vejiga.

En condiciones habituales, la vejiga se estira al llenarse y recupera su forma original al orinar. Mantenerla distendida con frecuencia aumenta el riesgo de perder este mecanismo y que la vejiga no se contraiga.

A menudo, quienes la padecen no vacían su vejiga de manera normal y pueden retener parte de la misma de manera involuntaria. En casos avanzados, es necesario el uso frecuente de un catéter para orinar.

5. Rotura de la vejiga

Una consecuencia grave, que por suerte es bastante rara, es que la vejiga se debilite y se rompa por retención urinaria. De ocurrir, la orina puede irse hacia la cavidad abdominal, reabsorbiéndose a nivel peritoneal. Esto provocará problemas metabólicos y electrolíticos importantes, incluso, la muerte.

La rotura de vejiga solo podría ocurrir si se acumulara orina por muchos días.

6. Dolor

La retención urinaria provoca dolor pélvico de intensidad variable, bien sea voluntaria o producto de alguna obstrucción. Este acto excesivo de los músculos que retienen la orina puede conducir a inflamación y dolor.

Es común que aguantar las ganas de orinar cause dolor abdominal, irradiando desde la parte baja hacia los riñones. Aquellos que retienen la orina pueden experimentar molestias crónicas en esta zona y la región lumbar.

7. Problemas renales

El simple acto de orinar implica el trabajo de varios órganos. Así, la vejiga almacena las toxinas que los riñones han filtrado de la sangre previamente. El resultado de ese filtrado contiene esencialmente amoníaco y sustancias ácidas.

Si estas sustancias de desecho no se eliminan a tiempo, podrían dañar partes del tracto urinario y los riñones. Asimismo, las infecciones recurrentes y el daño de la vejiga también pueden alterar el buen funcionamiento de estos órganos.



Evita los peligros de aguantar las ganas de orinar

Como hemos visto, el mal hábito de aguantar las ganas de orinar podría ocasionar serios perjuicios a la salud. Conviene no demorar más de 15 minutos en ir al baño una vez que el cuerpo ha emitido la señal.

De no cumplirse, aumenta exponencialmente el riesgo de infecciones de orina recurrente y de otras patologías antes mencionadas. Si tienes esta costumbre, déjala a un lado y evalúa las posibles consecuencias a largo plazo. No dudes en acudir al especialista en caso de experimentar síntomas asociados a problemas urinarios.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.