Cómo diferenciar una hernia discal de un dolor de espalda

Mientras que un dolor de espalda común desaparece tras unas horas o después de un reposo, los síntomas de la hernia pueden durar días, incluso semanas.
Cómo diferenciar una hernia discal de un dolor de espalda
Nelton Abdon Ramos Rojas

Revisado y aprobado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas.

Última actualización: 06 julio, 2023

El dolor de espalda tiende a ser muy común, de hecho, se estima que 8 de cada 10 personas tendrán alguno en el transcurso de su vida. Existen varios factores que pueden influir en su aparición así como en su intensidad y su duración.

La mayoría de dolencias de este tipo suelen ser leves y desaparecen de manera espontánea tras guardar reposo o ejercitar el área afectada.

No obstante, en muchos casos, la molestia es recurrente y puede deberse a un problema más complicado, como una hernia de disco, también conocida como hernia discal. En estos casos, se necesita más atención.

A menudo las personas prefieren ignorar la tensión en su espalda por pensar que es algo normal y temporal; lo cierto es que esto no debería ser así, ya que muchas veces es una señal de alerta de que algo más está pasando. La hernia discal es una de esas afecciones que las personas suelen ignorar por creer que se trata de un dolor común de espalda. Lo que más preocupa es que los síntomas avanzan con el paso de los días y se hacen cada vez más difíciles de tratar.

Por esto, es muy importante saber diferenciar ambas dolencias y procurar darles un tratamiento oportuno.

¿Qué es una hernia discal?

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Las vértebras de la columna están separadas por una especie de almohadilla (discos intervertebrales) que tienen la función de amortiguar posibles traumatismos y evitar que los nervios se compriman. Estos discos facilitan el movimiento entre las vértebras y le dan al cuerpo la capacidad de hacer movimientos, como agacharse o estirarse para alcanzar algo.

Con el paso de los años, van perdiendo su elasticidad y dejan de ser tan flexibles como en la juventud. A partir de entonces se hacen más débiles. Así, ante determinados movimientos, pueden salirse de su lugar (herniarse) o incluso llegar a romperse como resultado de una lesión o un esfuerzo excesivo.

Así, la persona empieza a experimentar un intenso dolor en uno de los lados del cuerpo, entumecimiento, debilidad y dificultad de movimiento. Llegado a este punto, es cuando se le diagnostica un problema de hernia discal.

¿Qué diferencia existe entre hernia discal y dolor de espalda?

El síntoma principal de una hernia discal es un dolor de espalda que poco a poco incrementará su intensidad. Esta es la razón por la que se suele confundir con una dolencia común. La manera de diferenciarlo es teniendo en cuenta que el dolor provocado por una hernia de disco aumenta al toser, tratar de flexionar el cuerpo o por estar sentados durante tiempo prolongado.

Suele ser menos doloroso estar tumbados con las piernas flexionadas o caminar en lugar de estar de pie por mucho rato. Por lo general, con la hernia se presenta una sensación de pérdida de fuerza, debido a la compresión de las raíces nerviosas. Esto no ocurre con el dolor común.

Si el problema es crónico por el rompimiento o lesión del disco, la médula espinal puede verse comprometida. En consecuencia, la persona puede acabar perdiendo el control de sus hábitos de micción y excreción.

Además, uno de los aspectos más evidentes es que los síntomas de hernia pueden permanecer días e incluso semanas. Al contrario, un dolor común desaparece en cuestión de horas o después de un breve reposo.

¿Qué se debe hacer en caso de hernia discal?

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La primera medida a adoptar ante los síntomas de una hernia discal es consultar inmediatamente al médico.
El profesional se encargará de evaluar adecuadamente la gravedad del problema.

Una de las opciones para tratar esta condición es la cirugía, pero no garantiza la eliminación del 100% de dolor.

Por esto, muchos de los pacientes diagnosticados han encontrado en la medicina alternativa tratamientos para mejorar este problema y evitar que afecte su calidad de vida.

Estos incluyen:

Además de las terapias, también se recomienda tener en cuenta otros consejos que pueden contribuir a calmar el dolor:

  • Dormir sobre un colchón adecuado, con una tabla debajo.
  • Adoptar una posición fetal para dormir, con una almohada entre las piernas para evitar que las caderas tengan movimiento rotatorio.
  • Evitar acostarse “boca abajo”.
  • Tener cuidado al levantarse de la cama.
  • Reposar unas horas, pero no de manera prolongada. El movimiento suave es muy importante para la recuperación.
  • No hacer esfuerzos indebidos como por ejemplo levantar algo muy pesado.
  • Caminar o nadar durante 30 minutos diarios, incluso después de calmar el dolor

Como último dato, es importante llevar un ritmo de vida sana, tanto en el trabajo, como en el hogar. Por ejemplo, hay personas que trabajan por horas sentadas frente al ordenador, en estos casos, se recomienda programar una alarma cada 1 hora, de manera tal, que te recuerde que debes ponerte de pie y hacer estiramientos leves, durante al menos 2 o 3 minutos. Estos pequeños hábitos pueden contribuir un poco a sentir menos dolor.

Recordemos que también llevar una alimentación sana y balanceada, es de suma importancia, ya que si padecemos de algún dolor de espalda recurrente, o en su defecto, una hernia discal, pues, el encontrarnos fuera de nuestro peso, en base a nuestra estatura, no será un elemento positivo en el proceso de curación de esta dolencia.


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