Grande es aquel capaz de brillar sin apagar la luz de los demás

Debemos aprender que para brillar lo que hay que hacer es cultivar nuestro interior y crecer por nosotros mismos, sin necesidad de apagar a los demás para conseguir nuestro bienestar.
Grande es aquel capaz de brillar sin apagar la luz de los demás
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 06 julio, 2023

Quien es capaz de brillar con luz propia no necesita apagar la de los demás. Quien encuentra el valor, el optimismo y la motivación en su propio ser deja de ser dependiente o de querer controlar a quienes están a su alrededor.

Es posible que en tu círculo más cercano cuentes con esas personas tan especiales capaces de darte esperanza en días oscuros. Son personalidades que no piden nada a cambio, que son humildes y sinceras. Apoyos que nos inspiran a imitarlos, en el mejor sentido del verbo.

Vivimos en una sociedad muy compleja. En ocasiones, puede que tengamos la sensación de que nos cortan las alas, nos apagan la voz y se vulneran nuestros derechos.

No es fácil abrirnos paso entre la competitividad y todas esas diferencias sociales. Esto en ocasiones puede hacer que nos cueste tanto encontrar nuestro camino, nuestra felicidad.

Ahora bien, hemos de pensar que sea cual sea nuestra situación, siempre valdrá la pena encender esa luz en nuestro interior en la que cobijar el optimismo y el valor. De ese modo, alumbraremos nuestro camino y podremos ayudar a otros cuando haga falta.

Para brillar hay que aceptar la oscuridad, no negarla


Suele decirse que solo los niños son capaces de brillar con luz propia. Su inocencia, su falta de maldad, sus ganas de encontrar motivaciones, su capacidad para ilusionarse cada día nos ofrecen ciertas lecciones de vida muy valiosas. Sin embargo, al crecer, a veces muchos de nosotros olvidamos.

Factores como las responsabilidades o vivir en entornos muy demandantes donde se nos pide más de lo que podemos ofrecer derivan muchas veces en ir acumulando decepciones, miedos, ansiedades e inseguridades.

Estos son rincones privados en los que, poco a poco, se va instalando la oscuridad. Estas, lejos de permitirnos crecer personalmente, nos van a encallar en una situación permanente de infelicidad. Por eso, es necesario que vayamos “limpiando” estas zonas.

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Detectar zonas oscuras para poder brillar

A los enemigos propios hay que detectarlos y hacerles frente. No obstante, es muy común que los integremos en nuestra personalidad casi sin darnos cuenta.

  • Los pensamientos limitantes son zonas oscuras. Estos dicen una y otra que vez que no vamos a poder con esto y con aquello. Somos nosotros mismos quienes nos ponemos muros en el horizonte. Es necesario identificar estos pensamientos y afrontarlos.
  • Di no al ruido mental. Es decir, el hecho de pensar una y otra vez en los errores del ayer y también el hecho de recordar ese hecho que tanto te molestó. Todo ello genera malestar y frustración.
  • Los miedos son los abismos más peligrosos de nuestro ser. Existen miedos instintivos que nos permiten sobrevivir: no hay que cruzar los semáforos en rojo ni acercarnos a los precipicios..Ahora bien, muchos de nosotros almacenamos varios miedos injustificados. Estos nos cortan las alas y nos impiden alcanzar logros, sueños.

No proyectar la propia oscuridad sobre los demás

La frustración personal puede provocar muchas veces que las personas proyecten sobre nosotros su ira, su rabia. Puede hacer incluso que nos responsabilicen por cosas que ellos mismos no han sido capaces de lograr.

La depresión y el cerebro

Vivir con amargura es cerrar las ventanas a la esperanza. Además, en ocasiones, hasta se crean cautivos. Podemos verlo, por ejemplo, en esos padres que vetan la felicidad de sus hijos. Estos, con sus oscuridades personales, pueden apagar la luz original de los niños.

No es recomendable. Cada uno de nosotros debemos ser capaces de resolver nuestros propios vacíos, miedos y frustraciones. Así, podremos avanzar en equilibrio y ser capaces de dar lo mejor de nuestro ser a los demás.

Buscar la luz propia, no vivir envidiando la ajena

Como dice ese viejo proverbio, antes de esperar a que una luz ilumine nuestro camino, siempre será mejor encenderla nosotros mismos.

  • En lugar de ser agentes pasivos de nuestro destino esperando que las cosas sucedan por sí mismas, debemos ser capaces de invertir en ilusión. Debemos poder crear, encender pensamientos positivos, realistas y poderosos para cambiar nuestras emociones. Así, podremos encontrar caminos más esperanzadores.
  • Quien es capaz de custodiar la esperanza en su corazón, la humildad en su mente y la ilusión en su mirada traerá también la luz a los demás.
  • Es un proceso que podemos iniciar poco a poco estando más presentes, dejando el pasado en el baúl del aprendizaje integrado donde no hay rencores. Así, podremos mirar al “aquí y ahora” con más optimismo, disfrutando de las pequeñas cosas sin miedo, sin ataduras ni rencores.

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Para brillar con luz propia no hace falta apagar a nadie

Las personas grandes no lo son por su tamaño, sino por ser capaces de cuidar de sí mismas y traer bienestar a los demás.

Tal y como te hemos señalado al inicio, seguro que conoces a alguien así. Tal vez sea tu madre, tu hermano o esa amiga que siempre está a tu lado. Cuídalos e imítalos. Brillar no se trata de ser una persona sin defectos o un llamado “ser de luz”, perfectamente espiritual, se trata de saber combinar la fortaleza personal, la valentía y una buena autoestima, con la armonía de una buena convivencia.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.