Inflamación de los ganglios linfáticos: ¿a qué se debe?

Los ganglios linfáticos pueden aumentar su tamaño por diferentes causas. En general, advierten que algo no anda bien en el organismo.
Inflamación de los ganglios linfáticos: ¿a qué se debe?
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 14 junio, 2023

Es posible que en algún momento de nuestra vida hayamos experimentado inflamación de los ganglios linfáticos. Esta manifestación suele ser temporal y, por lo general, no representa un problema grave. Aun así, la atención médica es crucial para un diagnóstico y tratamiento oportuno.

Los ganglios linfáticos pueden sentirse como pequeños bultos en diversas partes del cuerpo, como en el cuello, la ingle, el tórax, el abdomen y las axilas. Estas glándulas son esenciales para nuestro organismo, ya que fomentan la respuesta inmunitaria y actúan como filtros del líquido linfático.

La inflamación de los ganglios linfáticos es conocida como linfadenopatía, según una publicación de Stat Pearls. Otro nombre que recibe es adenopatía o linfadenitis.

Por lo general, se asocia con infecciones bacterianas, virales o fúngicas. En pocos casos, pueden reflejar enfermedades autoinmunes y procesos tumorales. A continuación, contamos más acerca de este tema.

¿Qué función tienen los ganglios linfáticos?

El sistema linfático es una red ordenada de capilares, nódulos y troncos linfáticos, cuyo fin es dirigir la linfa desde el intersticio, hasta la sangre, según un estudio de la revista Medicina UIS.

La linfa es un ultrafiltrado del plasma sanguíneo de color blanquecino, debido a la ausencia de glóbulos rojos y la presencia de glóbulos blancos y lípidos. De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, los ganglios linfáticos cumplen las siguientes funciones:

  • Filtran la linfa de sustancias extrañas y perjudiciales, como las bacterias.
  • Producen glóbulos blancos, como linfocitos y células plasmáticas, encargados de destruir a las sustancias extrañas.
  • Defienden nuestro sistema inmunitario.

¿Por qué ocurre la inflamación de los ganglios linfáticos?

La linfa se mueve por todo el sistema linfático hasta llegar a los ganglios, donde ocurre la presentación y filtración de antígenos y sustancias extrañas. En respuesta, las células linfoides proliferan y se agrandan.

Ante la presencia de abundantes antígenos o células anómalas, existe una proliferación linfoide elevada, lo que genera el estiramiento de la cápsula que recubre a los ganglios, según una publicación de Stat Pearls. Esto origina la inflamación de estos pequeños nódulos e incluso incrementa la sensibilidad.

El resultado final es la linfadenopatía. En la mayoría de los casos esta es localizada y compromete principalmente las cadenas de ganglios ubicadas en la cabeza y el cuello. En un pequeño grupo de personas, las linfadenopatías son generalizadas.

5 causas por las que se inflaman los ganglios linfáticos

Los ganglios pueden inflamarse por diferentes causas. Como su principal función es proteger nuestro sistema inmunitario, son muy sensibles a cualquier cambio en el medio interno. Algunas causas de linfadenopatías son las siguientes:

1. Procesos infecciosos

En general, la causa más común de inflamación de los ganglios linfáticos son las infecciones por virus, bacterias, hongos y ciertos parásitos.

Un estudio de la Revista Latinoamericana de Infectología Pediátrica, describe que la infección viral del tracto respiratorio superior es el principal desencadenante de linfadenitis cervical en niños. Tal es el caso del resfriado común, la gripe, la faringitis y la amigdalitis. Otras causas incluyen las siguientes:

  • Abscesos dentales. 
  • Celulitis.
  • Sinusitis y otitis.
  • Sífilis, VIH y clamidia.
  • Tuberculosis.
  • Salmonelosis.
  • Citomegalovirus.
  • Rubéola y sarampión.
  • Toxoplasmosis.
  • Malaria y leishmaniasis.
  • Criptococosis.
  • Enfermedad de arañazo de gato.


2. Enfermedades autoinmunes

Existen varios trastornos autoinmunes que pueden originar agrandamiento e inflamación de los ganglios linfáticos. Según una investigación de la revista Medicina Interna de México, la autoinmunidad es una respuesta inmunitaria anormal dirigida contra un antígeno propio que genera procesos inflamatorios perjudiciales.

Las linfadenopatías generalizadas pueden ser la primera manifestación del lupus eritematoso sistémico y su prevalencia oscila entre el 25 a 50 % de los casos, de acuerdo con un estudio de la Revista Colombiana de Reumatología. Otras de las enfermedades autoinmunes que producen este síntoma son las siguientes:

  • Sarcoidosis.
  • Amiloidosis.
  • Artritis reumatoide.
  • Granulomatosis eosinofílica.

3. Afecciones tumorales

Algunas enfermedades neoplásicas pueden manifestarse con inflamación localizada o generalizada de ganglios linfáticos. Esto ocurre por tres motivos. La primera es que el drenaje linfático es una vía de diseminación y metástasis de casi todos los tipos de cáncer.

En segundo lugar, las propias células linfoides pueden mutiplicarse de forma anormal y dar origen a tumoraciones. Además, las linfadenopatías también aparecen en respuesta a células malignas en sangre. Por tanto, las neoplasias como el linfoma, la leucemia, el cáncer metastásico y los cánceres de cabeza y cuello son causas de adenopatías.

Un estudio de la revista Iatreia, señala que el cuadro clínico de las personas que padecen Linfoma de Hodgkin se caracteriza por linfadenopatías generalizadas de tamaño variable, ubicadas en el área preauricular, cervical, submentoniana, epitroclear y axilar bilateral.

Si bien es cierto que la palabra «tumoral» puede asustar, en muchos casos se trata de enfermedades tratables y curables. Es por esto que cualquier cambio o síntoma de inflamación siempre requiere de valoración profesional temprana.

4. Trastornos linfoproliferativos

Las patologías linfoproliferativas, como la linfohistiocitosis hemofagocítica (LHH), también pueden manifestarse con el agrandamiento de los ganglios linfáticos.

En este sentido, la LHH constituye un infrecuente y severo síndrome hiperinflamatorio producido por la activación aberrante de macrófagos y células-T citotóxicas, según un estudio de la Revista de la Facultad de Ciencias Medicas de Córdoba. Por lo general, puede ser desencadenada por enfermedades infecciosas, autoinmunes o neoplásicas.

5. Medicamentos

La inflamación de los ganglios linfáticos forma parte de los efectos secundarios de ciertos grupos de medicamentos. Se trata de una manifestación poco frecuente que ocurre en un reducido grupo de la población. Algunos de los fármacos asociados a linfadenopatías son los siguientes:

  • Alopurinol.
  • Carbamacepina.
  • Hidralazina.
  • Fenitoína.
  • Captopril.
  • Atenolol.
  • Cefalosporinas y penicilina.
  • Sulfonamidas.

Síntomas de las linfadenopatías

El síntoma característico de la linfadenopatía es la presencia de pequeños bultos o nódulos en el cuello, por detrás de las orejas, en las axilas o en la ingle.

Se considera que el tamaño de un ganglio linfático está aumentado de tamaño cuando es mayor de 1 centímetro. No obstante, los ganglios inguinales se consideran patológicos por encima de 2 centímetros y los epitrocleares cuando miden más de 0,5 centímetros. De igual forma, son habituales los siguientes síntomas:

  • Dolor a la palpación.
  • Molestias al moverse.
  • Tumefacción. 
  • Sensación de ocupación.

Además, es común que la inflamación de los ganglios linfáticos se acompañe de fiebre, escalofríos, vómitos y malestar general en casos de procesos infecciosos. En algunas personas, estos se inflaman de forma generalizada por todo el cuerpo, lo que podría indicar un proceso autoinmune o una enfermedad tumoral.

Evaluación médica de los linfadenopatías

El profesional de salud es el único capacitado para realizar una valoración integral y brindar un diagnóstico oportuno. Por lo general, el médico toma en cuenta las siguientes interrogantes:

  • ¿Has tenido un resfriado o una gripe?
  • ¿Dónde tienes el ganglio inflamado? ¿Cuello, axila, ingle?
  • ¿Cuándo empezaste a notarlo? ¿Fue de pronto o creció poco a poco?
  • ¿Sientes dolor?
  • ¿Has tenido enfermedades anteriores?
  • ¿Tomas medicamentos?
  • ¿Has estado hace poco de viaje?
  • ¿Has bajado de peso?

Palpación de ganglios linfáticos

Cuando hay una inflamación de los ganglios linfáticos, los expertos toman en cuenta diversas características durante la palpación. Entre ellas, las siguientes:

  • Tamaño. Es el dato más importante. En general, si el ganglio está en un rango de entre 1 y 1,5 centímetros, se considera benigno. Todo ganglio inflamado con más de 4 centímetros requiere una valoración exhaustiva.
  • Consistencia. En la mayoría de los casos, los ganglios blandos y lisos sugieren la existencia de una infección. Los ganglios duros e irregulares suelen ser señal de una patología más compleja.
  • Movilidad. Al tomar en ganglio entre los dedos, el medico puede determinar su movilidad. Entre menos móvil sea el ganglio, mayor sospecha de que está en curso un proceso maligno.
  • Dolor. El dolor no arroja una información muy clara. Sin embargo, lo usual es que si el ganglio inflamado duele corresponda a un proceso benigno.
  • Localización. En las infecciones es común la presencia de linfadenopatías bilaterales. En los procesos tumorales, suelen ser ganglios asilados.

La aparición de ganglios inflamados en la zona de la clavícula no debe tomarse a la ligera. Ante su aparición, se debe acudir inmediatamente a un especialista, ya que puede ser síntoma de alguna enfermedad más grave.



Tratamiento para la inflamación de los ganglios linfáticos

Los ganglios linfáticos suelen volver a la normalidad al resolverse la causa desencadenante. Las infecciones virales reciben solo tratamiento sintomatológico para aliviar el dolor y el malestar. Sin embargo, aquellas causadas por bacterias ameritan el uso de antibióticos.

Por su parte, los trastornos inmunitarios deben evaluarse con mucho más cuidado, ya que todos ellos poseen tratamientos específicos. Además, las neoplasias deben ser controladas por un equipo médico multidisciplinario, pues el tratamiento puede incluir cirugía, radiación o quimioterapia.

Las medidas generales también ayudan a aliviar los síntomas mientras se resuelve el problema de base. Algunas personas obtienen alivio al aplicar compresas frías sobre los ganglios inflamados. La ingesta de analgésicos y el descanso adecuado también son medidas útiles.

Algunas complicaciones asociadas

Los ganglios inflamados como resultado de procesos infecciosos pueden formar abscesos si no son diagnosticados y tratados a tiempo. Estas tumefacciones contienen una gran cantidad de pus en su interior formado por bacterias, tejido desvitalizado y glóbulos blancos. Por lo general, son tratados mediante drenaje quirúrgico y antibióticos.

Por otro lado, algunos ganglios pueden continuar creciendo en caso de patologías tumorales, como el linfoma de Hodgkin. Los mismos suelen comprimir a las estructuras y órganos vecinos, requiriendo tratamiento especializado.

¿Cuándo buscar atención médica?

Como ya se mencionó, la inflamación de los ganglios linfáticos desaparece por sí sola al corregir la causa. Sin embargo, existen algunas señales que deben motivar a la consulta médica lo antes posible, dentro de las cuales destacan las siguientes:

  • Aparición sin motivo aparente.
  • Aumentan su tamaño de forma constante durante varios días.
  • Duración mayor o igual a 4 semanas.
  • Se presentan duros al tacto o no se mueven cuando los presionas.
  • Se acompañan de dificultad para respirar o tragar.
  • Están asociados a fiebre persistente, sudores nocturnos y pérdida de peso.

¿Cómo cuidar el sistema linfático?

Una de las claves para prevenir la inflamación de los ganglios linfáticos es, sin duda, fortalecer nuestro sistema inmunitario. Para ello, es recomendable seguir las siguientes recomendaciones:

  • Practicar ejercicio físico de forma habitual. Se aconsejan realizar como mínimo 45 minutos al día de ejercicio, 2 a 3 veces por semana. Un estudio publicado en la revista ARS Médica, describe que las sesiones de actividad física de intensidad moderada o vigorosa, que tengan una duración entre 40 a 60 minutos, estimulan y potencian la actividad del sistema inmunitario.
  • Reducir las actividades estresantes. Según una investigación de Molecular & cellular oncology, el estrés crónico impulsa la progresión linfática del cáncer, asociado a un remodelado de la vasculatura linfática y aumento el flujo linfático. En este sentido, se recomienda evitar situaciones que causen estrés sostenida y realizar actividades antiestrés, como el yoga o los pilates.
  • Evitar el consumo excesivo de alcohol. La ingesta crónica y sostenida de alcohol altera el sistema inmunológico e incrementa la susceptibilidad a la inflamación y las infecciones, según una publicación de American journal of physiologyPor tanto, los expertos aconsejan un consumo moderado de esta sustancia.
  • Limitar o disminuir el cigarrillo. Un estudio de Oncotarget, describe que el tabaquismo se asocia con alteraciones en el desarrollo y la función de las células inmunitarias. Es por ello, que reducir o evitar el consumo diario de cigarrillos es una estrategia crucial para limitar sus efectos adversos a mediano y largo plazo.

Además, a través de la alimentación se obtiene nutrientes fundamentales para el ensamblaje y funcionamiento del sistema linfático e inmunitario. Por consiguiente, se aconseja consumir a diario comidas ricas en:

  • Vitamina C. Es un nutriente esencial para proteger el sistema inmunológico, según una revisión. Puedes encontrarla en los cítricos, los kiwis, las fresas, los mangos y los tomates.
  • Vitamina E. De acuerdo a un artículo de Sultan Qaboos University medical journal, dentro de sus beneficios destaca su poder antioxidante y estimulación de glóbulos rojos. Está presente en la mayoría de las frutas y verduras de hojas verdes, como el brócoli y las espinacas; en algunas semillas como la soja y el sésamo, y en la yema de huevo.
  • Betacarotenos. Son excelente fuente de vitamina A y de antioxidantes, luchan contra los radicales libres y fortalecen nuestras defensas. Los encontraremos en zanahorias, maíz, sandía, col, remolacha, calabaza, espárragos y albaricoques.
  • Selenio y zinc. Estos minerales ayudan al cuerpo a producir más proteínas y tienen un beneficio directo sobre el sistema inmunológico. Se encuentran en cereales integrales, frutos secos, avena, mariscos, soja, etc.

Las linfadenopatías no deben ser subestimadas

Como ves, existe un gran número de causas de la inflamación de los ganglios linfáticos. En general, obedecen a procesos infecciosos y desaparecen en poco tiempo. No obstante, la presencia de linfadenopatías también podría advertir una enfermedad de mayor gravedad. Por tanto, la valoración profesional es crucial para un tratamiento oportuno. Ante cualquier duda, consulta con tu médico de confianza.


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