Cuando la mirada es sincera, se convierte en el puente entre dos almas

¿Sabías que los ojos y la mirada son una de las pocas cosas que pueden delatar a las personas? Al no poder controlarse a conciencia, es posible que revelen algunas intenciones.
Cuando la mirada es sincera, se convierte en el puente entre dos almas
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 06 julio, 2023

A través de la mirada, las personas se pueden conectar con más integridad, con más sentido y seguridad. Esta idea viene reforzada por un razón: la mayoría de los movimientos y gestos pueden ser controlados a voluntad, si así se busca.

También se ha conseguido engañar a personas o han venido ciertas conductas encubiertas que esconden en ocasiones un doble propósito.

En cambio, la mirada así como los procesos relacionados con esta, por ejemplo la dilatación pupilar, están controlados por el sistema vegetativo autónomo. Por tanto, es un poco complejo provocar a voluntad que la mirada se dilate por esa emoción intensa cuando a alguien le atrae otro.

Ese brillo peculiar no atiende a falsos propósitos, sino a un cerebro dominado por la atracción y la sinceridad y sin duda suele reflejarse en los ojos.

La mirada sincera y los procesos que se reflejan en ella

Si los ojos son, como suele decirse, las ventanas del alma, esto es algo que la ciencia no puede demostrar. Porque hasta el momento el alma es algo intangible que solo la espiritualidad de cada uno puede entender.

Ahora bien, lo que sí está claro es que la mirada es sincera y es un arma de poder de conexión emocional de las personas e incluso con los animales. Los expertos en lenguaje corporal dicen que una de las partes más expresivas son, sin duda, los ojos.

El sentido de la vista

La pupila y los focos de nuestro interés

Un biosicólogo de la Universidad de Chicago experto en oftalmología y emociones, reveló a través de una investigación los aspectos interesantes sobre la dinámica de las pupilas.

Tal y como ya se ha señalado, las pupilas no se limitan a contraerse y dilatarse solo por los cambios de luz. También sucede en casos como:

  • Cuando se mantiene una conversación interesante.
  • A la hora de presenciar algo desagradable o que produce aversión e incomodidad.
  • También, al estar cerca de alguien que atrae de forma física.
  • Otro dato curioso demostrado en el estudio anterior es que cuando se lleva a cabo una actividad compleja y por fin se halla la solución, las pupilas se expanden.

La importancia del contacto visual

Un hecho habitual en las interacciones es esperar que el interlocutor mantenga el contacto visual mientras hay comunicación. Se busca ver si la mirada es sincera.

Es algo más que una forma de respeto: es un rasgo de atención, interés y reciprocidad. Por otra parte, cuando hay contacto visual constante de alguien que no se conoce puede ser intimidante.

Mirada a la izquierda, mirada a la derecha

Cuando se mantiene una conversación y la persona desvía de pronto la mirada a la derecha puede significar que omite algo. Esto no quiere decir que esté engañando de forma directa.

En ocasiones, puede solo intentar buscar el mejor modo de explicar un aspecto en concreto. También, cuando alguien desvía la mirada a la izquierda puede significar que intenta recordar algo.

Cuidado con las lágrimas

Ojo de mujer llorando.

Las lágrimas tienen una función socializadora, no sólo comunicativa, sino también integradora de las personas que experimentan emociones, iguales o similares, así se rezó en una investigación llevada a cabo en el año 2007.

Las lágrimas, en ocasiones, no son del todo sinceras. A diferencia de la contracción de la pupila, las lágrimas pueden aparecer si la persona así lo desea.

En ocasiones se busca un llanto o incluso iluminar la mirada con el brillo de unas lágrimas para hacer uso de esas emociones que suelen conectar a las personas para producir un acercamiento o un perdón.

A pesar de que el acto de llorar es algo que suele caracterizar a los seres humanos y a algunos animales como los elefantes o los gorilas, solo las personas pueden producirlas a voluntad.  Por ello, para intentar dilucidar o encontrar la sinceridad en una persona, no se debe atender por encima de todo la mirada en sí, sino los movimientos y la dilatación de la pupila.

Si alguien atiende al comunicarse y mantiene contacto visual, es probable que tenga interés. Es una persona fidedigna y confiable.


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