Una personalidad equilibrada no es perfecta, tiene defectos

Los rasgos que pueden determinar ciertos tipos de comportamientos aparentemente exagerados son fundamentales, en su justa medida, para lograr una personalidad equilibrada.

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Raquel Lemos Rodríguez

Última actualización: 09 julio, 2023

Todos aspiramos a tener una personalidad equilibrada. Que nos haga sentir bien con nosotros mismos y también con los demás. El problema es que creemos que esto tiene que ver con ser perfectos, y este error nos impide alcanzar ese equilibrio que anhelamos.

No es humano creer que hay alguien perfecto, porque todos nosotros estamos repletos de imperfecciones. Por eso, el primer paso para tener una personalidad equilibrada es aceptar este hecho: la imperfección es natural, es intrínseca al ser humano.

Porciones que enriquecen la personalidad

Creemos que muchos de los rasgos que tenemos son negativos cuando, en realidad, tienen muchos más beneficios de lo que pensamos. Así pues, hoy repasaremos algunos de los más habituales, esas porciones de nosotros mismos que rechazamos, pero que nos enriquecen y que definen la personalidad.

El miedo

El miedo es algo natural, nos puede salvar en innumerables ocasiones de un peligro. Toda personalidad equilibrada sabe que el miedo es algo positivo para ella, hasta que este se torna habitual. Si vivimos con un constante miedo a todo, si no sabemos enfrentarnos a los miedos, entonces tal vez este no sea enriquecedor para nosotros.

La indiferencia

Tal vez, ser indiferente no es un rasgo muy atractivo, aunque imagínate si no fuéramos indiferentes a todo lo que sucede. Entonces, tal vez, terminaríamos cayendo enfermos.

La indiferencia es necesaria para las personalidades equilibradas. Solo con esto, pueden lograr mantenerse sanas y protegerse, de alguna manera, de todo aquello que, si les preocupara, les haría enfermar.

Las obsesiones

Las obsesiones son, en general, negativas, pero esto es porque nos obsesionamos con cosas o personas que nos hacen daño. Es importante dejar algunas obsesiones de lado, que nos hacen sufrir y que nos limitan.

En cambio, es importante que nos centremos en aquellas positivas. De hecho, si nos obsesionamos en el trabajo con algún tema puede hacer que nos centremos en los detalles y que el resultado sea más fructífero y eficiente. Siempre y cuando sepamos decir basta y sea una obsesión con control y no sin medida.

El narcisismo

El narcisismo exagerado puede ser negativo, pero en la dosis exacta puede ser un gran rasgo para una personalidad equilibrada. Ya que tener un punto de amor propio puede ser positivo física y mentalmente, además de mejorar la autoestima.

Piensa que todos necesitamos una dosis de autoconfianza en nosotros mismos que nos inste a seguir los sueños, a lograr lo que deseamos y a seguir adelante. Si no creemos en nosotros mismos, ¿cómo podremos hacer esto?

En el equilibrio se encuentra la clave

Si aún piensas que estos rasgos pueden ser negativos, tenemos que decirte que la clave para una personalidad equilibrada se encuentra en el propio equilibrio de estos atributos. Sin embargo, conseguirlo puede resultar difícil para muchas personas.

Cuando nos obsesionamos no vemos más allá de nosotros mismos y empezamos a rechazar cualquier otro punto de vista que altere la visión. Es importante que intentemos encontrar el equilibrio sin caer en el extremo. Sin embargo, a veces no es fácil.

Lo mismo ocurre con el resto de los rasgos. Por ejemplo, una persona narcisista puede resultar verdaderamente intolerable, pero todos tenemos algo de ese rasgo dentro de nosotros mismos. Sin esto, nunca lograríamos alcanzar todo lo que nos podamos proponer.

Nunca te dejes llevar por estos rasgos que pueden transformarte en una persona egocéntrica, indiferente y temerosa. En tus manos está conseguir esa personalidad equilibrada tan anhelada, llena de defectos, pero que nos hará ser perfectos imperfectos.