8 tips para expresar tu opinión

A la hora de expresar tu opinión, es muy importante saber mantener la calma, usar un tono firme y manejar los datos necesarios para poder respaldar tu punto de vista.
8 tips para expresar tu opinión
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Yamila Papa Pintor

Última actualización: 23 mayo, 2023

Qué difícil puede ser a veces decir aquello que sentimos o pensamos… Sin embargo, debemos hacerlo, ya que guardarnos todo podría hacernos daño más adelante. ¿Tienes dificultades para hacerlo en tu día a día? Si es así, calma. A continuación te damos algunas recomendaciones para que puedas hablar con los demás acerca de tus ideas o emociones.

Expresar tu opinión no tiene por qué ser algo tedioso, vergonzoso o estresante.

Expresar tu opinión: más allá de una necesidad

Uno de los principales miedos que sentimos al expresar nuestra opinión es el temor a provocar una discusión. A menudo sucede que nuestras opiniones no coinciden con la nuestro interlocutor. Mas, eso no debería ser un obstáculo para que expresemos nuestro punto de vista.

En dado caso, el disenso es parte inseparable de la dialéctica de la comunicación. Así las cosas, todos tenemos derecho a decir aquello que pensamos, siempre y cuando partamos del respeto hacia el otro. Y, en esa misma medida, nuestro interlocutor debería hacer lo mismo para con nosotros. Todos tenemos derecho a la libertad de expresión.

He aquí, pues, algunos consejos que te ayudarán a expresar tus opiniones.

1. Conócete a ti mismo

Conócete a ti mismo

Para poder expresar tu opinión, es fundamental que sepas bien cómo cuáles son tus sentimientos con respecto del tema en cuestión. Transmitir ideas puede ser fácil, pero no siempre es así. Sobre todo, cuando suponen una carga que gravita en nuestro interior. Por ejemplo, si deseas hablar sobre un problema que te angustia, quizás optes por callar para no revivir dolores del pasado.

  • Conocernos a nosotros mismos nos permite darnos cuenta de en qué momento o situación y ante qué persona merece la pena hablar sobre cada tema.
  • Además, nos permite expresarnos con total autenticidad y claridad.

Reflexiona un momento antes de expresar tu opinión y dale forma a la idea, según tu manera de ver las cosas, para facilitar que los demás la comprendan.

2. Hazte respetar

Cuando ya conozcas bien tus pensamientos y sentimientos, el siguiente paso es darlos a conocer. Por supuesto, si la conversación versa sobre un tema sensible, es muy probable que la reacción de tu interlocutor sea adversa a tu punto de vista. Sin embargo, hablando con respeto y buena disposición, se pueden conseguir muchas cosas. Si no estás del todo seguro de tus emociones o ideas, será mejor esperar un poco. Así, evitarás que te traten mal, se burlen de ti o quieran imponer sus opiniones.

3. Mentén la ecuanimidad

Es verdad que, en ocasiones, es difícil serenarnos porque las emociones desempeñan un rol muy importante. Sin embargo, debes esforzarte para apoyar tu argumentación en ideas racionales.

  • Respira profundamente para serenarte e intenta hablar despacio.
  • Deja de lado cualquier idea negativa o que no te permita avanzar.
  • Si comienzas de forma positiva, tendrás más posibilidades de lograr tus objetivos.
  • Si la conversación subiera de tono, trata de apartar sentimientos como la angustia, la frustración o la ira.

4. Identifica aquello que te limita

¿Eres una persona que suele llorar ante las emociones fuertes? O quizás, ¿de los que gritan y se enojan? Cualquiera sea tu caso, debes tratar estas limitantes para que no te jueguen una mala pasada cuando intentas expresar tu opinión. Una buena manera de no arriesgarte a que las emociones tomen el control es ir muy despacio en la conversación.

Es decir, guardándote algo de información para más adelante. Así, puedes ir “probando” cómo te sientes y cómo reacciona el otro. Dicho de otro modo, no te lances a la piscina sin antes cerciorarte de que tenga agua. Así, evitarás consecuencias negativas.

5. Habla con argumentos

Habla con argumentos

Es muy importante que te prepares bien antes de iniciar la conversación, ya que la información adecuada puede ser de gran utilidad. De nada sirve decir “porque sí” ante una idea. Es mejor fundamentarla con hechos, ejemplos, documentación o los argumentos necesarios para convencer al otro. Al menos, para que te escuche y preste atención.

Hablar con propiedad también significa poder expresar tu opinión. Para ello, necesitas tomarte un instante para planificar aunque sea someramente tu estrategia comunicativa. No hace falta ser un experto en un tema, sino utilizar datos que avalen tu punto de vista.

6. Utiliza un tono firme

No nos referimos gritar ni a dar órdenes. Pero, tampoco conviene que tiemble la voz ni que sea muy baja. Hacerlo nos convierte a los ojos del contrario, en personas débiles e inseguras. Justamente, lo que necesitas que no ocurra, sobre todo, si el tema, por su naturaleza, fuera algo sensible.

Tómate el tiempo necesario para pensar, hilar tus ideas y apoyarlas con datos. No balbucees. No grites. No hables demasiado rápido. Nada de esto ayuda. Ser autoritario no es bueno, pero ser firme sí.

7. Evita que te manipulen

Evita que te manipulen

Si no solemos expresar nuestras opiniones muy a menudo, con frecuencia sucede que el interlocutor se aproveche de ello y quiera imponer sus ideas. Eso no quiere decir que lo haga de manera premeditada: Todo depende de la personalidad de cada uno.

Puedes escuchar atentamente aquello que el otro tiene que decir y combinarlo con tus propias ideas. Desecha lo que consideres innecesario o poco conveniente, pero quédate con lo que pueda servir.

8. Evita la terquedad

No sirve de nada ser terco; no conseguirás demasiado con ello. Abrirte a los demás es una de las mejores maneras de imponer tus ideas. Así es, como lo lees. Si demuestras una actitud de acuerdo entre ambas partes, tu interlocutor no se sentirá atacado ni querrá obligarte a cambiar de parecer.

Piensa en una conversación como si fuese una reunión de negocios donde se debe llegar a un acuerdo. Para ello, ambos tienen que ceder en algunas cosas e imponerse en otras. Puedes comenzar aceptando algo, para que el otro se sienta en la obligación de concederte algo.

Negociar parece ser la palabra de toque. No lo olvides.


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