El abuso verbal: ejemplos y recomendaciones

Nadie tiene el derecho a insultar, menospreciar o denigrar a otro ser humano. Las relaciones interpersonales deben basarse en el respeto.
El abuso verbal: ejemplos y recomendaciones
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Virginia Martínez

Última actualización: 28 septiembre, 2022

El abuso verbal es, como su propio nombre indica, un tipo de agresión hacia el otro. Por esta razón, no debe ser permitido. De hecho, deben tomarse medidas y ser denunciado; ya que atenta contra la dignidad de una persona, la víctima.

Quizás no sea fácil de asumir o de distinguir. Por eso, te mostramos algunos ejemplos y recomendaciones para que estés alerta.

¿Qué es el abuso verbal?

El abuso verbal se define como un “uso excesivo del lenguaje para minar la dignidad y la seguridad de alguien a través de insultos o humillaciones, de forma súbita o repetida”. 

Su misma definición indica que puede presentarse de diversas formas. Es decir, puede ser un insulto, un comentario grosero, etc. De este modo, la dignidad y la autoestima de la persona abusada se ven afectadas por el abusador, que considera que tiene la “autoridad” o el “privilegio” de poder atacar de este modo a otro ser humano.

El abuso verbal, como tipo de abuso emocional, se da en cualquier ámbito y afecta a cualquier persona. En este sentido, es posible que esté presente entre niños, adolescentes, adultos o personas mayores. Además, puede ocurrir en diferentes ámbitos como la pareja, entre amigos, en el trabajo, etc.

¿Qué incluye el abuso verbal?

El abuso verbal en las discusiones de pareja
Si no existe suficiente asertividad, cualquier discusión puede derivar en abuso verbal recurrente.

El abuso verbal no deja moratones ni heridas, pero es también un tipo de maltrato y agresión. No obstante, es más difícil de detectar.

Según explica la especialista Sharon W. Stark, puede incluir:

  • Arrebatos agresivos (insultos y humillaciones).
  • Acusaciones.
  • Culpar a la otra persona.
  • Juzgar y criticar de forma humillante o grosera.
  • Minimizar, desvalorar a la víctima.
  • Desprecio.
  • Ordenar, pedir las cosas exigiéndolas, hablar gritando.
  • Amenazas.
  • Apodos humillantes o denigrantes.

El abuso verbal hace referencia a insultos y a un comportamiento denigrante hacia otras personas.

En ocasiones, es posible perder los nervios y “pasarse de la raya”. Sin embargo, hay que recapacitar a tiempo y pedir perdón reconociendo el daño causado a la otra persona.

Por otra parte, el abuso verbal es una práctica reiterada y consciente para humillar y denigrar a la otra persona a la que el abusador considera inferior.

Ejemplos de abuso verbal

A continuación, te presentamos algunos ejemplos:

  • En la pareja. Uno de los integrantes de la pareja “ordena” cosas en lugar de pedirlas. Además, grita con prepotencia; humillando al otro. El abusador considera que la otra persona está a su servicio y que no tiene valor alguno. Además, cree que es obligación de la víctima “servirle”.
  • En el grupo de amigos. El abusador utiliza apodos humillantes e hirientes. Además, puede incluso amenazarle o menospreciarle delante del grupo.
  • En el trabajo. El jefe ordena utilizando comentarios groseros – incluso delante del resto de compañeros – para referirse a un trabajador o a su trabajo. Existe vejación en público o en privado. Su crítica es constante, humillante y no constructiva.
  • Personas mayores. Por ejemplo, un cuidador insulta al anciano y le ordena hacer cosas sin respetar su persona; menospreciándole y humillándole.
  • En las relaciones paternofiliales. Se usan apodos denigrantes para el niño, se le insulta o se le desvalora diciéndole que no sabe hacer nada o que es un inútil. En especial, las marcas que deja el abuso en los niños pueden ser arrastradas hasta la edad adulta.

¿Qué hacer?

El primer paso es reconocer que existe abuso verbal. En efecto, lo principal es identificar el problema porque, si no lo haces, no podrás tampoco hacer nada para evitarlo.

En segundo lugar, hay que poner límites. De hecho, estos límites deberían existir desde antes incluso de que la relación se establezca; de forma que el abusador comprenda que no tiene el privilegio o el derecho de humillar.

Mujer con las manos en la cara víctima de un abuso
Ante cualquier situación de abuso, se deben poner límites y denunciar.

Por otra parte, si poniendo límites el abuso no cesa, es el momento de buscar ayuda (la cual dependerá del ámbito en que se de el abuso). Así, por ejemplo, si el abuso verbal se da en la pareja, un terapeuta o persona de confianza podría intervenir. Pero si hay maltrato, tal y como recoge un artículo publicado por la Revista de Medicina Legal de Costa Rica, debe denunciarse.

No obstante, si el abuso verbal se da entre menores en el colegio, la víctima debe ponerlo en conocimiento del centro y de sus padres, de forma que se ponga en marcha el protocolo contra el acoso escolar.

¿El miedo te impide actuar?

En cualquier caso, pedir ayuda o denunciar es el paso más importante. Pero no es fácil, y a veces la víctima debido a su baja autoestima ha creado una relación de dependencia con el maltratador.

Otras veces, el miedo a las consecuencias evita que las personas que sufren abuso lo denuncien o soliciten ayuda. De hecho, el abusador puede amenazar si se hace algo así (por ejemplo, el jefe amenaza con el despido).

De este modo, el paso más importante y fundamental es perder el miedo y denunciar este tipo de abuso. Solo así parará y la víctima podrá, al fin, recuperar su autoestima y dignidad.


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