Cómo afrontar el chantaje emocional

El chantaje emocional está presente en muchas situaciones del día a día. Sin embargo, cuando se prolonga en el tiempo, resulta muy perjudicial. ¿Qué hacer al respecto? ¿Cómo reconocerlo?
Cómo afrontar el chantaje emocional
Montse Armero

Revisado y aprobado por la psicóloga Montse Armero.

Escrito por Montse Armero

Última actualización: 06 julio, 2020

Para muchas personas, el chantaje emocional es una forma de relacionarse en su día a día. En líneas generales, consiste en la manipulación de otras personas para obtener un beneficio propio. Si bien puede darse en un contexto concreto como una manera de conseguir algo, en muchas ocasiones forma parte de un patrón de comunicación disfuncional.

En una sociedad como la nuestra, todos podemos ser chantajistas emocionales. Incluso, es posible que hayamos tenido esta conducta en más de una ocasión sin ni siquiera darnos cuenta, y no por ello nos hemos convertido en personas manipuladoras y perversas.

De entrada, parece una forma fácil de hacer cambiar el modo de pensar del otro. Sin embargo, es una manera inadecuada de interactuar, y quien la ejerce demuestra tener pocos recursos comunicativos y emocionales.

Los diferentes roles en el chantaje emocional

Cuando se da un chantaje emocional continuado, hay dos sujetos diferenciados: el chantajista y el chantajeado. Y aunque todas las personas son diferentes, aquellos que ejercen este comportamiento con más vehemencia suelen compartir una serie de características tales como:

  • Necesitan controlar a los demás y todo debe hacerse tal y como ellos quieren.
  • Provocan un profundo sentimiento de culpa en la otra persona.
  • Utilizan las debilidades del otro para sacar provecho de la situación.
  • Potencian que la relación con la otra persona esté basada en la necesidad.
  • Tienen miedo al abandono y a perder el control.
  • Su relación con los demás no es de igual a igual, sino que está descompensada y ejercen un poder sobre el otro.
  • Llevan muchos años actuando del mismo modo, muchas veces aprenden este patrón comunicativo en la infancia.
  • Buscan el reconocimiento y la atención a través del enfado o del llanto.
  • En muchas ocasiones, «compran» al otro mediante regalos y caprichos para asegurar que no se aleje de ellos.
  • Presionan, coaccionan, amenazan e incluso pueden ejercer la violencia para que suceda lo que ellos desean.
Los diferentes roles en el chantaje emocional
En el chantaje emocional, una de las partes quiere que todo se haga a su manera. Siente una constante necesidad de controlar.

Por su parte, las personas chantajeadas acostumbran a tener las siguientes características en común:

  • No saben poner límites a los demás.
  • Suelen tener una baja autoestima.
  • Ceden su poder de decisión al otro, al menos en el ámbito en el que son chantajeadas.
  • Sienten una gran culpabilidad y por ello no actúan como quisieran.
  • La situación las desestabiliza emocionalmente de forma significativa.
  • Tienen miedo al rechazo y por ese motivo ceden a las exigencias del chantajista.
  • Sienten inseguridad, ansiedad y tristeza.
  • Se avergüenzan de la situación pero no saben cómo salir de ella.

Tipos de chantajistas

Las personas que ejercen el chantaje emocional no lo hacen todo de la misma manera. Así, podemos diferenciar los siguientes subtipos.

Castigadores

Consiguen lo que quieren a costa del sufrimiento. Acostumbran a manifestar un exceso de ira, y son agresivos en menor o mayor medida. Esto puede incluir conductas como:

  • Dejar de hablar como castigo.
  • Un tono de voz inadecuado.
  • Insultos, gritos o palabras ofensivas.
  • Descalificaciones.
  • Humillaciones.
  • Cualquier tipo de violencia física.

Autocastigadores

Dirigen las amenazas hacia ellos mismos y enfatizan lo que sucederá si las otras personas no hacen lo que desean. Un ejemplo de ello sería decir… «ojalá no me pase nada estos días que me dejas solo».

Víctimas

Amenazan con sufrir si no hacemos lo que ellos quieren. Además, se basan en que su sufrimiento es culpa de los demás. Este tipo de mensaje es propio de personas reactivas, es decir, que no asumen ninguna responsabilidad sobre su conducta y lo que les sucede. Frases como «después de todo lo que he hecho por ti» o «sin ti no soy nada»,  serían algunos ejemplos.

Mujer haciendo chantaje emocional
Victimizarse es otra forma de chantaje emocional. Quienes tienen esta conducta suelen culpar a otros de sus penas.

Seductores

Son personas que nos embaucan prometiéndonos algún tipo de bien, sea material, amoroso o una promoción laboral. Sin embargo, cualquier beneficio que podamos obtener se ve condicionado a que nuestra conducta sea como ellos desean.

¿Cómo afrontar el chantaje emocional?

En ocasiones, el chantaje en el que nos vemos sometidos puede darse de manera muy obvia y poco elaborada, lo que nos permitirá reaccionar con más facilidad.

Sin embargo, no siempre es así, y en determinadas circunstancias resultará mucho más difícil de detectar y evitar, sobre todo si se alarga en el tiempo. Por ello, es importante que tengamos los siguientes aspectos presentes:

  • Reconocer el chantaje. Como en cualquier situación, ser consciente de lo que sucede es el primer paso para poder empezar a solucionarla.
  • Aceptar la parte de responsabilidad en la situación vivida.
  • Establecer límites. Con ello evitaremos tener una relación desgastada y disfuncional.
  • Dejar de ceder el poder a la otra persona.
  • Mejorar la asertividad y aprender a decir no.
  • Reforzar nuestra autoestima mermada por la situación.
  • Aprender estrategias de resolución de conflictos para llegar a acuerdos sanos con los otros.
  • Recuperar las necesidades propias que podemos haber descuidado por hacer las cosas tal y como quería la otra persona.

Reflexiones sobre el chantaje emocional

El chantaje emocional puede estar presente en nuestro día a día de muchas formas; cómo se relacionan nuestros hijos con nosotros para conseguir salirse con la suya, un compañero de trabajo que intenta manipularnos en su propio beneficio o cómo nuestra pareja logra hacernos ceder.

Por ese motivo, es importante aprender a detectar si nuestras relaciones con los demás son lo suficiente sanas y equilibradas. En caso contrario, debemos analizar cuáles son nuestras mayores debilidades, ya que estas pueden hacer que seamos vulnerables a la manipulación.

Si la situación nos está perjudicando demasiado y no podemos controlarla, lo mejor es buscar ayuda profesional. El psicólogo puede orientar sobre varias estrategias para alejar a las personas que tratan de manipularnos.


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