Antibióticos naturales: ¿mito o realidad?

Ni el ajo, ni el propóleo, ni la cebolla son realmente "antibióticos naturales" capaces de tratar infecciones y problemas de salud.
Antibióticos naturales: ¿mito o realidad?
Nelton Abdon Ramos Rojas

Revisado y aprobado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas.

Última actualización: 10 julio, 2023

El ajo, la miel, el propóleo, la cebolla y otros alimentos, hierbas y plantas han sido considerados como antibióticos naturales, útiles en caso de infección. A la par de ello, se han propuesto diversas combinaciones de ingredientes en recetas que se utilizan tanto a modo de prevención como tratamiento de enfermedades. Sin embargo, ¿son realmente tan eficaces como se quiere creer? 

Se ha afirmado que hay alimentos como el ajo y la miel que, no solo tienen múltiples propiedades beneficiosas para la salud, sino que además refuerzan el sistema inmunitario, protegiéndolo de infecciones y, supuestamente, haciéndolo más fuerte.

Aunque en su momento se haya considerado que, por ejemplo, el ajo podría ser un alimento con potencial para el tratamiento de ciertas infecciones, los investigadores han llegado a la conclusión de que su uso común (entero, pelado, machado, mezclado con otro ingrediente, consumido solo en ayunas) no brinda los beneficios que tanto se desea obtener de forma directa. Así pues, de momento, se considera que solo su inclusión dentro de una dieta equilibrada puede realizar un aporte a la salud en líneas generales.

Muchos mitos provienen de la desinformación

Quimiofobia, el temor excesivo a los químicos

La quimiofobia y el ansia por obtener una protección total al momento han provocado que, a menudo, las personas recurran a los supuestos antibióticos naturales y todo tipo de remedios caseros y productos con grandes expectativas y descuiden los consejos de su médico, en pro de consumir algo que supuestamente brinda beneficios “inmediatos” o a corto plazo, sin que haga que hacer ningún otro tipo de esfuerzo.

Para gozar de salud y bienestar hay que ser sensatos y coherentes día a día. De nada sirve beberse un zumo de naranja en el desayuno para “fortalecer el sistema inmunitario” si luego no llevamos una dieta adecuada y nuestro estilo de vida es sedentario.

El miedo a lo químico y la creencia de que toda sustancia añadida a un alimento resta salud y causa perjuicios es una idea muy popular, producto de la falta de información sobre el tema, la tergiversación de la evidencia que aporta la literatura científica, los mitos promovidos por la publicidad y otras cuestiones que causan una gran confusión y, por tanto, miedo y rechazo a lo que indica el médico. Sobre todo porque se tiende a caer en la generalización de “natural vs. químico”, sin tener en cuenta que esto en realidad, no se da así. 

Muchos medicamentos provienen de los principios activos de plantas y alimentos, por tanto, no son una contrapartida a lo “natural” sino más bien una forma mejorada y segura de lo que la naturaleza brinda.

No es bueno apresurarse a sacar conclusiones

Por ello, es recomendable procurar informarse bien mejor al respecto y evitar realizar conclusiones precipitadas acerca de los alimentos. Por ejemplo, un producto con conservantes no es perjudicial solo por el hecho de tenerlos. Es perjudicial solo si lo consumimos en cantidades exageradas, como sustituto de comidas.

Otro ejemplo muy común de lo anterior es la creencia de que un alimento como el ajo puede tratar infecciones. Esto es porque se sabe que dicho alimento ha sido muy estudiado porque ha demostrado tener potencial antibiótico ante ciertas infecciones, sin embargo, el mecanismo de acción no es tan sencillo como se suele imaginar. Así, comerse un diente de ajo pelado en ayunas no funciona tal y como se pretende.

Hay que tener siempre presente que es la suma de buenos hábitos de vida lo que realmente puede brindar beneficios a la salud. No el consumo (puntual o regular) de un alimento en concreto o un remedio casero. De ser así de sencillo, muchas cosas serían diferentes en lo que respecta al tratamiento de molestias y enfermedades.

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¿Qué es un antibiótico?

Trimetoprima con sulfametoxazol
La elección entre un tipo de antibiótico u otro varía en función del microorganismo que causa la infección y su severidad.

El Manual MSD explica que: “los antibióticos (antibacterianos) son fármacos derivados, por completo o en parte, de bacterias o mohos, y se utilizan para tratar infecciones bacterianas. Son ineficaces contra las infecciones víricas y las micosis” y aclara que su función cosiste en atacar los microorganismos (deteniendo su reproducción o bien facilitando su eliminación a través de las defensas naturales del organismo).

En otras palabras: un antibiótico es un medicamento que mata o impide la reproducción de microorganismos (generalmente bacterias) que enferman al cuerpo.

Cuando el médico lo preescribe, lo hace en una dosis y un periodo de tiempo determinado para asegurarse no exponer al paciente a complicaciones. Por ello, este tipo de medicamento no debe utilizarse de manera indiscriminada. Su uso excesivo causa resistencia, cosa que obliga a utilizar antibióticos más fuertes, con efectos adversos para el organismo.

Cuando se hace un uso adecuado de los medicamentos, no es necesario recurrir a remedios naturales (ni siquiera como tratamiento coadyuvante), sino a un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada.

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Los antibióticos naturales se pueden aprovechar en contextos concretos

En diversos estudios, al ajo, la cebolla, el propóleo, el limón, el jengibre, el romero y a otros alimentos han demostrado tener propiedades varias con un potencial medicinal en contextos concretos, lo cual resulta positivo, pues indica que podrían aprovecharse para obtener beneficios. No obstante, la forma de aprovechar tal potencial aún está bajo investigación, ya que en muchos casos no está del todo claro el mecanismo.

Por lo tanto, no está mal consumir cebolla, ajo o limón con regularidad para gozar de buena salud, siempre y cuando se haga en el marco de un estilo de vida saludable, pues al final, es la suma de buenos hábitos de vida lo que brinda beneficios, no el consumo de un alimento o un remedio en concreto.

En conclusión, lo que comúnmente llamamos “antibióticos naturales” pueden ser buenos complementos a una dieta balanceada, mas no una solución como tal a los problemas de salud que podamos tener.


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  • Estrada Orozco SP. Determinación de la actividad antibacteriana in vitro de los extractos de romero (Rosmarinus officinalis) y tomillo (Thymus vulgaris). Escuela Superior Politécncia de Chimborazo. Ecuador. (2010)

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