Burnout parental: ¿qué es y cómo superarlo?

El burnout es un síndrome que aparece como respuesta a un estrés prolongado al ejercer la paternidad. En este artículo te explicamos todos los detalles y cómo afrontarlo de la mejor manera posible.
Burnout parental: ¿qué es y cómo superarlo?
Montse Armero

Escrito y verificado por la psicóloga Montse Armero.

Última actualización: 06 julio, 2023

El burnout parental es un estado psicológico de malestar crónico que surge cuando el adulto no tiene los recursos suficientes para lidiar con el estrés que le genera la paternidad. En general, se caracteriza por agotamiento psicológico extremo, pérdida de realización parental y distanciamiento emocional de los hijos.

El concepto de burnout parental es relativamente nuevo. Surgió en la década de 1980 cuando se observó que afectaba a padres de niños con alguna enfermedad crónica o severa. Sin embargo, desde hace más o menos una década, los padres han ido manifestando cada vez más este síndrome.

En el contexto social actual hay mucha presión sobre los padres. La llamada paternidad positiva les demanda cuidar de sus hijos con un nivel de implicación nunca visto hasta ahora. Así, de alguna manera se exige que los padres proporcionen a sus hijos una buena educación, seguridad económica, estabilidad emocional, una buena autoestima, alimentación saludable y un largo etcétera imposible de cumplir.

La existencia de redes sociales en las que podemos ver a padres y madres que parecen vivir en un mundo idílico de fantasía, no ha hecho más que perjudicar aún más la sensación de insatisfacción que tienen muchos padres con sus vidas reales.

Características del burnout parental

La mayoría de los padres conocen lo que es el estrés parental. Es sabido que los hijos proporcionan un gran nivel de satisfacción y realización personal, pero también pueden generar momentos muy estresantes.

En la mayor parte de las ocasiones, los padres aprenden a lidiar con estos momentos puntuales de estrés. Sin embargo, alrededor de un 5 % de los padres acaba desarrollando el síndrome de burnout parental.

Este síndrome se caracteriza por una serie de situaciones, vivencias y emociones como las siguientes:

  • Pérdida de la realización personal por ser padre.
  • Agotamiento extremo.
  • Desgaste parental.
  • Distanciamiento emocional de los hijos.
  • Ideas de fuga.
  • Pensamientos negativos recurrentes del tipo «no puedo soportarlo más», «no aguanto a mis hijos».
  • Vivencia de la paternidad como una obligación o desgracia.

Factores de riesgo del burnout parental

Aunque el burnout parental se manifiesta tanto en hombres como en mujeres, ellas presentan el doble de posibilidades de padecerlo. Otras personas con más riesgo son quienes tienen bajos recursos emocionales, trastornos mentales, rasgos muy perfeccionistas, padres solteros con hijos pequeños, progenitores con poco apoyo social o con pobres recursos económicos.

Si centramos la atención en los niños, los padres que tienen hijos con algún tipo de necesidad especial tienen mucho más riesgo de sufrir burnout parental. Estas pueden ser desde algún tipo de enfermedad o discapacidad, un trastorno del espectro autista o algún trastorno de la conducta, por ejemplo.

Padre con burnout parental.
Esta situación lleva a un distanciamiento entre padres e hijos, con menor comunicación y peor vínculo.

Consecuencias de vivir una paternidad estresante

Las consecuencias de sufrir burnout parental dependerán en gran medida del tiempo que se experimenta, de las características personales y de otros factores, como si se solicita ayuda o no. Algunas de las más destacables son las siguientes:

  • Sentimiento de culpabilidad y vergüenza.
  • Aumento de la irritabilidad.
  • Trastornos del sueño.
  • Niveles de cortisol elevados.
  • Ansiedad, tristeza o depresión.
  • Dolores frecuentes de cabeza o malestar digestivo.
  • Dificultad de concentración.
  • Conflictos de pareja.
  • Deterioro de la relación padres-hijos.
  • Incremento del consumo de alcohol o sustancias psicoactivas.
  • Aparición de violencia psicológica y física.
  • Ideación suicida en casos extremos.

Cómo prevenir el burnout parental

Una de las mejores formas de evitar el burnout parental es seguir una serie de conductas que están al alcance de la mayoría. Veamos algunas de ellas.

Reducir las expectativas

La autoexigencia a la que se someten los padres con burnout es alta. Piensan que tienen que ser padres perfectos, aportando a sus hijos todo lo que ellos no tuvieron y añadir cada nueva estrategia que se demuestra que puede beneficiarles, como mindfulness para niños, ajedrez, tocar un instrumento, clases de oratoria o deportes en equipo.

La realidad es que la vida es compleja. Aunque dar lo mejor a los hijos es deseable, no siempre es posible proporcionarlo; al menos no en todos los ámbitos. Por tanto, los padres deben aprender a ajustar las expectativas a sus recursos disponibles.

No rendirse

Cuando uno sufre burnout laboral siempre tiene la opción de renunciar a ese trabajo. En cambio, se es padre para toda la vida y tirar la toalla no es una opción. No hay que olvidar que la mayoría de las veces la situación puede mejorar, aunque en los momentos más estresantes no sepamos cómo.

Lo importante es que los hijos no perciban que sus padres han claudicado, pues esto no hará más que empeorar la situación. Un hijo que piensa que no le importa a sus padres y se siente abandonado, es muy posible que tarde o temprano acabe por tener conductas disfuncionales.

Buscar un espacio propio

Si la persona que sufre burnout parental ejerce la paternidad en solitario, es muy importante que busque momentos en los que pueda dedicarse un tiempo para sí misma. Lejos de ser un acto egoísta, reservar un tiempo personal ayuda a recuperar la energía. Cuidar bien de uno mismo es clave para poder cuidar bien de los demás.

En caso de que la paternidad sea conjunta, es aconsejable que la pareja busque espacios para que ambos progenitores puedan disponer de un tiempo en solitario. Pero no para ocuparse de tareas de la casa o trabajar, sino un tiempo de calidad para desconectar del núcleo familiar y volver a casa renovado.

Madre disfruta un tiempo en solitario para evitar el burnout parental.
El tiempo de calidad para uno mismo es imprescindible si queremos volver a la paternidad con energías renovadas.

Conversar con alguien de nuestra confianza

Cuando una persona sufre burnout parental es posible que piense que es un mal padre, una mala persona y que a nadie le pasa lo mismo. Sin embargo, la realidad no es así.

Solo tenemos que pensar, por ejemplo, cuántos millones de padres sufrieron en algunos momentos una experiencia similar. Así, compartir nuestras inquietudes con alguien que pueda estar viviendo o haya pasado por algo parecido puede aliviar mucho el sufrimiento.

Solicitar ayuda en nuestro entorno

Algo que puede funcionar cuando un progenitor está agotado es recurrir a ayuda externa. Esta puede venir desde unos amigos que se quedan con los niños una tarde, algún familiar que pasa con ellos el fin de semana o directamente contratar a alguien.

Pedir ayuda a los demás nos aleja de la sensación de soledad. Por ello, es una estrategia a tener muy en cuenta.

Pedir ayuda profesional

Cuando un progenitor nota que lleva un tiempo viviendo la paternidad de una forma estresante y nada de lo que ha probado funciona, es un buen momento para plantearse la ayuda profesional. Hay psicólogos especialistas en gestión del estrés que pueden proporcionarnos numerosas herramientas y estrategias para afrontar la paternidad de una forma mucho más sana.

Reflexiones finales sobre el burnout parental

La sociedad actual es cada vez más compleja y son muchos los padres que viven la paternidad desde un nivel estresante. Cada uno debería saber dónde está su límite y cuánto estrés es capaz de gestionar sin que su salud física y mental se resienta.

Hay personas que encuentran las estrategias adecuadas y capean la parte más complicada de la paternidad bien. Hay personas que no. Todos somos diferentes y tenemos unas circunstancias particulares.

Por ello, si es tu caso y la paternidad hace tiempo que te sobrepasa, no deberías esperar a que la situación cambie por sí sola, pues casi nunca lo hace. Si has intentado algunas técnicas o métodos de crianza y tu nivel de estrés te supera, puede que haya llegado el momento de pedir ayuda.

Un profesional, como un psicólogo clínico o un psicólogo general sanitario, será probablemente quien mejor te pueda ayudar a gestionar tu estado emocional actual. Si no conoces ninguno, puedes preguntar en el colegio oficial de psicólogos de tu región o país y allí te asesorarán.


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