Cómo aprender a nadar en la piscina

Si quieres aprender a nadar en la piscina, es importante que empieces en zonas donde hagas pie para evitar así el miedo a ahogarte.
Cómo aprender a nadar en la piscina

Última actualización: 09 julio, 2023

Muchas personas posponen el aprender a nadar porque tienen miedo a ahogarse. Aprender a nadar en la piscina puede darnos una mayor seguridad que si lo intentamos en una playa. El oleaje y los posibles remolinos que a veces se forman en la orilla y nos arrastran puede generarnos mucho miedo, lo que no nos ayudará a aprender a nadar.

La natación es el deporte más completo porque es un ejercicio aeróbico en el que se ven implicados dos tercios de los músculos del cuerpo, potenciando la fuerza, la resistencia y la flexibilidad. Además, se puede practicar a cualquier edad, el riesgo de lesiones es menor y su práctica habitual tiene beneficios para el cuerpo a medio y largo plazo.

Practicar la natación aporta beneficios a tu salud como:

  • Quema grasas.
  • Beneficios neuronales.
  • Beneficios psicológicos.
  • Mayor flexibilidad y elasticidad.
  • Mejora el sistema respiratorio y la capacidad pulmonar.
  • Ayuda a combatir enfermedades crónicas como el asma, la diabetes o el colesterol.

La piscina es un lugar seguro en el que podemos aprovechar las zonas menos profundas para aprender a nadar. Además, al tener escaleras y lugares a los que aferrarnos, sabremos que no correremos el peligro de ahogarnos.

En este artículo, te contamos los pasos a seguir para aprender a nadar en la piscina.

Escoge un lugar en el que hagas pie

Aprender a nadar en la piscina es importante.
Aprender a nadar es muy útil.

Para aprender a nadar en la piscina es necesario que nos pongamos en la parte en la que hagamos pie y el agua no nos cubra mucho. Si, aun haciendo pie, el agua nos llega por encima del pecho, esto puede generarnos mucha ansiedad (o incluso hidrofobia) y repercutirá negativamente en nuestro intento de aprendizaje.

Lo importante es que nos sintamos tranquilos y relajados, de lo contrario, será imposible aprender a nadar.

Agarrándonos a una escalera o a uno de los bordes de la piscina, vamos a dejar que nuestro cuerpo flote y moveremos los pies. Esto nos brindará la suficiente confianza para saber que no nos vamos a hundir. Podemos probar con diferentes movimientos de pies que corresponden a distintos estilos de natación.

Una vez controlamos el movimiento de los pies, el estilo que deberíamos cultivar primero es el conocido coloquialmente como “braza”. Las piernas se encogerán y se estirarán al mismo tiempo que los brazos lo hacen hacia el frente. Para avanzar trazarán un círculo hacia atrás para luego volver adelante.

Para sentirnos más seguros antes de empezar a bracear solos, podemos aumentar nuestra seguridad sujetándonos a un flotador o ayudándonos de alguien que nos sostenga mientras movemos los brazos. De esta manera, ganaremos confianza.

Técnica de respiración

Aprender a nadar en la piscina no solo requiere destreza física, sino que también es importante atender a la respiración. Esta acompañará nuestros movimientos, además de permitirnos estar más o menos tiempo nadando.

Cada estilo de natación tiene su propia técnica de respiración. Aquellos que requieren sumergir la totalidad de la cabeza ayudan a mantener un ritmo al respirar. Cuando la cabeza está fuera del agua es necesario dar una bocanada grande de aire. En un principio, es normal que no inspiremos el suficiente.

La razón es que aprender a nadar nos ayuda a aumentar nuestra capacidad pulmonar. Así pues, hasta que no hayamos practicado lo suficiente, sentiremos que nos falta el aire o que nos ahogamos.

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Añade dificultad

Aprender a nadar en la piscina toma su tiempo.
El avance es progresivo, aunque puede ser lento.

A medida que vayamos aprendiendo a sentirnos más seguros nadando, a realizar correctamente el estilo de braza y a respirar sin agotarnos tanto, debemos ir añadiendo dificultad. A continuación te dejamos algunas ideas:

  • Prueba a que te cubra más el agua: aunque continúes dando pie, prueba a acercarte más a la zona de la piscina donde te cubra más. Pondrás a prueba tu confianza y, poco a poco, conseguirás nadar donde no hagas pie sin tener miedo a ahogarte.
  • Practica otros estilos de natación: cuando domines el estilo más básico, no te quedes con él. Hay otros muchos estilos de nado como la mariposa o el crol. Añadir dificultad te permitirá ser más diestro a la hora de nadar y mejorarás en esta habilidad.

Recuerda, aprender a nadar debe resultarte una experiencia agradable. No te presiones, disfruta el proceso y atiende a las recomendaciones del profesor o entrenador, tanto en persona como en línea, según prefieras. Poco a poco te irás soltando y sintiendo mejor. ¡Ánimo!


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