La sensibilidad dental es molesta y se produce a partir de hábitos poco saludables, de alimentos determinados, o de procedimientos dentales. Para evitarla te sugerimos algunas conductas que debes tener en cuenta.
Si mordemos algo muy frío, caliente, dulce o ácido, suele aparecer alguna molestia dental. Es la sensibilidad dental, y la padece mucha gente. Afortunadamente, existe la posibilidad de frenar la sensibilidad dental de forma natural. No requiere de altas inversiones, sino un poco de dedicación, como te contamos a continuación.
El diente está compuesto por el esmalte, la dentina y los nervios. El primero recubre a la segunda y ésta a las terminaciones nerviosas. La sensibilidad dental es ese dolor intenso que se produce en aquellos dientes en los que está expuesta la dentina.
La dentina se expone cuando el esmalte de la corona se va perdiendo, también cuando la encía se retrae. Así hay un acceso casi directo a los nervios, que reaccionan cuando entran en contacto con alimentos muy fríos, ácidos o muy dulces. El dolor es inmediato, agudo y de corta duración.
La sensibilidad dental también puede aparecer después del blanqueamiento dental, durante el embarazo o a consecuencia de un cepillado agresivo. Las caries, la gingivitis o los dientes rotos son causa frecuente de dolor dentario.
La aparición de la sensibilidad dental suele estar asociada a otros padecimientos. Corregirla implica afrontar el problema de fondo mediante un tratamiento odontológico. Mientras tanto, hay algunas alternativas para frenar la sensibilidad dental de forma natural.
¿Cómo frenar la sensibilidad dental de forma natural?
Existen varios remedios naturales para aliviar la sensibilidad dental. Son muy económicos y fáciles de aplicar.
A continuación presentamos algunos remedios naturales que puedes aplicar en tu casa:
Diluir una cucharadita de bicarbonato de sodio en agua para hacer enjuagues una vez al día.
Masajear los dientes dos veces al día con sal o mezclada con agua para enjuagar la boca. Ambos procedimientos atacan las bacterias y controlan el mal aliento, pero no pueden extenderse durante más de dos semanas.
Moja un algodón en aceite de canela y masajea los dientes o haz enjuagues con té de manzanilla después del cepillado. También ayudan los masajes con pepino o patata cruda y después enjuagar con abundante agua.
Hacer masajes en los dientes con hojas de menta 4 veces al día con extracto de vainilla o aceite de clavo. También se puede masticar el clavo para aprovechar sus beneficios antiinflamatorios y antibacterianos.
Rallar y aplicar raíz del jengibre directamente en la zona. También se usa como infusión para hacer gárgaras.
Qué debes evitar
Los contrastes de temperatura son detonantes de la sensibilidad dental. Una bebida muy fría o excesivamente caliente generará molestias. Es preferible dejar de consumirlos o modificar sus temperaturas.
Los ácidos también hay que tomarlos con prudencia. Si estamos acostumbrados a aderezar las ensaladas con mucho vinagre tendremos que aprender a colocar menos cantidad. Asimismo, un jugo de naranja muy ácido producirá dolor.
No hay que olvidarse de disminuir la ingesta de productos agresivos para el esmalte dental, como el café, el vino y el exceso de azúcar.
A los dientes hay que tratarlos bien. No son una máquina de triturar, sino órganos que facilitan la deglución de los alimentos. Por eso, se recomienda masticar despacio para triturar la comida sin afectar la pieza dental.
Hay que recordar también que los dientes no son tijeras ni sacacorchos. Tienen una función específica, que no está vinculada con desatar nudos, cortar materiales ni destapar botellas. Los daños a la dentadura pueden ser irreversibles.
Qué debes corregir
El rozamiento con fuerza de los dientes se llama bruxismo. Es conveniente que el odontólogo aplique los correctivos para evitar daños en el esmalte que podrían generar sensibilidad dental.
La higiene es fundamental. Los dientes sucios y la sensibilidad dental se dan la mano. No obstante, la limpieza debe hacerse con cuidado. El hilo dental, crema y enjuague bucal, junto a un cepillo de cerdas suaves, son los mejores aliados.
Hay que descartar los cepillados fuertes o agresivos. También se debe evitar usar palillos o mondadientes después de las comidas.
Finalmente, recuerda cepillar los dientes suavemente después de cada comida. Y, visita periódicamente al odontólogo para mantener una dentadura sana.
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