Cómo solucionar una rebeldía infantil

La rebeldía infantil forma parte del desarrollo emocional de tus niños. En la medida en que crecen, pondrán a prueba tu paciencia, mientras experimentan con su autonomía. Necesitarás de límites claros y firmeza.
Cómo solucionar una rebeldía infantil
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 06 julio, 2023

La rebeldía infantil aparece en varias etapas del desarrollo de los hijos. Es una característica común en muchos niños pues están reafirmando su autonomía y su identidad. Por rebeldía infantil entendemos la etapa del desarrollo en la cual el niño se niega a seguir las instrucciones de sus padres. Quiere imponer su voluntad y descubre qué argumentar para hacer lo que considera correcto, reafirmando, con ello, su personalidad.

Debemos entender que la rebeldía es normal a esas edades e incluso hasta necesario que los chicos pasen por esta fase. No obstante, ello no significa que tengamos que permitir que sean desobedientes, irrespetuosos o caprichosos.

¿Cómo se comporta un niño rebelde?

Niño gritando
Gritar no es en absoluto una práctica que pase desapercibida en el desarrollo psicosocial de los niños.

Todos los niños se rebelan en algún momento para mostrar su independencia o desacuerdo. Sin embargo, algunos chicos pueden tener más que episodios de rebeldía infantil. Son niños, efectivamente, rebeldes.

Hay menores que parecen estar en constante conflicto con las figuras de autoridad. Se rebelan aunque no haya razón alguna para ello y no saben cooperar, porque prefieren competir por tener el control de la situación.

Los niños rebeldes quieren dirigir y mandar. Para ello, las pautas que le marcan los adultos les incomodan y les sobran. Son niños que se enojan fácilmente y normalmente tercos, que no se dan cuenta de lo inadecuada que es su conducta. Prefieren reclamar sus supuestos derechos antes que controlar su actitud negativa.

¿Qué detona la rebeldía infantil?

Aunque es fundamental entender que los periodos de rebeldía infantil se producen a lo largo del desarrollo del niño, como evidencia este estudio publicado en Actualidad Psicológicahay situaciones familiares que pueden desencadenar la aparición de estos episodios.

En la medida en que identifiquemos alguno de los siguientes factores como causantes de la rebeldía infantil de nuestro hijo, será más fácil encauzar estos comportamientos. Entre las posibles causas de la rebeldía infantil encontramos las siguientes:

  • El nacimiento de un nuevo hermano.
  • La separación de los padres.
  • Mudanza de ciudad o cambio de colegio.
  • Los desacuerdos de los padres en torno a las normas y los límites de la casa.
  • Las desautorizaciones entre los padres.
  • La falta de límites claros.

¿Qué hacer ante la rebeldía infantil?

La clave para controlar la rebeldía infantil reside en el control que tengamos de las propias emociones. Estas son las que provocan los malos comportamientos o los episodios de desobediencia de los niños.

Se dice fácil, pero ciertamente no es tan sencillo lograrlo. Sin embargo, el autocontrol de los padres les demuestra a los niños rebeldes que sus problemas son su propia responsabilidad y que están lejos de tener controlada la situación.

Niño mostrando rebeldía infantil.
El diálogo y el respeto son importantes para que los niños aprendan de sus errores y no tengan actitudes rebeldes.

Las siguientes recomendaciones pueden ser efectivas para sobrellevar los episodios de rebeldía infantil. Aplicar estas medidas puede contribuir a que se afiance la identidad de nuestros niños de forma efectiva, sin que estos episodios se transformen en problemas de conducta.

¿Cuáles son las recomendaciones claves?

 

  • Establece reglas claras y apropiadas a la edad. Evita que se incumplan las normas, ya que eso da mensajes confusos al niño.
  • Evita reírte de las maldades o travesuras de tus hijos. Si te causan gracia y te ríes, trasmites el mensaje de que es correcto lo que está haciendo.
  • No permitas que te grite ni que te falte al respeto, ni cedas a su petición por mucho que grite. Háblale en un tono de voz firme, pero sin alzar la voz.
  • Plantea distintas posibilidades sobre lo que quieres que haga, pero cumpliendo con tus condiciones. Eso le permite decidir, reafirmarse y ser responsable.
  • Refuerza las conductas positivas cada vez que ocurran, con refuerzo positivo, es decir, elogios, besos y caricias.
  • Recuerda que el castigo suele no tener resultados positivos perdurables en el tiempo. Es mejor evitarlo.
  • Ante las rabietas, evita perder la calma y el autocontrol.
  • Reafírmale tu amor. Explícale que te molesta la acción que ha realizado, pero nunca le digas (ni siquiera en juego) que has dejado de quererlo.
  • Escucha lo que tienen que decir sobre por qué se ha rebelado contra una norma o una solicitud que le hayas dado. No te impongas sin haber oído sus razones.
  • Evita entrar en una lucha directa con tus hijos. Si entabláis una discusión si sentido, será difícil no alterarse. Si los ánimos se han caldeado, date un tiempo para respirar antes de continuar. Luego, regresa y explica con calma por qué no puede seguir teniendo esa conducta.

Ver también: ¿Las rabietas tienen un lado positivo?

Sobre la rebeldía en los niños

Para educar a niños rebeldes hace falta contar con buenas provisiones de paciencia, autocontrol y disciplina. Cuando, como padres, establecemos normas y límites que luego nosotros mismos no cumplimos, abrimos la posibilidad para que los pequeños evadan su responsabilidad y sigan manteniendo los comportamientos rebeldes.

También es importante que evalúes si alimentas la rebeldía de tu niño. Si no tienes tiempo para compartir con tu hijo y eres muy laxo en la aplicación de las normas, la rebeldía puede ser una forma de gritarte: “mamá, papá, me hace falta estar más tiempo contigo”.

Por supuesto, si no puedes controlar el comportamiento rebelde de tu hijo, indudablemente puede ser necesario que busques la ayuda de un profesional de la psicología. Juntos hallaréis las mejores herramientas para controlar la rebeldía infantil.


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