¿Es contagiosa la leishmaniasis?

La leishmaniasis es una enfermedad que tiene una transmisión diferente a lo que estamos acostumbrados. Descubre en este artículo si es contagiosa, cómo se transmite y qué hacer para prevenirla.
¿Es contagiosa la leishmaniasis?
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Leonardo Biolatto

Última actualización: 24 mayo, 2023

La leishmaniasis es un importante enfermedad, contagiosa a su manera, como veremos, que genera un gran problema de salud pública. Aparece de manera frecuente en 88 países del mundo, incluida España. Afecta a 14 millones de personas a nivel global, con 2 millones de casos nuevos cada año.

A pesar de ser considerada una de las siete enfermedades tropicales más importantes a nivel global, la leishmaniasis es un trastorno muy desatendido y olvidado. En España, según un estudio del Centro Nacional de Epidemiología, entre 2014 y 2017 hubo 1359 casos autóctonos repartidos en 15 comunidades autónomas.

¿Qué es la leishmaniasis?

La leishmaniasis es una infección contagiosa producida por diferentes especies de protozoos del género Leishmania. Estos protozoos, también llamados parásitos, son organismos microscópicos que necesitan un vector para ser transmitidos.

Un vector es un animal que transmite patógenos de una persona infectada o animal infectado hacia a una persona sana. Es decir que la enfermedad no se contagia por contacto directo, sino que hay un segundo organismo que transporta el microorganismo.

En general, estos vectores suelen ser invertebrados, como por ejemplo los mosquitos, las pulgas, piojos y garrapatas. En el caso de la patología que estamos describiendo, el protozoo Leishmania es transmitido por la picadura del mosquito flebótomo que se llama mosca de la arena

El mosquito se infecta cuando ingiere sangre de una persona o un animal infectado. Una vez en su interior, el parásito no causa ningún síntoma al vector; sólo se desarrolla y se divide.

Cuando hay un número suficiente de parásitos, éstos se dirigen a la boca y faringe del mosquito, para ser inyectados en la próxima picadura. La mosca de la arena infectada pica a otro ser humano o animal, le inyecta la Leishmania y ya sucede el contagio.

A pesar de la defensa del cuerpo humano, el patógeno no muere. Al contrario, se reproduce en el interior de los macrófagos de la sangre y de los tejidos, los cuales terminan rompiéndose y liberando protozoos a la sangre, donde otros macrófagos se infectan y continúa el ciclo.

Mosca de la arena contagiosa para leishmaniasis
El vector que contagia leishmaniasis al humano es la mosca de la arena, que se trata de un mosquito, en realidad

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¿Dónde se encuentran estos vectores?

A la mosca de la arena le encanta la humedad y el calor, por lo tanto la encontraremos en zonas tropicales y subtropicales. No obstante, también habita la cuenca del Mediterráneo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la leishmaniasis es una infección que está vinculada a los cambios ambientales y que tiene entre sus factores de riesgo los siguientes:

  • Condiciones socioeconómicas: la pobreza aumenta el riesgo de leishmaniasis, ya que implica malas condiciones de vivienda y deficiencia de saneamiento de los hogares. Esto promueve el desarrollo de cría y reposo de los mosquitos transmisores.
  • Malnutrición: el déficit de proteínas, hierro, vitaminas y minerales, hace que la persona no tenga un buen sistema de defensa, dejando que la enfermedad avance y se extienda.
  • Movilidad de la población: los asentamientos poblacionales en antiguas zonas boscosas, que son el hábitat del mosquito, conlleva un aumento rápido de casos.
  • Cambios ambientales: la deforestación, la construcción de presas, los sistemas de riego y la urbanización, causan que los mosquitos tengan más contactos con los humanos.
  • Cambio climático: la Leishmania es muy sensible a los cambios en las condiciones climáticas. Las variaciones de temperatura y humedad en diferentes zonas hacen que los mosquitos migren a lugares donde antes no habitaban.

¿Cuáles son los síntomas de la leishmaniasis?

Existen al menos 20 especies de protozoos del género Leishmania que pueden ser transmitidos por vectores. Dependiendo de la especie y su grado de invasión en el cuerpo, podemos presentar unos síntomas u otros, estableciendo diferentes variedades de la patología.

Las tres formas habituales son las siguientes:

  • Leishmaniasis cutánea: la leishmaniasis cutánea sucede cuando la infección queda limitada en la zona de la picadura. Es también conocida como botón de Oriente y suele aparecer en el litoral del Mediterráneo. En el lugar de la picadura aparece una lesión como una protrusión ulcerada, que en ocasiones cura de manera espontánea dejando una cicatriz.
  • Leishmaniasis muco-cutánea: el párasito puede extenderse de la piel a las mucosas, sobre todo afectando el tracto respiratorio superior. Cursa con hinchazón, rojez y ulceración de las mucosas.
  • Leishmaniasis visceral: además del tipo de protozoo infectante, también hay que tener en cuenta la inmunidad de la persona infectada. Cuando el sistema de defensa falla, el parásito puede migrar hacia las vísceras. Los órganos internos más afectados son la médula osea, los ganglios linfáticos, el hígado y el bazo.
Leishmaniasis cutánea contagiosa por vectores
El padecimiento cutáneo de la leishmaniasis se focaliza en el sitio de la picadura del mosquito vector

¿Cómo puedo prevenir el contagio de leishmaniasis?

La leishmaniasis es contagiosa en la medida en que exista el vector. No se puede aseverar que haya una transmisión entre humanos, excepto casos puntuales que se han registrado, por ejemplo, con personas que comparten jeringuillas para inyectarse drogas. Por otro lado, las transfusiones sanguíneas son totalmente seguras, ya que pasan por muchos controles.

Sin embargo, vale pensar que en un lugar donde haya personas infectadas, habrá más mosquitos infectados, y eso incrementará la probabilidad que la gente de su alrededor se contagie. Hablar de la leishmaniasis como de una enfermedad contagiosa es posible, siempre que consideremos la participación del vector.

Por ello, la prevención principal comienza con evitar las picaduras de los mosquitos, en especial en personas que viajan a países donde la enfermedad es frecuente. Buenos consejos a seguir para evitar picaduras son los siguientes:

  • Utilizar repelentes de insectos sobre la piel expuesta.
  • Usar mosquiteras en la ropa y tratar la ropa con medicamentos, como la permetrina.
  • Utilizar calcetines, camisas de mangas largas, pantalones largos y camisas metidas para evitar que el mosquito pueda acceder a la piel.
  • Evitar actividades al aire libre desde el atardecer hasta el amanecer en zonas tropicales, que es cuando los mosquitos son más activos.

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