¿Cuáles son las complicaciones de la roséola y cómo prevenirla?

La roséola es una enfermedad contagiosa que se caracteriza por fiebre alta y un sarpullido que se desarrolla a medida que baja la fiebre.
¿Cuáles son las complicaciones de la roséola y cómo prevenirla?
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 06 julio, 2023

La roséola es una enfermedad viral que afecta mayoritariamente a lactantes y niños pequeños. En concreto, a aquellos entre 6 meses y 2 años de edad. Se caracteriza por causar una repentina fiebre alta, principalmente. No obstante, a medida que baja la fiebre, aparece un sarpullido en la piel. ¿Alguna vez la has oído mencionar?

A esta enfermedad también se le conoce como exantema súbito, sexta enfermedad o roséola infantum. Y como indica la literatura científica, “la causa habitual es el herpesvirus 6, uno de los muchos herpesvirus humanos”.

¿Cuáles son los signos y síntomas de la roséola?

Cuando un niño está con alguien que tiene roséola y se infecta con el virus, la aparición de los síntomas de infección tarda, generalmente, una o dos semanas. Así, hay niños que pueden manifestar síntomas a los 5 días y otros, en cambio, más adelante.

Esto quiere decir que es posible infectarse con roséola y tener signos y síntomas demasiado leves como para percibirlos fácilmente.

Los síntomas más característicos suelen ser la fiebre y el sarpullido. Profundicemos a continuación al respecto para tener un mayor entendimiento de cómo se manifiestan.

Fiebre

Madre e hija con fiebre.
En los niños hay que tener especial precaución frente a la fiebre. Sus cuerpos son más sensibles a los cambios de temperatura.

La fiebre de la roséola dura de 3 a 7 días y va seguida de una erupción que dura de varias horas a varios días. Por lo general, la roséola comienza con una fiebre alta y repentina, a menudo mayor de 39,4 °C. Por ello mismo, es necesario atenderla desde el comienzo con ayuda del pediatra.

Durante la fiebre o antes, algunos niños pueden tener un ligero dolor de garganta, goteo nasal o tos. Además de la fiebre, el niño también puede tener inflamación de los ganglios linfáticos del cuello.

En total, la fiebre dura de tres a cinco días.

Erupción en la piel o sarpullido

Por lo general, aunque no siempre, aparece un sarpullido una vez que la fiebre disminuye. El sarpullido consiste en muchas manchas o parches pequeños de color rosa. Estas manchas son generalmente planas, pero algunas pueden ser elevadas.

Normalmente, el sarpullido aparece en el pecho, la espalda y el abdomen, y luego se extiende al cuello y los brazos. Es posible que en ocasiones llegue a las piernas y la cara.

El sarpullido, que no produce picazón ni incomodidad, puede durar de varias horas a varios días antes de desaparecer. Otros signos y síntomas pueden incluir:

  • Diarrea leve.
  • Disminución del apetito.
  • Párpados hinchados.
  • Irritabilidad.

¿Se puede prevenir la roséola?

Las vacunas son importantes para la salud de los niños desde temprana edad.

Como comentábamos al inicio, la roséola es una enfermedad contagiosa. Se propaga cuando un niño con roséola habla, estornuda o tose, expeliendo gotitas infectadas en el aire que otras personas pueden inspirar.

Dichas gotitas (que reciben el nombre de gotitas de Flügge) también se pueden acabar depositando en las superficies del entorno, de manera que, si otras personas tocan esas superficies y luego se tocan la boca o la nariz, se pueden contagiar.

Esta infección se puede contagiar durante la fase de la fiebre alta, pero no se puede contagiar cuando se declara la erupción. No hay forma completamente efectiva de prevenir la roséola.

Pero, puesto que afecta mucho más a los niños pequeños que a los adultos, se cree que un episodio de roséola en la infancia puede dar cierta inmunidad de larga duración a esta enfermedad. Se puede contraer varias veces, pero no se trata de algo frecuente.

¿Cómo se hace el diagnóstico de la roseóla?

Para hacer el diagnóstico, el médico elaborará el historial médico del paciente y lo explorará. Un diagnóstico de esta patología no suele estar claro hasta que baja la fiebre y aparece la erupción. En ese momento, el médico podrá mandar pruebas para asegurarse de que la fiebre no se debe a otro tipo de infección.

La mayoría de los tratamientos se centran en bajar la fiebre alta. Los antibióticos no sirven para tratarla porque esta enfermedad está provocada por virus, en vez de por bacterias.

¿Qué complicaciones puede causar?

Bebé en una incubadora.

Convulsiones en niños

En ocasiones, un niño con roséola tiene una convulsión provocada por un incremento rápido de la temperatura corporal. Si esto sucede, el niño puede perder la consciencia y agitar bruscamente su cuerpo. También puede perder temporalmente el control de la vejiga o del intestino.

Las convulsiones relacionadas con la fiebre en niños pequeños sanos son, por lo general, de corta duración y, en alguna ocasión, perjudiciales. Las complicaciones de la roséola son poco frecuentes. La gran mayoría de los niños y adultos sanos con roséola se recuperan rápidamente y por completo.

Sistema inmunitario debilitado

Las personas con el sistema inmunitario debilitado pueden contraer un nuevo caso de roséola o volver a desarrollar una infección anterior. Debido a que tienen menos resistencia a los virus en general, suelen desarrollar casos de infección más graves y resulta más difícil combatir la enfermedad.

¿Qué más hay que tener en cuenta sobre la roséola?

No es recomendable intentar tratar la roséola en casa con cualquier tipo de medicamento, pues además de ser contraproducente para obtener el alivio, puede conducir a complicaciones. Por ello, lo más adecuado es acudir al médico y seguir sus indicaciones. Y en el caso de los niños pequeños, el pediatra.

A la par que se administra el tratamiento, es fundamental asegurarse de que el paciente (sea niño o adulto) se alimente correctamente y consuma abundante cantidad de agua a diario.


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