Cómo desarrollar la inteligencia emocional del niño

Para desarrollar la inteligencia emocional del niño, tú debes ser su mayor ejemplo. Aplica nuestros sencillos consejos y en poco tiempo verás cómo tu pequeño logra el equilibrio en sus emociones.
Cómo desarrollar la inteligencia emocional del niño
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 25 mayo, 2023

Todo padre debe saber que cumple una función muy importante en el desarrollo de la inteligencia emocional del niño. Es quien estará presente en su vida y sus comentarios y acciones ejercerán gran influencia en ellos.

Empezar desde muy temprana edad a desarrollar la inteligencia emocional del niño ayudará al reconocimiento y autorregulación de sus emociones. Es fundamental un desarrollo adecuado para su crecimiento individual y capacidad de integración en la sociedad.

Es normal que hasta los 2 años los niños no posean la madurez suficiente para ir desarrollando este aspecto de su vida. No obstante, una vez que pasan esta edad, existen determinadas situaciones que te ayudarán a darte cuenta de que tu hijo está madurando emocionalmente.

Consejos para desarrollar la inteligencia emocional del niño

1. Sé su mayor ejemplo y ten una actitud positiva frente a los problemas

En primer lugar, tu actitud es la misma que tomará tu hijo frente a cualquier situación. Recuerda que eres su ejemplo y que todo lo que digas y hagas, sobre todo, cuando está pequeño, será lo mismo que él ponga en práctica durante su crecimiento.

Cuando atrevieses un problema cotidiano, por ejemplo, que se queme la comida que estás preparando. Explícale a tu hijo cómo resuelves esta situación sin necesidad de molestarte por lo que pasó.

Enseñar a los niños a ser agradecidos
Haz de la enseñanza de valores un hábito en tu hogar. Así, tus hijos aprenderán de tu ejemplo.

Asimismo, no escondas tus sentimientos. Si tienes ganas de llorar, no te vayas a un lugar donde tu hijo no te pueda ver, más bien muéstrale qué sientes. De esta manera, tu hijo podrá ir asociando sentimientos con acciones y llegará el momento en donde él mismo diga “estoy molesto” o “me siento triste”.

En adultos y en niños reconocerse es vital. Para ayudar a tu hijo a exteriorizar sus sentimientos debe existir una buena comunicación con tu pequeño. De hecho, cuando existe una comunicación sólida es más sencillo que tu hijo acuda a ti ante cualquier problema.

2. Enseña a tu niño a ser proactivo

La proactividad es la actitud que asumen las personas para atender situaciones que necesitan ser controladas. Cuando fomentas este hábito ayudas a desarrollar la inteligencia emocional del niño.

Aunque formar un hábito requiere de tiempo y paciencia, es indispensable que tu hijo posea la iniciativa de la proactividad para que frente a situaciones adversas que se le puedan presentar, tenga la capacidad de tomar decisiones acertadas.

3. Haz que tu hijo se enfoque en “ser” y no en “tener”.

Cuando enfocas a tu hijo en “ser alguien”, en vez de “tener cosas”, permites que explote todo su potencial. De esta forma, se sentirá motivado a encontrar y desarrollar su verdadera vocación, conectándose con la creatividad que caracteriza a todos los niños.

4. Enséñalo a tomar la iniciativa

La iniciativa implica el reconocimiento de las responsabilidades que ayudarán a que las cosas sucedan a su favor. Esto va de la mano con un lenguaje adecuado. Es decir, un lenguaje de un niño proactivo, en el que “yo sí puedo” sea la base de todos los pasos que se disponga a dar en su vida.

5. Ayúdalo a establecer metas claras

Pregúntale, sin presionarlo, qué quiere ser cuando crezca, qué cosas importantes le gustaría lograr, en qué deportes o actividades quisiera participar. Puede ser un objetivo a corto, mediano o largo plazo.

Lo importante es que sepa que es capaz de tomar una decisión y que sepa que cuenta con tu apoyo.

¿Por qué es importante desarrollar la inteligencia emocional del niño?

La inteligencia emocional abarca la conciencia, comprensión, motivación, empatía y todas las habilidades sociales. Todo esto permite que el niño desarrolle la destreza de expresarse y aprenda a gestionar sus emociones.

Además, lo ayuda a controlar sus impulsos. Ser más sensible y comprensivo frente a los sentimientos de los demás, ser amable, sociable y tomar decisiones acertadas que lo conduzcan al éxito en todas las facetas de su vida.

1. Los niños se vuelven independientes

Si un niño aprende a controlar su reacción ante situaciones complejas para él y resuelve problemas con facilidad a temprana edad, en unos años no sufrirá de desesperación si las cosas no marchan bien.

Como es de esperar, una vez que tu hijo logre la madurez emocional, acudirá a ti para contarte de qué manera ha resuelto sus problemas y escuchar tu opinión al respecto. Es decir, tu hijo se vuelve independiente y es capaz de reconocer sus sentimientos y de afrontarlos.

Mira: La importancia del refuerzo positivo en la educación de los hijos

2. Se relacionan fácilmente con los demás

La comunicación es la base de todas las relaciones. Cuando ayudas a desarrollar la inteligencia emocional del niño y lo enseñas a conversar en vez de gritar, preguntar antes de señalar y sentir empatía por otros, estás logrando que su relación con las demás personas sea amena.

Niños creativos con instrumentos.
Un pequeño que se preocupa por sus sentimientos y por los de los demás será capaz de generar relaciones de amistad más empáticas y duraderas.

Un niño emocionalmente estable es una persona que se relaciona fácilmente con los demás. Se preocupa por sentirse bien consigo mismo y también ayuda a que las relaciones con otros sean armónicas.

3. Tienen un mejor comportamiento

Los niños con inteligencia emocional tienen más probabilidades de ser felices y compartir en familia. Suelen ser cooperadores, optimistas y como pueden resolver problemas con mayor facilidad, saben, perfectamente el comportamiento que deben tener frente a cualquier situación.

Saben adaptarse y procuran que el medio para resolver cualquier adversidad sea la comunicación. Ellos se respetan y respetan a los demás. Saben valorar la vida, aprenden de las experiencias y piden ayuda cuando más lo necesitan.

Conclusión

En definitiva, cuanto antes el niño logre el autocontrol de sus emociones, más rápido desarrollará la capacidad de afrontar situaciones que se le presenten y reaccionar ante ellas de una manera inteligente, sin caer en la depresión, el miedo o la agresión.

La ayuda de los padres en este proceso es fundamental, ya que de esta manera el niño no se sentirá solo y te verá como su apoyo. Por lo tanto es un trabajo en conjunto del cual ambos salen beneficiados. Solo deben tener paciencia, motivación para hacer las cosas bien y darse mucho amor.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.