El bocio: la inflamación de la glándula tiroidea

Conoce mejor cómo trabajan tus glándulas tiroideas y qué sucede cuando padecemos bocio.
El bocio: la inflamación de la glándula tiroidea

Escrito por Yamila Papa Pintor

Última actualización: 27 julio, 2023

Contar con buena información con relación a las glándulas tiroideas y su funcionamiento puede ayudarnos a tomar conciencia de cómo podemos prevenir problemas y enfermedades. Una de las más comunes es el bocio, del que hablaremos a continuación.

¿Qué es la tiroides y cuál es su función en el organismo?

Es una glándula que pesa cerca de 20 gramos y se aloja en la base del cuello, a los laterales de la traquea. Su función es sintetizar, almacenar y liberar dos hormonas, la tiroxina (T4) y la triiodotironina (T3). Estas son capaces de contribuir a un adecuado funcionamiento de las células.

Ver también: 4 hábitos alimenticios para mejorar la salud de tu tiroides

Bocio: una enfermedad de la tiroides

El bocio es precisamente un aumento del tamaño de esta glándula. Como indican fuentes médicas especializadas, la mayoría de los nódulos que crecen son benignos, pero se requiere un estudio médico para determinarlo. Cuando los niveles de hormonas tiroideas disminuyen en la sangre, se denomina hipotiroidismo, y cuando aumentan, se conoce como hipertiroidismo.

La característica principal es el aumento de tamaño del cuello, que se detecta a simple vista. Según la manera en que afecte a la tiroides, se pueden encontrar dos tipos de bocio:

  • difuso: cuando se agranda de manera uniforme
  • nodular o multinodular: cuando el aumento es irregular o bien en uno o más nódulos

Estos nódulos pueden ser pequeños y crecer lentamente, generando molestias en el cuello, dificultad para respirar o tragar, compresión o hasta disfonía. Los síntomas pueden ir acompañados de efectos secundarios.

Ante cualquier sospecha de alguna afección de la glándula tiroidea o al detectar cualquiera de los síntomas del bocio, la consulta médica se vuelve indispensable lo más prontamente posible.

¿Qué lo causa?

Las anomalías que pueden derivar en bocio pueden ser variadas, aunque en su mayoría están relacionadas al déficit de yodo en la alimentación, según informan sitios especializados. Esto hace que la tiroides tenga que fabricarla por medio de sus hormonas. La glándula hipófisis segregará más TSH (una hormona) para aumentar su función y su tamaño.

De acuerdo con la fuente mencionada previamente, otras dos causas del bocio son:

  • Tiroiditis de Hashimoto: es una inflamación crónica y necesita de un tratamiento con tiroxina.
  • Enfermedad de Graves-Basedow: ocurre cuando el sistema inmune produce anticuerpos que estimulan la tiroides. Los TSI limitan el efecto de la TSH, ocasionando hipertiroidismo y aumento de la glándula.

¿Cómo se diagnostica?

En primera instancia, antes de proceder a estudios más específicos como los que aquí se mencionan, el diagnóstico de bocio se puede realizar palpando el cuello. El médico evalúa el aumento de los nódulos, la sensibilidad y busca signos de compresión de órganos: disfagia (dificultad para la deglución), disfonía (trastornos en la voz) o disnea (problemas para respirar).

En algunas ocasiones, una ecografía glandular permite ver si hay uno o más nódulos y se puede pedir un estudio microscópico de las células de dichos bultos. A su vez, una buena manera de diagnosticar el bocio es con análisis de sangre, punción con aguja fina o gammagrafía tiroidea.

¿Esta patología afecta a toda la población por igual?

Los problemas en la glándula tiroides son más frecuentes en las mujeres. Es más probable también que ocurran después de la menopausia femenina o tras cumplir los cuarenta.

¿Qué factores de riesgo se asocian a los trastornos en la glándula tiroidea?

Según Mayo Clinic, algunos de los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de padecer bocio son: déficit de yodo (esencial para la correcta función de las glándulas tiroideas), tener antecedentes familiares y personales, consumir determinados medicamentos o haber estado expuesto a radiación.

¿Qué tratamientos están disponibles en la actualidad?

Los nódulos benignos se analizan cada 6 o 12 meses, según lo que considere el endocrinólogo. Se puede intentar reducir su tamaño con un tratamiento quirúrgico o también recurrir a diferentes alternativas medicamentosas. Sin embargo, el profesional médico optará por la mejor opción de acuerdo a las necesidades propias de cada paciente.


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