Epilepsia y embarazo: todo lo que necesitas saber

La asociación entre epilepsia y embarazo no es imposible, pero sí conlleva sus riesgos. Por ello, es fundamental que las mujeres con la patología sean controladas de antemano para reducir los problemas asociados.
Epilepsia y embarazo: todo lo que necesitas saber
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Leonardo Biolatto

Última actualización: 10 noviembre, 2023

Padecer epilepsia y proseguir con un embarazo es una situación que sucede en 3 de cada 1 000 casos. No es lo más frecuente, pero tampoco se puede decir que sean una cantidad marginal de casos.

Por fortuna, las crisis epilépticas no aumentan a causa del feto, ni tampoco hay alteraciones en la mayoría de los bebés que nacen de madres con la patología. Hasta el 96 % llegan a término con un parto normal, sin complicaciones.

¿Qué sucede en un embarazo de una mujer con epilepsia?

La epilepsia se define como una enfermedad neurológica en la cual la persona sufre descargas sincrónicas y masivas por parte de sus neuronas. Es decir, la actividad eléctrica de las células nerviosas sucede al mismo tiempo en grandes áreas del cerebro.

Esto puede traducirse en convulsiones o no. Hay una diferencia entre las crisis epilépticas y el estado convulsivo. No siempre van de la mano, aunque en el pensamiento popular así lo sea. De todas maneras, la descarga eléctrica siempre se expresa con algún síntoma, que puede ser una ausencia o un pequeño movimiento localizado.

Al atravesar una gestación, el cuerpo femenino cambia por acción de las hormonas, sobre todo de la progesterona. Hay modificaciones en el aparato genital, en el reproductivo, en el cardíaco y en los tejidos blandos en general. Podríamos decir que casi todas las células se afectan, de una u otra manera.

No se ha registrado un aumento o una disminución significativa de los episodios convulsivos durante el embarazo. Los estudios epidemiológicos al respecto concluyen en que no se le puede atribuir al feto este tipo de influencia.

De todas maneras, cuando el sueño de la mujer embarazada no es el adecuado, por culpa del insomnio, sí se han registrado problemas más severos. En general, aumentan las convulsiones si la falta de sueño se focaliza en el último trimestre. Sin embargo, no se sabe a ciencia cierta si el culpable final es el mal descanso, el estrés o el factor hormonal como tal.

Ahora bien, sí hay problemas con la concentración de los medicamentos que se utilizan para tratar la epilepsia. Recordemos que las mujeres con epilepsia que cursan un embarazo ya se encuentran medicadas, y la gestación modifica el volumen total de sangre circulante, así como su distribución en los tejidos corporales.

¿Qué sucede en un embarazo de una mujer con epilepsia?
Hasta la fecha, las evidencias no han determinado que la gestación aumente o reduzca los episodios convulsivos en mujeres que tienen epilepsia.


Los medicamentos antiepilépticos durante la gestación

Los fármacos anticonvulsivos que se prescriben con regularidad tienen como efecto adverso las malformaciones congénitas. Esto representa un dilema a la hora de atender y hacer el seguimiento de un embarazo en una mujer con epilepsia.

Si comparamos la incidencia de defectos de nacimiento entre niños nacidos de madres epilépticas respecto a otros provenientes de mujeres sin la enfermedad, encontramos diferencias notorias. Mientras que en la población general aparece una malformación cada 100 partos, en las medicadas con antiepilépticos hay hasta 3 veces más riesgo.

La probabilidad de un nacimiento complicado aumenta cuando los fármacos recetados a la madre son varios. Esta es una situación frecuente entre pacientes epilépticas que no responden bien a los tratamientos habituales, y el médico comienza a combinar dosis diferentes para alcanzar a reducir las convulsiones.

En la politerapia, que es la medicación con fármacos diferentes al mismo tiempo, las malformaciones congénitas se detectaron al incluirse medicamentos como el valproato y la carbamazepina. En el feto, lo más afectado resulta ser su sistema nervioso central.

Lo que los médicos sugieren cuando la mujer planea un embarazo es la reducción de las dosis de los antiepilépticos a puntos seguros. A veces, se pueden emplear cantidades muy mínimas de un solo fármaco si la paciente lleva más de 9 meses sin crisis convulsivas.

De todas maneras, dicha reducción solo la puede hacer un profesional médico o especialista. Ni el paciente, ni sus familiares, ni nadie sin la facultad necesaria puede tomar esta decisión, ya que el riesgo de fallar en la dosificación es alto y las consecuencias graves.

¿Hay riesgo de convulsiones durante el embarazo?

Si bien las estadísticas no informan de forma clara un aumento o una disminución de las convulsiones durante el embarazo, lo cierto es que suceden. Si la paciente convulsionaba con frecuencia, lo seguirá haciendo durante su gestación.

Los estados convulsivos encierran riesgos para la madre y para el feto. Uno de los mayores problemas es la hipoxia, o sea, la falta de oxigenación de los tejidos mientras sucede el evento. En caso de no llegar una cantidad suficiente del gas a la placenta, el bebé puede ver afectado el funcionamiento de sus órganos en desarrollo.

Asimismo, los traumatismos son una complicación de las convulsiones que se hace problemático en una mujer embarazada. Al perder la consciencia durante el episodio, la paciente puede caerse y lastimarse en zonas sensibles, como el cráneo y su abdomen, ahora aumentado de tamaño por el útero que tiene al feto.

La tasa de mortalidad en mujeres embarazadas epilépticas es mayor que en el resto de las gestantes. Muchos de estos fallecimientos, que se calculan en alrededor de 1 cada 1 000 embarazos, se atribuyen a la muerte súbita inesperada en la epilepsia (MSIE).

La MSIE es un fallecimiento sin causa aparente, sin ahogamiento ni trauma, en personas con epilepsia. Se desconoce el origen del síndrome, pero sí se sabe que hay factores de riesgo sobre los que se puede actuar para reducir la posibilidad de su aparición.

La mujer no debería dormir nunca sola, ni hacerlo boca abajo. Además, en la medida posible, sus familiares o amigos deben estar formados en primeros auxilios para asistirla.

¿Hay riesgo de convulsiones durante el embarazo?
Si la mujer con epilepsia solía tener crisis epilépticas frecuentes, durante la gestación es probable que las siga teniendo. Por ello, es conveniente que tanto familiares como amigos sepan cómo atender la situación.


¿Qué recordar sobre el embarazo y la epilepsia?

Se puede combinar un embarazo con el padecimiento de la epilepsia. No es una tarea imposible, pero requiere seguimiento estricto por parte del médico tratante, y la toma de precauciones que reduzcan los riesgos asociados.

La medicación se continúa según la prescripción de los profesionales. Es posible que se soliciten los dosajes de la concentración de los mismos en la sangre materna para ajustar las cantidades. La embarazada nunca debe decidir por sí sola la suspensión o el cambio de dosis.

El parto debe programarse con anticipación, en lugares especializados, con un equipo médico que tenga experiencia en el tema. La opción de una cesárea es válida y debe surgir de un diálogo sincero entre el obstetra y la mujer. Mientras mayor sea la comunicación entre los implicados, mejores resultados se obtendrán al final de todo el proceso.


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