Esponjas menstruales: qué son, ventajas e inconvenientes

Las esponjas menstruales son una buena alternativa al uso de otros productos higiénicos para la menstruación, como compresas o tampones. Brindan comodidad y son 100 % ecológicos. Aún así, también suponen algunos riesgos.
Esponjas menstruales: qué son, ventajas e inconvenientes
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 16 febrero, 2024

Las esponjas menstruales son un artículo sostenible de higiene femenina que reúne todas las características para reemplazar a los tampones de un solo uso o a la copa menstrual. Se trata de un método de retención interna, seguro y eficaz.

Se estima que una mujer promedio llega a utilizar hasta 9 000 compresas y tampones durante su vida fértil. Estos elementos tardan hasta 300 años en degradarse, ya que están elaborados en plástico, en su gran mayoría. Las esponjas menstruales son una opción mucho más sostenible.

A las esponjas menstruales se las comercializa como «esponjas higiénicas» o «tampones de esponja». Son poco utilizadas en la actualidad, a pesar de sus grandes ventajas. Sin embargo, no es un producto nuevo, ya que se emplean desde la Antigüedad. Veamos qué son y cuáles son sus beneficios y desventajas.

¿Qué son las esponjas menstruales?

Son usados como sustitutos de los tampones o la copa menstrual. 

Las esponjas menstruales son un producto de higiene femenina similar a un tampón. Se colocan dentro del canal vaginal  para absorber el sangrado de la menstruación. Se pueden emplear por un lapso de entre seis y ocho horas. Son reutilizables y tienen una vida útil de, aproximadamente, un año.

Este tipo de elementos son muy flexibles y esto les permite adaptarse a la perfección a las paredes de la vagina. Las esponjas menstruales pueden ser de dos tipos: naturales o sintéticas. Las naturales son de origen marino, biodegradables y reutilizables. Las sintéticas no se pueden reutilizar.

Se cree que las esponjas menstruales naturales se emplean desde unos 3 000 años antes de nuestra era. Sin embargo, no eran utilizadas de forma generalizada. En el siglo XIX, cobraron cierta notoriedad, pero en el siglo XX quedaron en el olvido. En la actualidad, están volviendo a convertirse en una alternativa para la higiene íntima.

Las esponjas marinas son cultivadas o recogidas del océano. No se toca su base para que el organismo pueda regenerarse. Se recogen solo cuando han alcanzado más de 12 centímetros y medio. Se comercializan sin apenas hacerle mayores cambios.

Uso de las esponjas menstruales

El uso de las esponjas menstruales es muy sencillo. Primero, se humedece bien y, luego, se escurre para retirar el exceso de agua. Después, se dobla y se introduce en la vagina, empujándola con los dedos, con un movimiento suave. Debe llegar hasta el fondo y no causar ninguna incomodidad.

Aunque se puede usar por hasta ocho horas, lo común es que se emplee por un lapso de entre tres y seis horas. Todo depende de la cantidad del sangrado. Mientras se lleva puesta, es posible realizar cualquier actividad sin que haya filtraciones.

Estas esponjas a veces traen una cinta de agarre. Para retirarlas, basta con halar de esa cinta suavemente. Otra posibilidad es ponerse de cuclillas, introducir los dedos en la vagina y extraerla. Si hay alguna dificultad, lo indicado es meterse bajo la ducha y mojar la entrada de la vagina. Esto hace que la esponja se hinche y baje, facilitando la extracción.

Ventajas de las esponjas menstruales

Una de las grandes ventajas de las esponjas menstruales naturales es que se trata de productos 100 % ecológicos y reciclables. Además, se pueden recortar para que se adapten mejor al cuerpo de cada mujer, haciendo que sean muy cómodas.

Estas esponjas son suaves y están libres de muchos tóxicos. Las compresas y los tampones suelen tener materiales con algún derivado petroquímico. Asimismo, son hipoalergénicas y antibacterianas. Por lo tanto, no habrá irritaciones, picores o molestias.

Además de todo, son aptas para cualquier mujer, incluso si tiene algún tipo de prolapso genital. Son también cómodas a la hora de tener relaciones sexuales y tienen una vida útil hasta de un año, aunque en la mayoría de los casos se sugiere desecharlas a los seis meses.

Las esponjas menstruales sintéticas no tienen tantas ventajas, en especial desde el punto de vista ecológico. Sin embargo, son tan ergonómicas como las naturales y disponen de diseños que hacen más fácil la colocación y el retiro.



Inconvenientes del uso de esponjas menstruales

Dentro de los inconvenientes de las esponjas menstruales naturales está el hecho de que son algo ásperas. Si no se humedecen, pueden causar cierta molestia al ponérselas. Además, solo las sintéticas disponen de un sistema de agarre que facilita el retiro.

Sin embargo, el mayor problema estaría en los aspectos higiénicos. Es muy importante adquirir este tipo de productos con un proveedor confiable. Es posible que en su estado natural todavía tengan arena o algún residuo de elementos presentes en los mares.

Asimismo, el lavado de las esponjas menstruales antes de reutilizarlas puede ser complejo. De este modo, podrían quedar algunos restos y microorganismos en ellas. Esto podría favorecer un sobre crecimiento bacteriano y propiciar una infección. De momento, no hay suficientes investigaciones al respecto.

Algunos consejos y datos sobre las esponjas menstruales

Se recomienda elegir esponjas marrones por encima de otras.

Lo ideal es adquirir esponjas menstruales de color marrón, ya que las que son amarillentas podrían ser de menor calidad. No es conveniente lavarlas con jabones o detergentes durante la menstruación. Lo indicado es limpiarlas con agua en abundancia y volverlas a utilizar.

Fuera de la menstruación, lo más adecuado es dejarlas en remojo durante toda la noche, en una preparación con agua, bicarbonato de sodio y vinagre de sidra de manzana. Al día siguiente, lavarlas muy bien hasta que se vean completamente limpias.

Después, se escurren y se dejan secar al aire, de preferencia colgadas con una pinza o un hilo. Una vez que estén secas, lo indicado es guardarlas en una bolsa limpia, idealmente de algodón. Si se deshace o suelta polvo, debe tirarse a la basura. La recomendación generalizada es tirarlas después de seis meses.

Lo mejor es adquirir las esponjas menstruales en farmacias o en tiendas especializadas. Si al comenzar a utilizarlas se nota algún cambio, o algún síntoma desagradable, lo correcto es suspender su uso y consultar con el ginecólogo.

De momento, no hay ninguna marca de esponjas menstruales que haya sido aprobada por la Federación de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Si existe alguna duda sobre su uso o su adquisición, lo mejor es consultar con el médico.


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