
La personalidad es un constructo psicológico que ha atraído la atención de numerosos investigadores a lo largo de la historia de la psicología. Ha generado múltiples teorías sobre ella y, aún a día de hoy, no hay un consenso unánime…
A pesar de no presentar señales físicas que evidencien el maltrato, la violencia psicológica puede tener un alcance importante en nuestra vida que debemos conocer para poder evitar caer en esta situación
La violencia es un tipo de interacción social o personal en la que hay una clara intención de causar un perjuicio o daño a la otra parte. Existen muchos tipos y grados de violencia. Y pueden ser sutiles hasta el punto de pasar desapercibidos. La violencia psicológica, aunque no sea física, también deja señales en el cuerpo.
Conoce en este artículo los efectos de la violencia psicológica en nuestro organismo. Cómo puede afectar a nuestra calidad de vida, así como las formas de prevenir este maltrato tan tristemente extendido. Esta lacra social provoca que el dolor psicológico que sufren estas personas derive en graves problemas de salud a largo plazo.
La violencia psicológica es un tipo de maltrato verbal (no físico) basado en humillaciones, descalificaciones, vejaciones, insultos, aislamiento o bullying. Dado que no hay evidencias físicas como golpes, rasguños o moratones, a veces puede ser difícil de demostrar, ya que es la palabra de uno contra la del otro.
Es un tipo de maltrato en el que se trata de someter a la persona y se la anula a través de una presión constante. Tiene lugar por medio de gritos o vejaciones que discriminan y atentan contra la dignidad de la víctima.
Un maltrato psicológico deriva por lo común en trastornos del sueño. Las altas dosis de presión y violencia verbal provocan estados psicológicos de ansiedad, estrés e insomnio. Recibir diferentes tipos de humillaciones puede provocar alteraciones nerviosas y cardíacas.
El miedo al maltratador genera un insomnio que debilita aún más a la víctima. También se suma la capacidad de anulación que este ejerce al abuso de poder. Además, con las horas de sueño insuficientes, el cuerpo se debilita y es más propenso a enfermar.
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Por lo general, las víctimas de violencia psicológica sufren trastornos de la alimentación. Al reducirse la autoestima, la persona siente que no merece nada, que todo es por su culpa. Esta deformación de la realidad deviene en:
Un trastorno de la alimentación es una enfermedad en la que hay una distorsión de la propia imagen corporal. Hay factores que pueden derivar en estos desórdenes alimentarios, como el sentimiento de soledad, la frustración, la rabia contenida o el desamparo emocional.
La hipertensión es otra de las señales que la violencia psicológica puede dejar en el cuerpo. El hecho de vivir en un estado de alerta continuo para proteger la vida hace que se eleve la tensión arterial. La mente envía señales al cuerpo de estar viviendo un riesgo o un peligro y, por lo tanto, el cuerpo aumenta el bombeo sanguíneo.
Las personas que están en lugares conflictivos o donde su vida está expuesta a una amenaza constante, tienden a desarrollar hipertensión. En definitiva, es una estrategia de defensa del organismo muy asociada a personas que sufren violencia psicológica.
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La violencia psicológica hace que la víctima entre en un estado de depresión y angustia total. Son muchas las señales de violencia psicológica que derivan en una enfermedad o trastorno mental:
Por todo esto, no es extraño que la víctima, aun sin presentar síntomas de violencia física, caiga en un estado de desolación. Incluso hasta el punto de llegar a querer suicidarse o no importarle lo que suceda con su vida.
Además, se suma el agravante de que, por lo común, el agresor suele ser la pareja o un miembro cercano de la familia.
Ten en cuenta estos consejos para evitar ser víctima de violencia psicológica:
Si es tu caso, reflexiona, ármate de valor y pide ayuda.