Falsas creencias de la industria alimentaria

La industria de los alimentos se vale de mensajes publicitarios para estimular el consumo. Pero resulta que muchas de las supuestas verdades que se difunden, en realidad no lo son. Aquí te revelamos algunas.
Falsas creencias de la industria alimentaria
Nelton Abdon Ramos Rojas

Revisado y aprobado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas.

Escrito por Yamila Papa Pintor

Última actualización: 11 abril, 2022

“Si la etiqueta es verde no engorda”. “Comer sano es más caro y nos lleva más tiempo”. “No hay suficiente comida para todos, por eso se usan fertilizantes y químicos”. “El edulcorante es mejor que el azúcar blanco”. Estos son algunos de los mitos y falsas creencias de la industria alimentaria que oímos, decimos y leemos a diario.

En este artículo te contaremos qué de verdad o de mentira hay en estas afirmaciones.

¿La industria alimentaria realmente nos “alimenta”?

Las grandes empresas dedicadas a producir comida nos hacen creer que sin su intervención sería imposible darle de comer a todo el mundo y que gracias a ellos “nos salvaremos del hambre a nivel global.”

Sin embargo, esto no es verdad. ¿Por qué? Primero, porque hay millones de personas que no consumen ni siquiera un plato de comida al día.

Respecto a ello, La Organización de las Naciones Unidas (ONU) explica a través de esta información que, el hambre está creciendo paulatinamente y se han perdido años de avance a nivel mundial, mientras que la amenaza de no tener un plato de comida asegurado alcanza ya al 26,4 % de la población mundial. Así mismo, continúa exponiendo que, el debilitamiento de la economía se encuentra entre las principales causas de estas tendencias.

En segundo lugar, porque las técnicas agrícolas actuales están dañando los campos, la tierra y, en definitiva, el medio ambiente.

Como consumidores nos sentimos un poco “atrapados” por los productos que venden en los mercados porque no contamos con la información necesaria para cambiar nuestra manera de alimentarnos.

Además, solemos basarnos en mitos o falsas creencias que giran en torno a la comida y por ello elegimos incorrectamente.

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Los preconceptos se construyen a partir de datos cuya intención es malinformar y crear confusión. Es necesario entonces comprender el contexto de la situación y analizar más allá de los titulares de los periódicos.

Mitos en relación a la industria alimentaria

Te contamos cuáles son los más populares mitos relacionados con la producción y el consumo de comida.

1. El edulcorante es mejor que el azúcar

Como puntapié inicial, comenzaremos con los edulcorantes. Las personas que quieren adelgazar han demonizado al azúcar blanco y optado por ponerle a sus infusiones, postres o bebidas el tan popular líquido transparente.

Además, también eligen productos que lo contengan (refrescos, sobre todo).

Sin embargo, los edulcorantes artificiales no son tan buenos como nos hacen creer. Contienen muchos ingredientes como el aspartamo, el eritrol y la sucralosa, que según esta información de La Fundación del Concejo Internacional de Información Alimentaria, se deriva del azúcar, pero no se digiere de la misma manera.

La mayor parte de la sucralosa que consumimos no se digiere ni se absorbe por nuestros cuerpos. Si bien es verdad que tienen menos calorías que el azúcar, no son buenos para la salud.

Entonces, el uso de los edulcorantes, obedece a una norma simple que se debería aplicar a todo consumo: balance. Es decir, hasta ahora no hay suficiente evidencia como para decir que estos son causantes de alguna enfermedad, pero es sabido que el consumo excesivo de azúcar, en cualquier presentación, terminará por ser nociva para la salud.

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2. La comida del supermercado es más nutritiva que la “tradicional”

Por otro lado, debemos hablar de la calidad nutricional de los alimentos que compramos ya manufacturados. El mito indica que la comida industrial tiene igual o mayor cantidad de nutrientes que la “tradicional”, al haber pasado por ciertos procesos o simplemente por ser “más moderna”.

Para esto, se necesita entender lo que en realidad es un alimento manufacturado. Para ello, podemos mencionar este estudio de la Universidad de Barcelona, en la que explica que, en todo mercado existen diversos tipos de productos.

Los denominados productos manufacturados son aquellos artículos o bienes de valor agregado que se obtienen tras un proceso en el que intervienen tanto la mano de obra de los trabajadores como la asistencia de determinada maquinaria.

Es decir, esto no los hace productos alterados, por el simple hecho de ser manufacturados. Esto es muy importante tenerlo en cuenta. Puesto que, esto no quiere decir que sea una categoría uniforme. Al contrario, se trata de un grupo diverso, amplio y a veces complejo en el que se incluyen diferentes tipos de artículos con procesos de elaboración de diversa índole.

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3. Los agroquímicos no causan enfermedades

La continuación de este mito es que los productos orgánicos son dañinos porque se cultivan usando tierra que contiene desechos como el estiércol. Sin embargo, hasta ahora existen solamente discusiones a favor y en contra de su uso, pero no hay una evidencia científica que respalde ninguna de las dos teorías.

Por ejemplo, este estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina explica que la transformación de la agricultura en un sistema de alta tecnología orientado a la mejora constante del rendimiento ha resultado en un incremento de la cantidad de agroquímicos dispersados en el medio ambiente en las últimas décadas, y que esto, a su vez, ha traído consigo consecuencias negativas.

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Se cree que existen efectos en personas que no tienen contacto directo con esos productos son a largo plazo. Pero a la vez, no se conocen demasiados casos o consecuencias.

Se conocen, por ejemplo, consumidores con problemas de fertilidad, trastornos hormonales y menstruales y hasta gastritis crónica. En contraste a esto, una vez más, obedece a información sin respaldo científico hasta ahora.

Reflexionemos

Estos son solo algunos mitos sobre la industria alimentaria, pero hay muchos más. Deberíamos informarnos al respecto para poder cambiar nuestra manera de comer y de comprar ciertos productos.

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Por último, un consejo para el momento de ir al mercado: “Si una etiqueta tiene más de un componente que no conocemos, no podemos pronunciar o está acompañado de un puñado de letras y números, entonces mejor será elegir otra cosa”.

¿Por qué? Porque tiene componentes artificiales y producidos en una fábrica.

Optar por una alimentación más sana no es más costoso ni más complicado. Solo es una cuestión de cambiar nuestro punto de vista. Y de analizar si consumir productos sin químicos no sería una excelente inversión para sentirnos saludables.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.