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Los dos tipos de kéfir más conocidos son el de leche y el de agua. En principio el kéfir de leche nos aporta más azúcar y grasas, el de agua es menos graso.
El kéfir de agua es un fermento probiótico 100% natural, que ofrece numerosos beneficios para nuestra salud. No obstante, el kéfir va más allá: sus nódulos nos revelan una riquísima tradición de conocimientos compartidos. A continuación, conoceremos mejor la cultura y las propiedades del kéfir de agua para nuestra salud.
El kéfir es un probiótico natural obtenido a partir de la fermentación de una microflora compuesta por levaduras y bacterias beneficiosas.
Oficialmente existen dos tipos de kéfir: el kéfir de agua y el kéfir de leche. También se puede encontrar referencia a un tercer kéfir, el kombucha (o ‘kéfir de té’), aunque se trata de un probiótico con características distintas.
La microflora del kéfir de agua es la misma que la del kéfir de leche. La diferencia está en el medio del cultivo donde esta microflora se desarrollará, generando la fermentación. La leche ofrece naturalmente el azúcar y las grasas que sirven como ‘alimento’ para la microflora. En cambio, la preparación del kéfir de agua deberá contemplar la adición de dichos nutrientes.
El kéfir de leche es el más popular, por su sabor y su textura muy similares al yogur. Sin embargo, el kéfir de agua ofrece los mismos beneficios, con la ventaja de ser apto también para personas intolerantes a la lactosa. Además, los nódulos en el agua suelen ser más fáciles de mantener y pueden ser utilizados en un gran número de preparaciones.
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El kéfir de agua es un importante aliado de la buena digestión y los problemas estomacales; así, favorece el tránsito intestinal y combate los síntomas del estreñimiento.
Las levaduras y bacterias benéficas también son esenciales para mejorar la absorción de nutrientes y fortalecer el sistema inmunitario. Por ello, el kéfir puede ser consumido para prevenir un gran número de enfermedades:
Aunque está volviendo a ser reconocido en nuestros tiempos modernos, el kéfir es un cultivo secular que integra la medicina oriental. Entre sus muchas peculiaridades encontramos el círculo de donación y trasmisión de conocimientos que se establece entre sus consumidores.
En principio, para empezar a hacer en casa tu propio kéfir no será necesario adquirir la microfibra en ninguna tienda. Sus nódulos te serán ofrecidos por otros ‘cultivadores’ que donan sus ‘sobrantes’ como una forma de expandir la cultura del kéfir.
Para elaborar el kéfir de agua, será necesario contar con algunos accesorios: un tarro grande de vidrio con la boca ancha, un escurridor de plástico y una cuchara de madera o de silicona. Además, será importante asegurarnos de que el recipiente no cuente con metal en su interior o en su cierre.
A continuación, veremos los ingredientes y el paso a paso para preparar esta bebida probiótica:
Preparado el kéfir de agua, podemos consumirlo puro o realizar una infinidad de jugos y licuados con la bebida probiótica. No obstante, debemos recordar siempre separar los nódulos del kéfir antes de añadir cualquier otro ingrediente a la preparación o guardarla en la nevera.
Estos mismos nódulos serán utilizados para realizar los próximos ‘cultivos’ de kéfir de agua. Además, hay que recordar la importancia de dar continuidad al círculo de donación e integración del kéfir. Compartir es la esencia de esta cultura magnífica y saludable.