La importancia de abrir la mente al mundo que nos rodea

¿Sabías que viajar te obliga a abrir la mente al mundo para adaptarte a nuevas situaciones? De esta manera conseguimos sacar nuestro verdadero yo y vivir una vida más plena.
La importancia de abrir la mente al mundo que nos rodea
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Última actualización: 09 julio, 2023

Abrir la mente al mundo significa aprender a viajar hacia dentro y fuera de nosotros mismos. La mente tiene un poder gigantesco, que la mayoría de las veces no se utiliza. La forma de activarla es rompiendo con la costumbre.

En este sentido, lo que hay en el pensamiento es lo que determina cómo nos sentimos y actuamos. Por ende, si hay ideas negativas, la actitud se tornará negativa también.

Al final, esto se verá reflejado en las acciones o en la imposibilidad de realizarlas. Y así todo el ciclo vuelve a comenzar. Por ejemplo, malos resultados llevan a pensamientos destructivos. De esta manera, se vuelve un círculo vicioso.

Las personas no se dan cuenta de que pensar negativamente se vuelve costumbre. Esto conduce al estancamiento. Y es entonces cuando se deben realizar esfuerzos para abrir la mente al mundo y romper con esos hábitos negativos.

Abrir la mente al mundo interior

Abrir la mente al mundo interior nos permite tomar conciencia de nuestros pensamientos y su efecto

Según la física cuántica, cada pensamiento que se envía fuera crea su propia vibración. Esta vibración jamás desaparece y conduce a una sintonía con todos los seres y todas las realidades que vibran en la misma frecuencia.

  • Lo positivo atrae lo positivo y lo negativo hace lo propio.
  • Cuanto más fuertes y persistentes sean los pensamientos, más determinan esa fuerza de atracción, sobre todo en personas muy sensibles.
  • Los pensamientos negativos inciden sobre el metabolismo. La ira, por ejemplo, provoca una serie de reacciones químicas en el organismo. Como consecuencia, terminan generándose sustancias tóxicas para el cuerpo.
  • Lo mismo ocurre hacia afuera. Cuando se expresa algo negativo, esto también termina intoxicando a los demás.

Entonces, al abrir la mente al mundo interior, se toma consciencia de los pensamientos y de su efecto.

En  este sentido, cada idea negativa que surge es un mensaje que el cerebro transmite a todo el cuerpo. A través del sistema nervioso, llega a cada célula del organismo. Lo que reciben los órganos es una señal de alarma. Una percepción de que algo anda mal y que se debe estar alerta.

Ahora bien, la manera de abrir la mente al mundo interior es haciendo un ejercicio permanente de observación. No identificarse con el pensamiento negativo, sino examinarlo. Tratar de entenderlo. Desglosarlo.

De este modo, la razón hace que dicho pensamiento se diluya. La meditación es un camino para lograr esto.

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Abrirse al mundo externo

Abrirse al mundo externo: viajar

Viajar es una manera de romper con el estancamiento de la conciencia. En este caso, se produce el proceso inverso.

Un cambio en el contexto lleva a abrir la mente, primero al mundo exterior y luego al interior. Ambos aspectos siempre van unidos. Por eso, un viaje cambia la conciencia.

Lo más importante es que un viaje lleva a una ruptura con la rutina habitual. Muchos de los pensamientos y sentimientos ya no sirven en otro contexto.

Hay una especie de afortunado desajuste con las costumbres. Esto hace que se movilicen muchos recursos que pueden estar dormidos.

Asimismo, los viajes obligan a una persona a crear nuevas adaptaciones. El viajero tiene que observar, sopesar, evaluar y actuar. Esta es una manera de abrir la mente al mundo.

Toda la atención se centra en la realidad que está ahí afuera, no en los pensamientos que se llevan en la mente.

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Las ventajas de los viajes internos y externos

Abrir la mente es sin duda un camino hacia la evolución personal

Para abrir la mente al mundo interno se requiere silencio, concentración. Esta facilita la autopercepción.

Se cobra conciencia de los pensamientos propios. Se aprende a identificar cuándo son negativos y qué efectos tienen. Esto, finalmente, se traduce en mayor control sobre uno mismo.

Es como si se recuperaran las riendas de un caballo que iba desbocado.

Al abrir la mente al mundo externo ocurre un proceso similar. El hecho de romper con el contexto habitual hace que emerja el verdadero yo.

En un viaje, por ejemplo, se incrementa significativamente el autoconocimiento. Una persona se ve expuesta a situaciones nuevas y las resuelve haciendo uso de lo que lleva dentro. Incluso, en muchas ocasiones termina sorprendiéndose a sí misma.

Abrir la mente al mundo interno o externo lleva a que una persona se sienta más libre. También más realizada y feliz. El autoconocimiento y el autocontrol son herramientas para llevar una vida más plena.

No obstante, lo más importante es que todo esto contribuye a desterrar los miedos y la ira. Esas dos emociones son altamente nocivas y solo conducen al malestar.

Una mente abierta, en cambio, es más serena. Más dispuesta a sorprenderse y a encontrar lo positivo en todo. Es, sin duda, un camino hacia la evolución personal.


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