Leche descremada versus leche entera

La diferencia principal entre ambos tipos de leche es que la descremada contiene una menor proporción de grasa y, por lo tanto, las calorías que contiene son inferiores.
Leche descremada versus leche entera
Sergio Alonso Castrillejo

Revisado y aprobado por el farmacéutico Sergio Alonso Castrillejo.

Última actualización: 25 mayo, 2023

Si quieres conocer qué dicen las nuevas investigaciones sobre la polémica entre la leche descremada versus la leche entera, no te pierdas este artículo que te ayudará a aclarar tus dudas.

Una de las primeras medidas que se toman en el comienzo de una dieta para adelgazar es reemplazar la leche entera por una descremada para el consumo diario, con el objetivo de rebajar el consumo de grasa e ir bajando de peso de forma gradual.

Otras personas cambian el tipo de leche por un tema de gustos, ya que encuentran que la leche entera es fuerte y pesada. Sea cual sea la razón, es importante analizar las comidas que son parte de la alimentación diaria y saber si la leche descremada es la mejor alternativa.

Leche descremada versus leche entera

La diferencia principal entre ambos tipos de leche es que la descremada contiene un porcentaje menor de grasa y, por lo tanto, las calorías que contiene son inferiores.

Sin embargo al eliminar la grasa se desechan las vitaminas liposolubles A, D y E. Cabe destacar que algunos de estos nutrientes, como la vitamina D, ha demostrado ser esencial para la prevención de patologías complejas. Además suele ser complicado introducirla en el organismo por medio de la dieta.

¿Cuál es más nutritiva?

Al comparar la leche descremada versus leche entera podría existir controversia.
Según varias investigaciones, el consumo de leche entera no es más perjudicial que el de la leche descremada.

Como ya hemos mencionado, la principal diferencia estará en el porcentaje de grasa, que influirá tanto en las calorías como en el sabor.

Pero no es solo eso, al perder la grasa la leche desnatada pierde también las vitaminas liposolubles características de la leche, sobre todo la vitamina A y la vitamina D o calciferol. También, una cierta proporción minoritaria de vitamina E o tocoferol se pierde de forma natural en el desnatado.

A ello se suma una reducción en la capacidad de absorción del calcio que el sistema digestivo captura mejor acompañado de la grasa y las vitaminas de la leche.

En la actualidad la leche desnatada que nos llega a nosotros no tiene estas diferencias respecto a las vitaminas liposolubles y la cantidad de calcio (otra cosa es que se absorba igual o no) porque se le añaden vitaminas A, D y E de forma artificial.

No siempre se trata de vitaminas sintéticas, pero no tienen tampoco por qué proceder de la grasa extraída. Es decir que, en un principio, desde el punto de vista nutricional ambas leches son iguales, aunque una posee menos calorías.

¿Qué dicen los estudios?

Un estudio de 2017 publicado en The American Journal of Nutrition asegura que la ingesta de quesos y yogures con todos sus ingredientes no solo no inciden sobre la obesidad, sino que podrían incluso ayudar a prevenirla, así como la diabetes. Algo que, según el estudio, no se observa en los consumidores de productos desnatados.

Otro estudio liderado por el doctor Dariush Mozaffarian, concluyó que beber leche entera podía prevenir la diabetes. En dicha investigación, se analizó la sangre de más de 3000 personas durante un período de 15 años. Las personas que consumían leche entera tenían un 46 % menos de probabilidades de padecer esta enfermedad.

Por otro lado un investigador de la Universidad de Harvard, Mohammad Yakoob, no encontró en un metaanálisis de historiales médicos en Estados Unidos una relación entre la ingesta de leches enteras y la obesidad o la diabetes. Al contrario, la revisión sugiere que los consumidores de leche entera parecen más protegidos. 

Más estudios, esta vez en niños

Leche descremada versus leche entera: las diferencias radican en la proporción de grasas.
Los niños en edad preescolar suelen consumir ambos tipos de leche, a pesar de que no existe demasiada evidencia para preferir cualquiera de los dos.

Un estudio publicado en 2016 analizó la dieta de 2 700 niños de entre dos y seis años de edad. Sus resultados probaron que los niños que tomaban leche entera tenían una masa corporal menor.

El doctor Dariush Mozaffarian afirma lo siguiente:

“Creo que estos resultados indican que necesitamos un cambio en la política que recomienda solo consumir lácteos bajos en grasas. No hay evidencia que indique que quienes consumen una dieta con lácteos bajos en grasa estén en mejores condiciones que quienes consumen una dieta con lácteos enteros”.

La importancia del consumo de leche

Esperamos haber contribuido a saber un poco más sobre los tipos de leche. Por ahora, parece ser que la controversia de leche descremada versus leche entera arroja nuevas luces. Lo que está claro es que promocionar la ingesta de lácteos es esencial para la salud.

Estos alimentos contienen proteínas, micronutrientes y bacterias necesarios para garantizar el buen funcionamiento del organismo. Por este motivo han de aparecer en el contexto de una dieta saludable.

De todos modos, trata de no excederte en su consumo para no incrementar el valor calórico de la alimentación en exceso. De lo contrario podrías sufrir un incremento de la masa grasa poco aconsejable.


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  • Tanja Kongerslev Thorning, Hanne Christine Bertram, Jean-Philippe Bonjour, Lisette de Groot, Didier Dupont, Emma Feeney, Richard Ipsen, Jean Michel Lecerf, Alan Mackie, Michelle C McKinley, Marie-Caroline Michalski, Didier Rémond, Ulf Risérus, Sabita S Soedamah-Muthu, Tine Tholstrup, Connie Weaver, Arne Astrup, Ian Givens, Whole dairy matrix or single nutrients in assessment of health effects: current evidence and knowledge gaps, The American Journal of Clinical Nutrition, Volume 105, Issue 5, May 2017, Pages 1033–1045,
  • Mohammad Y Yakoob, Peilin Shi, Frank B Hu, Hannia Campos, Kathryn M Rexrode, E John Orav, Walter C Willett, Dariush Mozaffarian; Circulating biomarkers of dairy fat and risk of incident stroke in U.S. men and women in 2 large prospective cohorts, The American Journal of Clinical Nutrition, Volume 100, Issue 6, 1 December 2014, Pages 1437–1447.

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