Lo que pienso define mi realidad

Mis pensamientos definen mi realidad. Si cambio mis pensamientos puedo cambiar mi realidad, de forma positiva o negativa.

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Raquel Lemos Rodríguez

Última actualización: 01 julio, 2021

Si creo que todo me va a ir mal, así será. Si considero que me van a hacer daño, así sucederá. Y es que, aunque no nos demos cuenta, lo que pensamos define nuestra realidad.

No somos conscientes del gran poder que tenemos con nuestros pensamientos. Creemos que tan solo son ideas que pululan por nuestra mente, pero ¿y si debido a ellas nuestra vida girase en una u otra dirección?

La realidad que vemos está en nuestra mente. Por eso se pueden explicar diversas situaciones que nos suceden y a las que no les prestamos la debida atención.

Encontrarse siempre con el mismo tipo de personas

¿Alguna vez has estado en pareja y te han sido infiel? ¿Te ha sucedido esto repetidas veces a lo largo de posteriores relaciones?

Puede que no te des cuenta, pero te has sumergido en un bucle del que tan solo tú mismo puedes salir. Porque la culpa no es de tu pareja. En última instancia, es una responsabilidad compartida.

Si te encuentras con el mismo tipo de personas una y otra vez, deberías revisar cómo entras tú en las relaciones. Quizás eres demasiado permisivo desde un principio y te sometes. O quizás intentas acaparar demasiado y agobias a tu pareja.

También es posible que tus expectativas, siempre altas, te jueguen una mala pasada y que no sepas ver el tipo de persona con la que en realidad estás iniciando una relación.

Eso sí, ten en cuenta que, si se repite el mismo patrón de relación, hay algo que debes modificar en ti. Porque lo que estás pensando “todo lo malo me pasa a mí”, “todas mis parejas son infieles” está definiendo tu realidad, está provocando que atraigas a más personas así.

Cuando los pensamientos que mantienes son muy negativos, ellos mismos afectan a tus emociones y por lo tanto también a la manera en la que te comportas.

La profecía autocumplida

Si pienso que mi pareja me va a ser infiel y entro con ese miedo en una relación, es probable que esto pase y se convierta en una profecía autocumplida.

Esto sucede más veces de lo que creemos y es que aquel temor que tengamos al iniciar cualquier relación, proyecto u otra cosa se manifestará, tarde o temprano.

Con nuestra mente, creamos lo que se hará realidad antes o después. Nuestros miedos y temores tomarán forma y tendremos que lidiar con ellos.

Entonces, ¿qué ocurre con las profecías autocumplidas? Suelen repetirse porque, en vez de enfrentarnos a nuestros miedos, actuamos en función de ellos. Y eso, finalmente, provoca que ocurra aquello a lo que le tememos.

Si cambio lo que pienso, cambiaré la realidad

La solución ante todo esto es muy sencilla. Tan solo debo cambiar lo que pienso y así mi realidad podrá verse modificada también.

Si dejo de pensar que la gente siempre quiere engañarme, esto dejará de ocurrir. No obstante, no implica que nunca más vuelva a pasar.

Claro que en determinado momento puedo sufrir un engaño, pero si no empiezo a quejarme y a pensar que entonces todo el mundo quiere engañarme, tardaré mucho, o quizás nunca más vuelva a encontrarme en esta situación.

Los pensamientos son muy poderosos. Por eso es importante que dejemos de utilizarlos en nuestra contra y empecemos a hacerlo a nuestro favor. Si le sacamos todo el partido que tienen, nuestra vida dará un giro de 180 grados.

Tendemos a caer en el victimismo. Nos encanta quejarnos y rumiar una y otra vez pensamientos negativos que no nos llevan a ninguna parte y que en ocasiones nos causan ansiedad e incluso síntomas de depresión.

Nos mantenemos en nuestra zona de confort sin hacer nada, esperando que las cosas se solucionen por sí solas mientras confiamos en que un día dejaremos de tener mala suerte.

Recuerda, la realidad depende de los pensamientos

Tú tienes el poder de cambiar todo lo que está ocurriendo. Simplemente debes modificar tu perspectiva y observar lo que te sucede de otra manera. Dale prioridad a tus pensamientos positivos y desecha todos los negativos.

Piensa que todo lo negativo siempre tiene una parte positiva. ¿Por qué no intentas verla? Tus pensamientos afectarán tus emociones y, por lo tanto, también a la manera en la que te comportas.