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Los abuelos ya han pasado la etapa de padres y de educar. Con los nietos su misión es la de inculcar valores y un legado emocional que les ayude a ser mejores personas
Los nietos son esas nuevas generaciones que tanta luz y esperanzas dan a cada uno de los miembros de la familia. Ahora bien, en el caso de los abuelos, este vínculo es especial y muy favorecedor para ambas partes.
Hay que pensar en algo importante: a día de hoy llamamos «abuelos» a personas que, en realidad, llevan una vida muy activa. En la actualidad, sueles ser muy autónomos y sus corazones siguen siendo jóvenes.
Son personas que disfrutan de su día a día y que acogen a sus nietos de una forma diferente a como lo hacen los padres.
Son muchos los estudios que suelen hacerse para profundizar en si los abuelos tienen también la «responsabilidad» de educar.
Es cierto que en una sociedad todos somos agentes educadores. Sin embargo, el papel de los abuelos en una familia tiene unos matices muy interesantes de los que queremos hablarte.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
La responsabilidad de educar, de poner normas y de decidir «qué es permisible y qué no» la pautan los padres y las madres.
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Ahora bien, en el caso de los abuelos, existen unas particularidades que vale la pena señalar:
Lo que prefieren es disfrutar de sus nietos y construir un legado emocional.
Todo ello edifica un adecuado bienestar psicológico donde ambas partes ganan.
Tenemos claro también que no todos los abuelos son iguales y no siempre se construyen relaciones tan intensas.
Suele decirse que uno envejece como ha vivido. Por eso, si no hemos asumido determinadas cosas, es posible que lleguemos a la edad madura con algo de frustración y negativismo.
Serán pues los padres quienes valoren cuán frecuente debe ser el trato con los abuelos y si esa relación es enriquecedora o no. No obstante, y por lo general, es uno de los vínculos más maravillosos que existen.
El apoyo de los abuelos en el día a día supone una ayuda y un pequeño desahogo para los padres.
Esta responsabilidad de los abuelos no es algo reciente: son muchas las generaciones que han compartido las tareas de cuidado y atención de los más pequeños.
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El legado que construyen los abuelos enriquece a los nietos. Además, es posible que también los padres y las madres vean nuevas dimensiones en sus progenitores que tal vez desconocían y que, de algún modo, les hace renovar el vínculo.
También es el don de saber trasmitir valores. Los abuelos pueden compartir retazos del pasado, de esos recuerdos familiares de otras generaciones que, a su vez, van a ayudar al niño a comprender mucho mejor el mundo y a sí mismo. Así, le ofrece raíces.
Puede que les ayude a ver el paso del tiempo no con miedo, sino con tranquilidad.
Educar a un niño nunca es fácil. Pasamos épocas complejas que, a su vez, nuestros padres han pasado ya con nosotros.
Si bien es cierto que el contexto actual es diferente, las esencias son las mismas: niños que demandan independencia, niños que piden atención, que tienen rabietas, que cometen errores...
Sin duda, en todo ello pueden ayudar los abuelos con un buen consejo y sin interferir.
Los nietos dan luz y alegrías a los abuelos, es algo que siempre ha sucedido. Se encuentran en esa etapa de la madurez adulta donde las personas afrontan con ilusión y energías esos instantes vitales.
Por eso, los niños pueden ayudar a renovar «responsabilidades» y a ver la vida como una continuidad, con esperanza.
A día de hoy los abuelos no quieren ser padres. Lo que desean es solo disfrutar de las emociones más intensas y más enriquecedoras, pero de forma que no exista presión ni obligación.
Con ello queremos decir que como hijos suyos que seguimos siendo, debemos respetar también la independencia de los abuelos y su derecho a disponer «de su tiempo».
Es algo importante que debemos tener en cuenta.