Madurar es ser feliz sabiendo que no todo es perfecto

En ocasiones la madurez llega con los años, pero otras lo hace con los daños, y maduramos a base de decepciones y caídas. No obstante, todo ello nos ayuda a crecer
Madurar es ser feliz sabiendo que no todo es perfecto
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Raquel Aldana

Última actualización: 06 julio, 2023

Madurar es ser feliz sabiendo que no todo es perfecto. Es crecer con aprendizajes, avanzar, evolucionar con la vida y conocer los ritmos que se pueden llevar para elegir un camino. También es subir montañas y confrontar vivencias, fortalecernos con los sentimientos de vernos en la obligación de tener que lidiar con el malestar es una fuente de aprendizaje, cambio y crecimiento.

Con el tiempo, aprendes que no hay amor más poderoso que el propio y que este es la base de nuestra habilidad ante la vida. Porque querernos supone nuestro punto de apoyo, nuestra muleta para levantarnos de cualquier caída y que nuestras fracturas duelan menos.

La madurez emocional

La madurez emocional es un campo de crecimiento que se abona con los años y con los daños. Respecto a esto último, es curioso como crecemos particularmente en los momentos de mayor complicación y sufrimiento.

Madurar es un proceso individual.

En el libro La Inteligencia Emocional y el estudio de la felicidad, Pablo Fernández-Berrocal y Natalio Extremera explican lo siguiente:

“Una persona feliz sería aquella con muchas experiencias positivas y pocas negativas, y que se percibe globalmente satisfecha con su vida. No obstante, como los especialistas en bienestar señalan, no existe un indicador objetivo de felicidad, sino que se trata de un estado subjetivo del individuo que se obtiene directamente de su auto-informe”.

En la época de los manuales para casi todo, nos hace falta un Manual de vida para madurar” e ir creciendo entre la multitud de mensajes que nos indican lo que tenemos y lo que no tenemos que ser, así como lo que tenemos y lo que no tenemos que lograr.

Sin embargo, aunque hubiera un libro que diera las claves para madurar, realmente no contendría fórmulas mágicas para hacerlo. Cada uno tiene su ritmo y su punto álgido, por lo que no hay algoritmo que pueda determinar cómo una persona va a crecer.

Como bien dice Anthony de Mello: “Madurez es lo que alcanzo cuando ya no tengo necesidad de juzgar ni culpar a nada ni a nadie de lo que me sucede”.

Algunas señales de madurez emocional

Generalmente, llega un momento en el que nuestro propio recorrido emocional nos hace plantearnos cuál es la calidad del camino que hemos ido conformando. ¿Cuáles son las señales que indican evolución emocional?

1. Saber decir adiós es madurar

Las personas emocionalmente maduras saben que la vida es mucho mejor si se vive en libertad. Así que dejan marchar lo que ya no les pertenece, pues comprenden que mirar al pasado nos impide cerrar etapas y cicatrizar nuestras heridas emocionales.

2. Fluir con la vida y limpiar el dolor emocional

Cuando hemos aprendido lo suficiente de nuestro dolor, quitamos el miedo de mirar hacia nuestro interior para sanar nuestro pasado emocional y subir un nuevo escalón en la vida.

Para poder madurar, primero debemos aprender y aceptar.

3. Conocer lo que se piensa y siente y poder hablar de ello

Dejando de revisar nuestro interior no conseguimos escapar de él, sino permitir que lo negativo de nuestro pasado maneje a su antojo nuestro presente. Y esto, por supuesto, resta espacio a lo positivo y, además, duele mucho.

La claridad mental de las personas maduras contrasta con la pereza y el caos constante de las personas que no han alcanzado este punto de madurez. Por eso, la madurez mental ayuda a resolver problemas de la vida cotidiana de manera eficaz.

4. Dejar de quejarse

Las personas maduras  han aprendido que o cambiamos o aceptamos, pero que no sirve de nada quejarse.

5. Empatizar con los demás sin sentirse abrumadas

Las personas maduras son capaces de gobernar y manejar sus emociones y las que les contagian.

Lee también: Escapa de las emociones dolorosas

6. Madurar es no castigarse por cometer errores

Los errores son la mejor manera de aprender porque nos ayudan a comprender aquello en lo que fallamos. Por eso, las personas maduras no se castigan por sus limitaciones, sino que procuran trabajar para mejorarlas.

7. Apertura emocional

Cuando evolucionas, te das cuenta de que las corazas solo dificultan el avance. Puede que ponernos barreras sea útil en algún momento, pero lo importante es que nos las quitemos a tiempo.

8. Madurar es disfrutar tanto del tiempo en soledad como del compartido

Madurar también es saber estar con uno mismo en soledad.

El extracto del siguiente texto se atribuye a Charles Chaplin. Sea o no de su autoría, es un bello reflejo de las idas y venidas que supone caminar por la vida, madurar y cambiar.

Ya perdoné errores casi imperdonables. Trate de sustituir personas insustituibles, de olvidar personas inolvidables.  Ya hice cosas por impulso. Me decepcioné con algunas personas, mas también yo decepcioné a alguien.

Ya abracé para proteger. Me reí cuando no podía. Ya hice amigos eternos. Amé y fui amado, pero también fui rechazado. Ya fui amado y no supe amar […]

Tuve miedo de perder a alguien especial (y termine perdiéndolo) ¡pero sobreviví!

¡Y todavía vivo!


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Dean, D. G., & Bruton, B. T. (1989). Alienation and emotional maturity. Sociological Focus. https://doi.org/10.1080/00380237.1989.10570544
  • Irving, J. A., & Williams, D. I. (1999). Personal growth and personal development: Concepts clarified. British Journal of Guidance and Counselling. https://doi.org/10.1080/03069889908256287
  • Moore, D. (2010). 7 Steps to emotional maturity. https://doi.org/10.1080/10610278.2015.1098639
  • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 7835-81408
  • Berrocal, P. F., & Pacheco, N. E. (2009). La inteligencia emocional y el estudio de la felicidad. Revista interuniversitaria de formación del profesorado, (66), 85-108.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.