«Piercing» en el pezón: pros, contras, tipos de joya y cuidados

Para algunas personas, el «piercing» en el pezón es atractivo y supone una expresión de estilo personal. Sin embargo, colocarlo acarrea varios riesgos que es mejor conocer con antelación. 
«Piercing» en el pezón: pros, contras, tipos de joya y cuidados
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 06 febrero, 2024

El piercing en el pezón es una tendencia de moda que llama la atención tanto de las mujeres como de los hombres. Famosas como Kendall Jenner, Bella Hadid y Rihanna han sido algunas de las grandes referentes de este tipo de perforación que suele asociarse a la sensualidad, al erotismo y al estilo personal.

Si bien por mucho tiempo se catalogaron como un accesorio «de mal gusto», hoy es uno de los más demandados, incluso por encima del piercing en el ombligo. Aun así, su colocación implica un procedimiento que no está exento de riesgos y que requiere sumo cuidado durante el proceso de curación.

¿Planeas colocarte uno? Antes que nada, es conveniente resolver algunos interrogantes sobre la intervención, la preparación previa, sus posibles riesgos, los tipos de joyas y los cuidados que debes aplicar para no tener inconvenientes. Abordamos todos estos detalles a continuación.

¿Qué es un piercing en el pezón?

Un piercing en el pezón es una perforación corporal que se realiza en la base de uno o ambos pezones. En esta se coloca una llamativa joya o argolla elaborada en oro, plata, acero quirúrgico u otros tipos de metales. A menudo, se pone de manera horizontal, pero también puede ser vertical o diagonal, según se prefiera.

Ahora mismo, a través de varias técnicas, cualquier tipo de pezón (invertido, sobresaliente o plano) es apto para esta perforación. No obstante, dado que se trata de una zona sensible y llena de terminaciones nerviosas, la intervención es dolorosa, acarrea riesgos y requiere un tiempo de recuperación más largo.



¿Cuáles son los pros de un piercing en el pezón?

Aquellos que encuentran atractivo el piercing en el pezón reportan varias ventajas más allá de la apariencia estética. La evidencia anecdótica —sobre todo de mujeres— sugiere que estas perforaciones incrementan la sensibilidad en el área y, por ende, la excitación sexual.

Respecto a esto, se ha postulado que la perforación, al igual que la joya, incrementan el estímulo de las terminaciones nerviosas externas e internas del pezón, a diferencia de uno sin perforar que solo tiene terminaciones nerviosas accesibles desde el exterior.

Es así como tener un piercing en esta zona tiene el potencial de incrementar el placer sexual de ciertas personas. En particular, algunos experimentan orgasmos más recurrentes y encuentros más divertidos tras someterse a la perforación.

De acuerdo con observaciones realizadas a través de resonancia magnética, se determinó que la estimulación del pezón activa una zona del cerebro llamada «corteza sensorial genital», que es la misma que tiene actividad mediante la estimulación de la vagina, el clítoris y el cuello uterino.

Asimismo, una encuesta científica indicó que un 82 % de las mujeres y un 52 % de los hombres manifestaron un incremento de su excitación sexual con el estímulo de los pezones.

Como complemento se suman una serie de factores psicológicos que hacen de estos accesorios un atractivo para el sexo. Y es que quienes los usan tienden a sentir más confianza y destreza sexual, mientras que para la pareja puede ser un estímulo visual al percibirlo como algo sexi.

¿Cuáles son los contras?

Al igual que otras formas de arte corporal, los piercings en el pezón no están exentos de riesgos. La misma naturaleza sensible de la zona hace que sea una intervención dolorosa y susceptible a infecciones. De ahí la importancia de hacerlo solo de la mano de un profesional.

Hay que tener en cuenta que la perforación de la piel debilita su papel como barrera protectora contra las bacterias. Y dado que en los pezones el proceso de curación es más lento, los riesgos son aún mayores. Veamos en detalle sus principales complicaciones.

Infecciones

Uno de los mayores riesgos de un piercing en el pezón son las infecciones. El tejido sensible y perforado es susceptible a la entrada de virus y bacterias. Además, este riesgo es mayor si el equipo utilizado no está debidamente esterilizado.

Al igual que otras intervenciones en las que se utilizan agujas, hay probabilidades de contraer infecciones, como VIH, hepatitis B y C y virus del herpes simple. Además, tiempo después de la perforación, se pueden presentar infecciones bacterianas si no se aplican los cuidados posteriores adecuados.

Formación de abscesos

Cuando las infecciones bacterianas progresan, pueden aparecer abscesos en los pezones. Esta es una de las complicaciones comunes de este tipo de perforaciones. Provocan hinchazón, enrojecimiento, pus y, a veces, sangrado. Requieren tratamiento médico, pues deben drenarse y abordarse con antibióticos.

Riesgo de desgarro

El tejido delicado que recubre los pezones es sensible a los desgarros. Si el piercing no se coloca con la técnica adecuada, o si el profesional no precisa bien el espacio de la perforación para que no quede una parte de la piel muy delgada, hay un alto riesgo de sufrir esta complicación.

Eso sin contar con que, una vez colocado, puede engancharse en la ropa u otras superficies de forma accidental, lo que también puede causar un desgarro al tirar de ellas.

Daño en el nervio

En raros casos, el piercing en el pezón puede causar daño nervioso. Esto se manifiesta con dolor persistente, malestar y pérdida de la sensibilidad. Los desgarros y las infecciones que no se intervienen pronto aumentan el riesgo de tener esta complicación.

Cicatrices queloides

Las complicaciones durante el proceso de curación de la perforación aumentan las probabilidades de que se formen cicatrices antiestéticas como los queloides. Esto también es posible si hay antecedentes de este tipo de cicatrices en otras áreas del cuerpo.

Reacción alérgica

En algunas personas, el metal utilizado en la joya del piercing puede causar reacciones alérgicas. Esto se manifiesta con sensación de ardor, enrojecimiento, comezón e irritación. Para evitarlo, se recomienda el uso de materiales biocompatibles, como el acero quirúrgico.

Tiempo de curación lento

Debido a sus características sensibles, la piel del pezón tarda más en sanar en comparación con otras zonas del cuerpo. Se estima que la cicatrización se completa en un periodo de entre cuatro y seis meses. En este tiempo, los cuidados son determinantes para evitar infecciones, desgarros y demás consecuencias en la salud.



Tipos de joyas recomendadas para un piercing en el pezón

La principal característica del piercing en el pezón es que tiene dos salidas; por eso, se pueden colocar varios tipos de joyas. Las más utilizadas suelen ser las barras, los aros y los escudos. ¿Con cuál empezar?

Pues bien, dado que esta perforación es más dolorosa comparado con otras zonas, lo mejor es iniciar con las barras. Son fijas y corren menos riesgo de desgarros; además, favorecen el proceso de curación. Por el contrario, los aros y los escudos tienden a moverse y corren más riesgo de engancharse en algún lado.

Veamos con más detalle cada uno:

  • Barras: aprovecha los dos orificios del piercing al mostrar en sus dos extremos visibles la joya, que puede ser de piedras preciosas o metales brillantes.
  • Aros: los aros o argollas son llamativos y lucen muy sexis. Hay varios diseños; desde circunferencias lisas hasta otras con piedras o diseños extravagantes.
  • Escudos: su base es una barra, pero tienen diferentes diseños que sobresalen. Se conocen como escudos porque cubren la superficie del pezón con una joya de diferentes formas, como una filigrana.

En cuanto a sus materiales, uno de los preferidos es el titanio, ya que es hipoalergénico y no suele causar problemas. También hay en oro, en plata y en platino para quienes buscan algo más llamativo y lujoso.

En última instancia, están los de acero, que suelen ser más asequibles. Sin embargo, en este caso es importante asegurarse de que sea de buena calidad, preferiblemente quirúrgico, pues algunas variedades provocan alergias y más riesgo de infecciones.

10 cuidados del piercing en el pezón

La clave para evitar complicaciones asociadas al piercing en el pezón es tener algunas precauciones antes y después de realizar la intervención. Como cualquier herida abierta, la piel queda expuesta a posibles infecciones hasta que sane.

Por eso, el punto de partida es tener en cuenta que el tiempo de curación se extiende por cuatro o más meses. En este periodo, tendrás que asegurar una óptima limpieza de la zona y evitar su contacto con superficies que puedan lesionar o infectar la piel. A continuación, detallamos algunos consejos claves.

1. Acude donde un técnico autorizado

Las perforaciones en el cuerpo son procedimientos con riesgos; por ello, no deben realizarse de manera artesanal o casera. Es primordial acudir donde un profesional autorizado, que tenga licencia y experiencia. Al visitar el estudio, hay que verificar que cuente con estrictas medidas de higiene y que tenga los equipos adecuados.

2. Realiza una limpieza previa

Lo más probable es que el técnico desinfecte la piel antes de insertar la aguja; aun así, por tu cuenta debes asegurarte de que la zona esté limpia y seca. Limpia bien con agua y jabón neutro antes.

3. Evita tocar el piercing

Para evitar inconvenientes con el proceso de curación de esta perforación, evita tocar la zona (excepto durante la limpieza). El contacto con las manos sucias aumenta el riesgo de infección. De hecho, lo mejor es evitar el contacto sexual, pues la pareja también puede contaminar la zona al tocarla o besarla.

4. No te expongas en lugares de riesgo

Los saunas, las piscinas, los balnearios, la playa y las duchas públicas son lugares de riesgo durante el proceso de curación del piercing en el pezón. Lo mejor es alejarte de estos sitios hasta que la herida sane por completo.

5. Mantén limpio el pezón

Luego de realizar la perforación, la limpieza cumple un papel esencial tanto para completar la recuperación como para prevenir infecciones. Con el fin de evitar problemas, usa siempre un jabón suave y agua tibia. Además, deja secar la zona al aire libre sin utilizar toallas.

También puedes higienizar con suero fisiológico una o dos veces al día el pezón, en especial tras las primeras semanas. Cuando termines este enjuague, espera que se seque bien antes de usar cualquier prenda. Estas medidas reducen la probabilidad de un rechazo al piercing.

6. Usa prendas suaves

Ten en cuenta que el piercing puede engancharse en la ropa; para evitarlo, asegúrate de utilizar un sujetador suave de algodón, sin texturas. Hasta que la piel no sane por completo, es mejor evitar la lencería u otras prendas en las que la joya puede enredarse.

7. Cuidado si se forman costras

Algunas personas pueden notar que se forma una pequeña costra en la piel del pezón mientras se va curando. ¡Ojo! No debes arrancarla o rascarla; esto puede interferir con la cicatrización y derivar en otras complicaciones.

8. Evita girar las joyas

Una vez te coloques la joya, déjala fija sin tocarla. Primero, porque es necesario evitar el contacto con las manos; y segundo, porque girarla o moverla aumenta el riesgo de lesión y desgarros.

9. Evita sustituir las joyas hasta que la herida sane

Una vez la joya sea insertada en el pezón, tendrás que dejarla fija hasta que la cicatrización se complete. Evita retirarla para dormir o para cambiarla por otro diseño. Si te molesta, consulta al técnico y que sea él quien realice el cambio.

El agujero del pezón se cierra más rápido y es la razón por la que no debes quitarte el accesorio. De ser necesario, por ejemplo tras una revisión médica, puedes ponerte un retenedor (lo sueles conseguir en la misma tienda en la que realizas la perforación). Es un elemento no metálico que no interfiere con los exámenes médicos.

10. Consulta al médico si experimentas alguna complicación

Si aplicas los cuidados adecuados cada día, el piercing del pezón sanará sin inconvenientes. De todos modos, procura estar alerta ante las manifestaciones de una infección.

Busca ayuda médica si experimentas dolor excesivo y prolongado, supuración en el pezón, mal olor, fiebre, hinchazón, enrojecimiento extendido hacia el seno o erupciones. Cuanto más pronto atiendas estos síntomas, mejor es el pronóstico.



Dudas frecuentes sobre el piercing en el pezón

En este punto ya hemos resuelto las inquietudes más relevantes sobre el piercing en el pezón. Sin embargo, resolvemos otras dudas frecuentes que pueden surgirte antes de la intervención.

1. ¿Cómo es el procedimiento de la perforación del pezón?

En primer lugar, se suelen presentar los tipos de joyas y se explican sus pros o contras. Una vez elijas la que deseas, el profesional te puede pedir que llenes un formulario de consentimiento. Posterior a esto, se inicia con la desinfección y limpieza de la zona.

El técnico esterilizará las joyas y mostrará el equipo de trabajo para que haya certeza de que todo cumple con las estrictas medidas de higiene. Con todo listo, se sujeta la boquilla con una pinza para proceder con la introducción de la aguja. En este momento, te pedirán respirar profundo y pausado.

Tras hacer la perforación, se introduce al instante la joya y se aplica una venda para bloquear el sangrado. Es normal presentar sangrado e inflamación durante los primeros días. Si esto no mejora a las dos semanas, consulta al médico.

2. ¿Cuánto duele un piercing en el pezón?

Es una de las perforaciones más dolorosas. En una escala del 1 al 10, el dolor llega a ser de 8. Por este motivo, los perforadores suelen recomendar probar primero con un piercing en otra parte del cuerpo, como la oreja o la nariz.

3. ¿El piercing puede cerrarse?

Si retiras el piercing por tiempo prolongado, sí. El agujero se puede hacer más pequeño, e incluso se cierra, tras varias semanas. Si esto ocurre, es necesario acudir de nuevo donde el técnico profesional para reabrirlo.

4. ¿Un piercing en el pezón afecta la lactancia?

Una duda frecuente cuando se realiza el piercing en el pezón en mujeres es la compatibilidad con la lactancia. Pues bien, cuando la perforación del pezón cicatriza bien, no hay problemas para amamantar.

Por supuesto, hace falta retirarse la joya para no exponer al bebé al riesgo de asfixia o de lesiones. Antes y después de quitar el accesorio, debes lavarte bien las manos.

Ahora bien, las infecciones, una mala cicatrización o el daño en los nervios durante la curación del piercing sí pueden repercutir de forma negativa en la lactancia futura. No es algo muy frecuente, pero es importante saberlo.

5. ¿El piercing produce cambios en el pezón?

La forma del pezón o de las areolas no cambia con esta perforación. El accesorio hace que luzcan más notorios y pronunciados. Además, en algunos incrementa la sensación de sensibilidad al tacto.

6. ¿Un piercing en el pezón aumenta el riesgo de cáncer de mama?

No. Hasta la fecha no hay evidencia científica que asocie estas perforaciones con el cáncer de mama. Hay quienes creen que complicaciones como los abscesos y los queloides derivan en tumoraciones, pero esto no es verdad.

Al principio, los bultos alrededor del piercing sí pueden confundirse con síntomas iniciales de cáncer de mama inflamatorio, pero esto se descarta en la consulta médica.

¡Para recordar!

Por estética, por su relación con la sensualidad o con la finalidad de incrementar la sensibilidad durante los encuentros sexuales… son varias las razones por las que puedes sentirte atraído por realizarte un piercing en el pezón. Sin embargo, considéralo como una decisión importante.

Ten en mente que la intervención es dolorosa, requiere cuidados y no está exenta de riesgos. De hecho, si algo sale mal, sus efectos pueden ser duraderos. Así pues, resuelve primero todas las inquietudes y consulta siempre con un perforador calificado.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.