¿Por qué me duele el vientre al tener relaciones?

El vientre puede doler al tener relaciones sexuales por una postura inadecuada durante la interacción. De todos modos, hay otras causas que podrían ser más severas.
¿Por qué me duele el vientre al tener relaciones?
Mariel Mendoza

Revisado y aprobado por la médica Mariel Mendoza.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 11 marzo, 2024

Experimentar dolor en el vientre durante las relaciones sexuales no es algo normal. Al contrario, es un síntoma incómodo y molesto que puede arruinar la experiencia, ser signo de una enfermedad de base y hasta ocasionar aprehensión a futuro al momento de la intimidad.

A diferencia de la dispareunia, que es el dolor en la zona genital al tener sexo, en este caso hablamos de las molestias en la zona abdominal. Es decir, en la región que se encuentra por encima de la cadera, principalmente en el vientre bajo.

Tanto varones como mujeres lo pueden experimentar, aunque es más frecuente entre ellas. También es cierto que no reconoce edades, puesto que jóvenes y adultos mayores son susceptibles por diversas razones.

Si solo lo experimentaste una vez, quizás se deba a una causa de fácil solución, como una postura inadecuada en el sexo. Pero si se repite y se hace más intenso, amerita una consulta médica.

1. Posición sexual inadecuada

No todas las posiciones sexuales que existen son para cualquiera. En el ánimo de experimentar, es posible que algunas generen incomodidad y hasta dolor en diferentes partes del cuerpo, como el pubis y el vientre.

Sobre todo aquellas posiciones que favorecen una penetración vaginal profunda, podrían provocar inflamación en la parte alta de la vagina y, a continuación, extensión de la molestia a otras estructuras de la pelvis y el vientre.

2. Falta de lubricación

La lubricación se logra a través de los juegos previos a la penetración. Algunas mujeres responden con mayor producción de fluidos, mientras que otras producen menos o padecen sequedad vaginal.

Si se llega a la penetración vaginal sin una adecuada lubricación, entonces podrían ocurrir molestias, dolores y hasta traumatismos de la vagina. Aunque es una causa más asociada la dispareunia, la relación sexual dolorosa es capaz de irradiar las molestias hasta el vientre bajo.

En la menopausia, por ejemplo, la falta de lubricación es más evidente, por la reducción de los estrógenos. Ello implica que las mujeres posmenopáusicas se encuentren más expuestas a dolores asociados al coito.

3. Coito «agresivo»

Hay casos en los que la penetración vaginal causa mucho dolor porque se realiza de forma brusca. Esto no se refiere a relaciones no consensuadas, sino a aquellas que suceden con más fricción o con movimientos más intensos.

En estas situaciones, la mujer puede experimentar un dolor en el vientre al tener sexo o luego del mismo. Lo mismo sucede si el miembro viril del varón es de gran tamaño, pues alcanzará con mayor facilidad la zona alta de la vagina, inflamándola.

4. Vaginismo

Se denomina así a los espasmos que la mujer, de manera involuntaria, tiene en su vagina, dificultando el coito. No es una reacción consciente y se suele asociar a un proceso psicológico. A pesar de que ella quiera y consienta la relación sexual, su cuerpo manifiesta algún tipo de rechazo a la misma.

Según las estadísticas, alrededor del 3 % de las mujeres del mundo se ven afectadas por este trastorno. Y aunque también puede ser algo pasajero, se recomienda atención médica y psicológica para abordar con precisión el problema.



5. Malposición uterina

El útero invertido, también conocido como útero retrovertido o retroinclinado, es una variación anatómica en la posición del órgano. En condiciones normales, el mismo se inclina hacia delante, pero en estos casos va hacia atrás.

Esta variación anatómica contribuye a la incomodidad o el dolor cuando las relaciones sexuales se ejecutan en ciertas posturas. La angulación del cuello del útero puede afectar el contacto con el pene en la penetración, ocasionando las molestias.

6. Depresión o estrés

De acuerdo a los consensos de expertos sobre disfunciones sexuales, el dolor en las relaciones sexuales puede pertenecer a la categoría de los dolores psicógenos. Entre ellos, tendríamos a los que se derivan de situaciones estresantes o por cuadros depresivos.

A la hora de tener relaciones sexuales, la predisposición juega un papel importante. Desde la incapacidad para despejar la mente y estar centrado en el presente hasta la reducción de la libido, los trastornos psicológicos son capaces de alterar las percepciones sensoriales.

Si bien el vaginismo es una expresión común en las mujeres con depresión, no se pueden descartar otras manifestaciones un poco más distantes, como el dolor abdominal al tener relaciones sexuales. En dicho caso, el diagnóstico descartará otras causas orgánicas y el tratamiento tendrá que ser guiado por un profesional en psicología.

7. Cervicitis

La cervicitis consiste en una inflamación del cuello uterino. Podrá ser infecciosa si hay presencia de hongos, virus o bacterias, pero también puede ser no infecciosa.

De cualquier modo, su presencia predispone a una irritación mayor e inflamación al momento del sexo. Ello podría irradiar dolor a la parte baja del vientre.

En general, las cervicitis cursan con un cambio en el flujo vaginal. De acuerdo a la causa de la misma, ese flujo variará en color, consistencia, cantidad y aroma.

El tratamiento adecuado de la cervicitis calmará el dolor en el vientre al tener relaciones sexuales. Al contrario, si no se implementara un abordaje adecuado, el cuadro clínico podría evolucionar a una enfermedad pélvica inflamatoria, más severa.

8. Enfermedad pélvica inflamatoria (EPI)

La enfermedad pélvica inflamatoria o EPI puede causar dolor durante las relaciones sexuales. Esta es una infección de los órganos reproductores femeninos, como el útero, las trompas de Falopio y los ovarios, con la posibilidad de extenderse al abdomen.

Suele originarse en una infección bacteriana de la vagina o el cuello uterino. A veces, transmitida sexualmente, como la clamidia o la gonorrea.

El dolor de la EPI no solo está en el momento de tener relaciones. Lo que sucede es que el sexo exacerba el síntoma. Junto a ello, aparece lo siguiente:

9. Endometriosis

La endometriosis es una de las causas de la llamada dispareunia profunda, como explica un artículo científico del año 2015. Es decir, del dolor en la parte baja del vientre y en la región asignada al útero, al tener relaciones sexuales.

La enfermedad consiste en la presencia de tejido similar al revestimiento del útero (endometrio) fuera del órgano. Por lo tanto, se lo puede encontrar en los ovarios, las trompas de Falopio, la vejiga o el abdomen.

El tejido anormal forma adherencias y cicatrices en la pelvis, lo que puede originar dolor durante la penetración. También se inflama, en respuesta a la variación hormonal del ciclo menstrual, contribuyendo con el dolor.

10. Cistitis intersticial

También conocida como síndrome de vejiga dolorosa, es una afección crónica caracterizada por dolor en la pelvis, así como una mayor frecuencia urinaria, sin que exista infección bacteriana. El dolor durante las relaciones sexuales en personas con cistitis intersticial puede estar relacionado con la inflamación y la sensibilidad de los tejidos circundantes.

11. Adhesiones uterinas

Las sinequias del útero son bandas de tejido cicatricial que se forman dentro o fuera del órgano. Pueden unir sus paredes internas o relacionarlo de modo anómalo con otras estructuras del abdomen y la pelvis.

Las adhesiones restringen la capacidad del útero para expandirse y moverse durante la relación sexual, lo que puede causar dolor. También distorsionan la anatomía, llevando a una situación similar a la malposición, de la que ya hablamos.

12. Fibromas uterinos

Los miomas o leiomiomas del útero son tumores no cancerosos del órgano. Están compuestos de tejido muscular y conectivo. Puede haber uno o muchos en la misma persona.

El tamaño y la ubicación determinan el dolor que ocasionan durante la menstruación, pero no parecen afectar el tipo de dolor que se percibe durante las relaciones sexuales. Aun así, los más grandes son capaces de cambiar la anatomía y la posición uterinas, provocando un incremento de la inflamación ante ciertas posturas.


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13. Constipación

La dificultad para evacuar las heces de manera regular y cómoda puede contribuir al dolor de vientre durante las relaciones sexuales. Al acumular heces en el colon, se ejerce presión en la zona pélvica, con posterior incomodidad en el sexo.

También sucede que la tensión intestinal asociada con el estreñimiento crónico afecta los músculos del suelo pélvico e irrita las mucosas del recto y el ano. Todo ello forma un conjunto de circunstancias que pueden expresarse con dolor.

14. Heridas o traumatismos

Las heridas, irritaciones o traumatismos del canal vaginal pueden generar dolor en el vientre al tener relaciones, por irradiación. Estas lesiones, que pasan desapercibidas, se hacen evidentes durante el coito por la fricción. Por fortuna, estas lesiones suelen cicatrizar por sí solas al cabo de algunos días, por lo que el síntoma debería desaparecer con su resolución.

15. Infecciones genitales y urinarias

Por su parte, las infecciones en la vagina, en la uretra, en la vejiga y en los riñones también pueden causar dolor en el vientre al tener relaciones sexuales. Un estudio publicado en American Family Phycisian establece que la vaginitis, la bartolinitis y la uretritis generan molestias durante el sexo.

Por otro lado, las infecciones urinarias pueden causar inflamación de la vejiga y la uretra. La inflamación aumenta la sensibilidad y el dolor durante la penetración.

Tampoco hay que descartar el efecto de las infecciones de transmisión sexual o ITS. Entre ellas, tenemos las que ocasionan cervicitis y EPI, como ya mencionamos.

16. Posparto

El parto trae muchos cambios en el cuerpo. Algunos son una prolongación de los cambios del embarazo y otros son nuevos.

Entre ellos, la situación de la dispareunia posparto no es infrecuente. Afecta hasta al 35 % de las mujeres en los primeros 2 meses posteriores al parto, según un relevamiento publicado en International Journal of Gynaecology and Obstetrics. Además, el dolor se puede prolongar por un año en el 22 % de los casos.

En general, la molestia al tener sexo disminuye a medida que pasan los meses. Se asume que la explicación está en el regreso al estado pregestación de los tejidos de la zona pélvica.

17. Síndrome de congestión pélvica

En esta condición hay una acumulación anormal de sangre en las venas de la pelvis, lo que puede lleva a dolor crónico. Las molestias pueden intensificarse durante la actividad sexual, ya que con la excitación hay un aumento del flujo sanguíneo hacia la zona.

Los síntomas adicionales incluyen un empeoramiento del dolor al estar de pie, dismenorrea y lumbalgia. Por ello, ciertas posturas sexuales también podrían exacerbar el problema.

18. La prostatitis en los hombres

En los varones, la prostatitis crónica o el dolor crónico pélvico asociado a la próstata es un síndrome molesto que ocasiona diferentes problemas de calidad de vida. Entre ellos, afecta la función sexual.

Los pacientes pueden sentir dolor al eyacular y severos inconvenientes al momento de practicar el sexo. Cada movimientos podría exacerbar el dolor pélvico y del abdomen bajo.

¿Qué hago si me duele el vientre al tener relaciones sexuales?

En caso de un dolor que aparece de manera esporádica y que no molesta demasiado, será conveniente probar con cambios en las posturas sexuales. También se puede dialogar con la pareja para encontrar alternativas que reduzcan la fricción o el roce de las partes íntimas.

Si el dolor es persistente, se acompaña de otros síntomas y tiene una severidad notable, convendrá hacer una consulta médica. El profesional explorará los genitales y, posiblemente, solicite una ecografía ginecológica.

El tratamiento variará en función de la causa subyacente. Los procesos infecciosos se pueden tratar con medicamentos, mientras que otras patologías requerirán, por ejemplo, de cirugía.

En algunas mujeres se podrían intentar abordajes paliativos. El uso de estrógeno tópico para mejorar la lubricación durante el coito es útil en la posmenopausia. Las puérperas se benefician de la espera y de las relaciones más suaves, así como los trastornos mentales encuentran su camino en la terapia psicológica.

La vergüenza debe quedar de lado ante esta situación. No siempre se eliminará la molestia por sí sola o sin la ayuda profesional.


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