¿Por qué es perjudicial aguantar las ganas de orinar?

Al orinar expulsamos todo tipo de desechos y sustancias tóxicas que, de no depurarse, pueden llegar a intoxicar nuestro organismo y tener consecuencias negativas y perjudicar nuestra salud. Por ello, es importante no aguantar las ganas de orinar.
¿Por qué es perjudicial aguantar las ganas de orinar?
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 06 julio, 2023

El deseo de ir al baño es una necesidad biológica que todos los seres humanos tenemos cuando el cuerpo está listo para eliminar los desechos. Por lo que aguantar las ganas de orinar no es bueno para el organismo, como tampoco es bueno aguantar la sed o el hambre.

En el caso de la orina, se produce una señal cuando la vejiga ya está llena y necesita vaciarse. De hecho, es justo este órgano el encargado de almacenar el líquido que envían los riñones, la orina, para su posterior expulsión a través de la uretra.

Por la incomodidad de usar un baño ajeno, por no interrumpir una reunión o porque no hay un baño cerca, muchas personas prefieren aguantar las ganas de orinar hasta tres y cuatro horas seguidas esperando encontrar el momento más oportuno para hacerlo.

Sin embargo, lo que la mayoría no sabe es que el hábito de retenerla tanto tiempo conlleva a graves efectos secundarios que se pueden manifestar de inmediato o tiempo después ¡Conócelos!

1. Aguantar las ganas de orinar produce ensanchamiento de la vejiga

Al aguantar las ganas de orinar pueden producirse muchas consecuencias sobre la salud.
La distensión de la vejiga urinaria puede provocar síntomas molestos.

La vejiga tiene una capacidad de almacenamiento que ronda entre 150 y 220 mililitros de orina, dependiendo de la persona.

Teniendo en cuenta que un vaso de agua aporta más o menos 200 o 250 mililitros de líquido, sumado al que aportan otros alimentos, la vejiga tiene que trabajar todo el día para poder vaciarse a tiempo.

El problema es que al no responder al deseo de orinar, los líquidos sobrecargan este órgano y dilatan sus paredes para poder almacenarse.

¿El resultado? La vejiga comienza a ensancharse y a mediano y largo plazo puede acarrear otras consecuencias para la salud, como algunos tipos de infecciones, según muestra este estudio.

2. Infecciones recurrentes

Basados en este estudio, puede decirse que a través de la orina se eliminan sustancias ácidas y amoníacos que, al retenerse, pueden poco a poco generar daños en las paredes del tracto urinario y de la vejiga.

Este debilitamiento aumenta el riesgo de padecer diversos tipos de infecciones, debido a la facilidad que tienen los microorganismos para entrar y proliferar en el sistema.

También se debe considerar que a través de la micción se da el proceso de eliminación de las bacterias que llegan a la vejiga y la uretra, por lo que retener este líquido les da más tiempo de desarrollarse.

En este sentido, la cistitis se convierte en una de las consecuencias más habituales, en especial en la población femenina. Esta infección es el resultado de la inflamación de las paredes de la vejiga y el ataque bacteriano.

3. Cálculos renales

Los cálculos renales se pueden desarrollar por múltiples causas. Una de ellas es el simple hecho de contener la orina, debido a las sustancias que se van cristalizando en el riñón por no ser eliminadas a tiempo.

Al contener el líquido por mucho tiempo, los riñones empiezan a formar pequeñas piedras con el calcio, el fosfato, el amonio y el magnesio, los cuales se van acumulando hasta formar los famosos cálculos renales.

Para evitar esta reacción lo mejor es incrementar el consumo de agua y atender a tiempo el deseo que tiene el cuerpo cuando la vejiga llega a su máxima capacidad.

Al aguantar las ganas de orinar pueden producirse cálculos renales.
El dolor lumbar suele aparecer en el caso de los cálculos renales.

4. ¿Aguantar las ganas de orinar produce reflujo vesicoureteral?

Debemos tener mucho cuidado con esta condición, ya que puede derivar en otras consecuencias más graves en la salud. El reflujo vesicoureteral se produce debido a una infección o por la presión en el uréter causada por otro órgano.

Pese a que no hay una evidencia científica que pueda confirmar esto, podemos encontrar investigaciones que hablan de las causas del reflujo vesicoureteral, como por ejemplo, esta información por parte de los expertos de Mayo Clinic, donde explican que el reflujo vesicoureteral puede ocurrir de dos formas: primaria y secundaria.

Por una parte, esta investigación muestra que las causas de la primaria están relacionadas con más frecuencia a un defecto que está presente antes del nacimiento (congénito).

Por el otro, la causa de la secundaria se debe a la incapacidad de la vejiga para vaciarse de manera adecuada, ya sea debido a una obstrucción, a una falla del músculo de la vejiga o a un daño en los nervios que controlan el vaciamiento normal de la vejiga.

Esta situación conduce a que la orina retroceda de forma anormal desde la vejiga hacía los riñones. El resultado son infecciones más graves, cicatrices en el tracto urinario e incluso daños hepáticos cuando no se le brinda un tratamiento adecuado.

5. Escalofríos y dolores pélvicos

La retención de la orina también implica una acumulación de líquidos y toxinas en la vejiga, lo cual deriva una molesta sensación de escalofríos y, más tarde, un dolor pélvico de intensidad variable.

El vientre se podrá notar más hinchado y es probable que se presenten otros síntomas como el cansancio o el aturdimiento.

¡Es mejor no aguantarte las ganas!

Así pues, aunque parezca inofensivo aguantar algunas horas las ganas de ir al baño, lo cierto es que implica graves consecuencias que siempre se deben considerar.

Es relevante aprender a atender a tiempo las señales que nos envía el cuerpo para evitar alteraciones peligrosas en la salud.


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