¿Por qué suenan las tripas?

Las tripas no solo nos suenan por hambre, sino que, en realidad, también producen ruido durante la digestión. En este artículo te explicamos por qué ocurre.
¿Por qué suenan las tripas?
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Leonardo Biolatto

Última actualización: 25 mayo, 2023

Seguro que alguna vez te ha sucedido: estás en una cita, un momento incómodo, una presentación, etc. y, de repente, te suenan con fuerza las tripas. A todos nos ocurre y, la mayoría de veces, lo asociamos a una sensación fuerte de hambre. Sin embargo, ¿sabes realmente por qué ocurre?

Los ruidos que producen las tripas reciben el nombre de borborigmos. Son sonidos que se deben al movimiento de los gases y líquidos en el aparato digestivo y son completamente normales.

No obstante, aunque se trate de algo común y fisiológico, a veces, los ruidos de las tripas pueden estar acompañados de otros síntomas. Por ejemplo, de dolor o flatulencias. En estas situaciones, la causa de que haya más sonidos puede ser patológica.

Es importante saber diferenciar las sensaciones que se acompañan a la agitación de las tripas, ya que no siempre va a ser por hambre, ni el comer será la solución. En este artículo te explicamos por qué suenan las tripas la mayoría de las veces.

¿Las tripas suenan por hambre?

Esto es un tema controvertido. Desde siempre, la creencia popular nos dice que las tripas nos suenan siempre cuando tenemos hambre. Sin embargo, los científicos afirman que no tiene por qué ser así.

Es decir, es cierto que el hambre se suele acompañar de ruido de tripas. Esto es así porque cuando tenemos hambre o pensamos en comida, el organismo pone en marcha una serie de mecanismos que nos preparan para ingerir comida y para hacer la digestión.

En primer lugar, se aumenta la cantidad de saliva en la boca para masticar mejor la comida. En general, todo el aparato digestivo experimenta algo parecido: los músculos se contraen y se incrementa aún más su movimiento.

Es importante destacar esto. El tubo digestivo está siempre en continuo movimiento. Son los llamados movimientos peristálticos, que consisten en que los músculos de todos los órganos se contraen de forma coordinada para que la comida pase desde la boca hasta el ano.

Esto quiere decir que, aunque sea cierto que cuando tenemos hambre las tripas suenan debido a estos movimientos, en realidad en cualquier otro momento se están produciendo estos movimientos también. Por tanto, las tripas nos pueden sonar sin hambre.
La causa de que el ruido sea más intenso cuando tenemos hambre parece estar en el vacío. Es decir, cuando tenemos apetito porque llevamos mucho tiempo sin comer, ese mismo vacío en el aparato digestivo intensifica el sonido.

¿Hay otras situaciones en las que nos suenen las tripas?

Como mencionábamos al principio, el sonido de las tripas puede estar relacionado con otros síntomas. Si además es una situación en la que acabamos de comer y, por tanto, no se debe al hambre, las causas de estos ruidos pueden ser otras.

Por ejemplo, cuando hay algún problema en la digestión es muy normal que las tripas nos rujan con intensidad, ya sea por una infección o por una simple digestión pesada. Esto suele deberse a que, en estas situaciones, aumentan tanto las cantidades de líquido como de gas en el aparato digestivo.

Por ello, si además de estos incómodos sonidos, experimentas dolor, náuseas, diarreas u otro síntoma parecido, es importante que consultes al médico. Podría tratarse de alguna infección o intolerancia que puede ser tratada.

Tampoco podemos olvidar que, durante la digestión, el movimiento de los órganos digestivos aumenta y, con ellos, el ruido que hacen las tripas. Es otra situación fisiológica y frecuente.

¿Hay forma de solucionar esto?

Lo más eficaz es evitar pasar muchas horas con el estómago vacío. Por eso, se recomienda hacer cinco comidas más pequeñas al día. Así, disminuirás no solo la sensación de hambre y el ansia por comer, si no que, además, se reducirán un poco estos sonidos.

Otra solución es intentar beber más líquido, preferiblemente agua. Del mismo modo, hay que intentar comer despacio y evitar los alimentos que puedan aumentar los gases y las flatulencias.


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