Amaxofobia: ¿por qué tengo miedo de conducir?

El miedo a conducir puede tener su origen en una experiencia traumática o en un trastorno de ansiedad. ¿Qué hacer al respecto? ¡Descúbrelo!
Amaxofobia: ¿por qué tengo miedo de conducir?
Maria Fatima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales.

Escrito por Yamila Papa Pintor

Última actualización: 21 junio, 2023

Amaxofobia es el término que se utiliza para hacer referencia al miedo a conducir o de ser pasajeros de un vehículo. Al igual que otras fobias específicas, su principal característica es un temor intenso e irracional, en este caso, a estar frente al volante o dentro de un automóvil.

Puede presentarse de forma natural, sobre todo en personas ansiosas, o después de haber vivido un accidente. En cualquier caso, es un sentimiento que paraliza y que puede interferir tanto en la vida profesional, como en otros ámbitos personales. ¿A qué se debe? ¿Cómo afrontarlo? En esta oportunidad lo detallamos.

Amaxofobia o miedo a conducir

La amaxofobia también se conoce como ‘vehofobia’ o ‘motorfobia’. Se trata de un tipo de fobia que se manifiesta con pánico, evitación y una fuerte incomodidad tanto por conducir como por viajar en un automóvil o cualquier vehículo motorizado.

La palabra ‘amaxofobia’ proviene del griego ἄμαξα (amaxa) que significa carro; y de φόβος (fóbos) que significa temor. 

El miedo a conducir puede manifestarse de leve a grave. Algunos pacientes experimentan una fuerte angustia ante la perspectiva de manejar, mientras que otros temen atravesar situaciones específicas como pasar por túneles, manejar de noche, cambiar de carril, estacionarse, entre otros. Asimismo, puede que el miedo sea en calidad de pasajero, al imaginar que puede suceder algo negativo.

Hasta cierto punto, la mayoría de personas experimentan miedo antes de iniciarse en la conducción. No obstante, este desaparece con la práctica. Cuando este miedo paraliza, desborda e interrumpe con las rutinas diarias, entonces es posible sospechar de amaxofobia.

Se desconoce con exactitud cuántas personas padecen este tipo de fobia. Datos compartidos por la Clínica Cleveland detalla que 1 de cada 10 adultos estadounidenses y 1 de cada 5 adolescentes enfrentarán una fobia específica en algún momento de sus vidas.



Tipos de amaxofobia

En función de cómo se presente, el miedo de conducir o amaxofobia, puede clasificarse en varios tipos. Los más frecuentes abarcan los siguientes:

  • La persona se siente cómoda conduciendo, pero siente un miedo irracional cuando hay otra persona responsable del volante.
  • Solo consigue viajar tranquilo en un vehículo si hay una persona de confianza en el volante.
  • Es incapaz de mirar o pensar en subirse en un automóvil sin experimentar angustia o pánico. Esto tanto en calidad de conductor como de pasajero.
  • Solo puede conducir en rutas conocidas. Teme cualquier situación que pueda representar un obstáculo en la vía.

¿Por qué tengo miedo de conducir?

Como ocurre con otras fobias específicas, la amaxofobia, o miedo a conducir, está ligada con los trastornos de ansiedad. Una publicación de la revista Apuntes de Psicología señala que tanto la sensibilidad a la ansiedad, como los rasgos de ansiedad general y fóbica están implicados en su desarrollo.

Ahora bien, hay otros factores que también están involucrados en esta fobia. Uno de los más frecuentes es haber atravesado una experiencia traumática en el pasado. Por ejemplo: un accidente automovilístico propio o de alguien cercano, haberse perdido en la ruta, sufrir percances por el tráfico pesado, entre otros.

En ese sentido, se podría establecer un vínculo entre la amaxofobia y el trastorno de estrés postraumático. A menudo, esta fobia también se vincula con la agorafobia —miedo a quedar atrapado— y con la claustrofobia —miedo a espacios cerrados—.

Otros miedos asociados son los siguientes:

  • Distiquifobia o miedo a los accidentes.
  • Hodofobia o miedo a viajar.
  • Miedo a la autoridad.
  • Ansiedad de rendimiento o desconfianza de las propias habilidades.

Cómo se manifiesta el miedo a conducir

La principal manifestación clínica de la amaxofobia, o miedo a conducir, es una sensación exagerada de angustia o miedo en torno a la conducción. También se presentan conductas evitativas. Ahora bien, los síntomas en sí se pueden clasificar en tres niveles: cognitivos, emocionales, fisiológicos y conductuales. Veamos.

Cognitivos

Hace referencia a aquellos pensamientos sobre la pérdida del control del vehículo y posibles accidentes. También se puede manifestar un intenso miedo a morir o a causar daños a otras personas.

Emocionales y fisiológicos

La persona experimenta ansiedad, miedo, aumento del ritmo cardíaco y sensación de inseguridad. También se presenta sudoración excesiva, visión borrosa, temblor de las manos y las piernas, dolor en el pecho, escalofríos y, en ocasiones, diarrea.

En algunos casos, esta fobia deteriora la autoestima, pues quien la padece se siente incapaz, frustrado, incompetente e inferior.

Conductuales

Se evita conducir o se conduce solo bajo algunas circunstancias especiales, como estar acompañado, ir por ciertas vías, no excederse de la velocidad mínima, conducir de día, por calles poco transitadas, etcétera.

Algunos no pueden subirse al asiento del conductor, otros prefieren que conduzca otro, caminar o tomar un taxi; y a otros no les importa conducir si tienen que tomar una vía más tranquila y tardar el doble de tiempo para llegar a destino.

Este miedo puede interferir en la vida cotidiana; desde rechazar trabajos que requieran conducir, hasta gastar mucho dinero en transporte público, no poder trasladar a alguien en caso de una emergencia o incluso no disfrutar de una escapada de fin de semana.

Diagnóstico de la amaxofobia

Por ahora, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) no cataloga la amaxofobia como un trastorno fóbico. Aun así, los psicólogos pueden ayudar a confirmar el diagnóstico tras evaluar los síntomas.

Lo que se considera para confirmar esta condición es que la ansiedad y el miedo sean limitantes. Estos se producen ante escenarios que no corresponden con el peligro real. Además, suelen prolongarse por seis o más meses.

¿Cómo afrontar el miedo de conducir?

No todas las personas consiguen superar por sí mismas el miedo a conducir. Por ello, siempre es recomendable buscar apoyo profesional para afrontar esta fobia. El psicólogo puede orientar sobre varias herramientas para superar esta condición

Una de las más utilizadas es la terapia de exposición. Como lo explica un estudio compartido a través de BMC Psychiatry, esta forma de psicoterapia aborda la situación traumática, las emociones, los pensamientos y los comportamientos relacionados con el fin de ayudar al paciente a superar las fobias o los episodios de estrés postraumáticos.

Lo que se propone es una exposición gradual y reiterada a la fobia específica, de tal modo que el sujeto afectado pueda, de manera controlada, enfrentar las sensaciones incómodas y empezar a controlarlas. Puede ir desde una exposición constante a imágenes, hasta derivar, de manera más directa, al objeto o la situación que detona la ansiedad.

Con relación a esto, un estudio compartido a través de la revista Plos One informó que la terapia de exposición de realidad virtual es un tratamiento prometedor para las personas con miedo a conducir.

Si bien hacen falta más estudios, esta modalidad llama la atención, porque hace sentir a los individuos como si estuviesen dentro del vehículo, pero en un entorno seguro.

Los ejercicios de respiración y de relajación durante la exposición pueden ser bastante útiles. 

Otras modalidades utilizadas para enfrentar el miedo de conducir son las siguientes:

  • Terapia cognitivo conductual: esta ayuda a encontrar recursos para cambiar la manera de percibir y responder a las situaciones que detonan los síntomas. Suele emplearse en conjunto con la terapia de exposición.
  • Seminarios y sesiones grupales: compartir la experiencia con otras personas que han experimentado el mismo miedo puede ser de ayuda.
  • Medicamentos: si el terapeuta lo considera necesario, puede recetar ansiolíticos para frenar la intranquilidad que se detona ante la posibilidad de estar en un vehículo.

Otras recomendaciones para enfrentar el miedo de conducir

El proceso para enfrentar el miedo a conducir requiere de paciencia y de voluntad. Más allá de buscar ayuda terapéutica, hay algunas estrategias que todos pueden poner en práctica para dejar atrás esas sensaciones incómodas. Veamos.

1. Crear un ambiente relajado

En ocasiones, los amigos o familiares pueden tener una actitud que incrementa el nerviosismo. Es importante conversar esto con ellos, ya que será clave para evitar tensión en el ambiente. Puedes decirles que se sienten atrás o que no vayan contigo.

Por otro lado, asegúrate de vestir con ropa cómoda para no experimentar presiones en ninguna parte del cuerpo. Si lo prefieres, coloca música relajante y usa algún aromatizante.

2. Hacer ejercicios de respiración

Los ejercicios de respiración son útiles para mejorar las emociones. Una investigación divulgada en Frontiers in Psychology determinó que la respiración diafragmática, también llamada «respiración profunda», ayuda a disminuir la ansiedad, el estrés y la depresión.

El estudio también detalla lo siguiente:

«La respiración diafragmática implica la contracción del diafragma, la expansión del vientre y la profundización de la inhalación y la exhalación, lo que en consecuencia disminuye la frecuencia de la respiración y maximiza la cantidad de gases sanguíneo».

3. Usar afirmaciones positivas

Todas aquellas frases o palabras que te permitan aumentar tu confianza y tu autoestima son bienvenidas si tienes miedo de conducir. Por ejemplo puedes decir en voz alta lo siguiente:

  • «Estoy conduciendo con mucho cuidado y voy dentro del límite de velocidad».
  • «Soy un conductor preparado».
  • «Voy por el carril derecho para sentirme más seguro».
  • « He planificado este viaje, sé a donde me dirijo».

Una investigación compartida en la revista Plos One detalla que las autoafirmaciones de este tipo son útiles para aumentar la capacidad de resolver problemas bajo presión. 

4. Confrontar el miedo

Parte de la terapia de exposición implica confrontar de manera más directa el miedo a conducir. Por eso, una de las mejores decisiones es apuntarse en la escuela de conducción. El instructor desempeñará un papel clave a la hora de desarrollar confianza frente al volante.

5. Avanzar poco a poco

El miedo a conducir no va a desaparecer de la noche a la mañana; es un proceso que toma tiempo y que requiere paciencia y constancia. En un principio no podrás recorrer largas distancias, empieza poco a poco hasta sentirte preparado.

Puedes iniciar con actos simples como sostener las llaves unos minutos o sentarte dentro del vehículo mientras está apagado. Luego, puedes probar conduciendo una sola calle o dando una vuelta a la manzana. Así, poco a poco, hasta tener confianza para conducir en una autopista más transitada.



Es posible superar el miedo a conducir

La amaxofobia puede limitar la independencia y la calidad de vida. Sin un tratamiento oportuno, los síntomas pueden empeorar con el paso del tiempo. Por fortuna, siempre que exista intención y voluntad para superarlo, es mucho lo que se puede hacer.

La ayuda de un profesional en psicología y de un instructor calificado es determinante para afrontar esta fobia. De todos modos, es un proceso que puede tomar tiempo y en el que es necesario probar varios recursos psicológicos. ¿Te animas?


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