
En España, según los datos publicados en 2018 por el mayor estudio sobre inactividad física realizado hasta la fecha, un 36,8% de la población no practica suficiente actividad física. Y lo peor es que, lejos de mejorar, la cifra continúa…
La artritis reumatoide afecta de forma simétrica a las articulaciones, pudiendo producir síntomas generales inespecíficos y manifestaciones extraarticulares. Descubre más al respecto.
La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica, de naturaleza autoinmune. Es una condición que, a menudo, es más frecuente en el sexo femenino. En general, aparece en personas adultas mayores, pero puede iniciarse en cualquier etapa de la vida. ¿Conoces las recomendaciones para la artritis reumatoide?
Es importante considerar que, sin el tratamiento adecuado, la enfermedad puede causar, en sus fases avanzadas, importantes limitaciones físicas. Además, con el paso del tiempo, da lugar a un marcado deterioro de la calidad de vida.
Esta enfermedad produce síntomas como dolor, tumefacción, rigidez o dificultad de movimiento en diversas articulaciones pequeñas y grandes. Los síntomas generales, que a veces preceden a las manifestaciones articulares, incluyen básicamente:
Las posibles manifestaciones extraarticulares, que suelen presentarse cuando la artritis reumatoide ya está establecida, afectan principalmente a la piel, ojos, corazón, pulmones y vasos sanguíneos.
El síntoma inicial más frecuente es la rigidez articular por la mañana, sobre todo en las articulaciones de manos y pies. Aparece después del descanso nocturno y conlleva una notable dificultad de movimiento.
La rigidez matutina se puede acompañar de cansancio, fiebre, pérdida del apetito y debilidad muscular. Este conjunto de síntomas a veces aparece semanas o meses antes que el dolor y los signos que denotan inflamación articular.
Sin el tratamiento adecuado, los brotes tienden a ser más frecuentes y duraderos. Esto da lugar a que las articulaciones afectadas vayan perdiendo progresivamente la movilidad y se produzcan deformaciones óseas.
El tratamiento de la artritis reumatoide consiste en un conjunto de medidas relacionadas con el estilo de vida, el reposo y el ejercicio, junto con una terapia farmacológica.
Este conjunto de medidas alivia los síntomas, mejorando la calidad de vida de los afectados. Los mejores resultados se consiguen cuando se consigue diagnóstico precoz y se establece el tratamiento en las fases iniciales de la enfermedad.
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Aún no se conocen en profundidad sus causas. Lo que sí se sabe es que se trata de un trastorno autoinmune y que en su origen intervienen causas o factores genéticos, así como causas o factores no genéticos.
Los factores genéticos incrementan el riesgo de que se desarrolle la enfermedad. Según los estudios llevados a cabo sobre esta enfermedad, son varios genes los implicados en su origen.
No obstante, los factores genéticos solo predisponen a padecer la enfermedad, pero no son determinantes. Aunque si hay antecedentes de artritis reumatoide en familiares cercanos, esto constituye un factor de riesgo a tener en cuenta.
En cuanto a los factores no genéticos, existen varios a tener en cuenta, siendo los más relevantes los siguientes:
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A continuación te damos una serie de recomendaciones para la artritis, tanto para aliviar los síntomas como ayudar a que evolucione de forma más lenta.
La evolución de la artritis reumatoide es muy variable, ya que en algunas personas se detiene de forma espontánea, mientras que en otras va progresando con el paso del tiempo.
Sin embargo, lo más habitual es que evolucione a lo largo de toda la vida, alternando períodos de brotes y períodos de calma relativa o absoluta.