¿Por qué se reduce el deseo sexual en la menopausia?

Más allá del descenso de estrógenos que se da en la menopausia, hay otros factores que inciden en la disminución de la libido en esta etapa.
¿Por qué se reduce el deseo sexual en la menopausia?
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 02 febrero, 2024

Durante la transición a la menopausia, las mujeres experimentan una disminución en la producción de hormonas sexuales —en especial de estrógenos— que trae consigo cambios a nivel físico y mental; entre estos, uno de los más inquietantes es la reducción del deseo sexual, que puede afectar la vida en pareja.

Por sí misma, la menopausia no es una causa directa de la libido baja. Sin embargo, síntomas propios de esta etapa, como los sofocos, la sequedad vaginal, los sudores nocturnos, la dispareunia y los cambios emocionales, tienen mucho que ver con la pérdida del interés sexual. ¿Cómo afrontar esta situación?

El punto de partida es entender por qué disminuye la motivación y el impulso sexual en este período de la vida. Una vez identificadas las posibles causas, hay varias medidas que se pueden implementar para paliar estos efectos y mejorar la calidad de vida sexual. ¡Sigue la lectura!

Causas de la disminución del deseo sexual en la menopausia

En la mayoría de las mujeres —pero no en todas— el deseo sexual tiende a disminuir con la edad, en especial al llegar a la etapa de la menopausia. Aunque esta situación también puede ocurrir en los hombres, datos de la Sociedad Norteamericana de Menopausia revelan que es de dos a tres veces más común en la mujer.

A partir de los 40 años (perimenopausia), cerca del final de los años reproductivos, la producción de hormonas sexuales (estrógenos y testosterona) comienza a descender. Más adelante, durante y después de la menopausia, estos cambios hormonales son más evidentes y causan gran impacto en la función sexual.

Para entenderlo mejor, es importante recordar que tanto los estrógenos como la testosterona intervienen en el deseo sexual al incrementar la excitación a nivel cerebral, y al mejorar la vascularización y la lubricación en la zona genital.

La testosterona, conocida como una hormona masculina, también es segregada por las mujeres y es la que favorece la estimulación de los sentidos y del deseo sexual. Su descenso no es tan brusco como el de los estrógenos, pero incide en la disminución del deseo. Aun así, hay otros factores relacionados.



Sequedad vaginal

Uno de los principales síntomas asociados a la disminución del deseo sexual en la menopausia es la sequedad vaginal. Al reducirse la segregación de estrógenos, el suministro de sangre a la vagina resulta limitado.

¿El resultado? Una ausencia de lubricación que hace que los tejidos vaginales se vuelvan más delgados y sensibles. La sequedad puede derivar en atrofia vaginal, irritación y otros síntomas que hacen las relaciones sexuales incómodas.

Dispareunia

El dolor durante el coito, llamado dispareunia, es otra de las razones por las que muchas mujeres quieren evitar la actividad sexual, durante y después de la menopausia. Está relacionado con la ausencia de lubricación vaginal; sin embargo, puede ocurrir por otros problemas ginecológicos.

Sofocos y sudoración

Los bajos niveles de estrógenos provocan una alteración en el hipotálamo, que es la parte del cerebro que actúa como termostato del cuerpo. En consecuencia, hay una mayor sensibilidad a los cambios de temperatura corporal, que se manifiesta con continuos sofocos y sudoración profusa.

Para las mujeres menopáusicas, esa sensación de calor llega a ser tan intensa e insoportable, que la idea de tener intimidad resulta desagradable e inconcebible.

Trastornos del sueño

El desbalance hormonal que ocurre con la menopausia afecta la calidad del sueño y, de paso, el interés sexual. Al provocar alteraciones vasomotoras, como los ya mencionados sofocos, el sueño puede verse interrumpido.

Además, hay una disminución de la melatonina, que es la hormona que regula los ciclos de vigilia y sueño. Todo esto compromete la conciliación del sueño, con todos los efectos que conlleva. La mujer se siente más cansada, irritable, ansiosa, depresiva, lo que pasa factura en su vida sexual.

Estrés y ansiedad

Los cambios en la actividad hormonal durante la menopausia también se manifiestan en el estado de ánimo. Hay más susceptibilidad al estrés, la ansiedad, el decaimiento y la depresión, por lo que es frecuente perder interés en el sexo.

Creencias negativas sobre la edad

En la sociedad se han instaurado creencias erróneas sobre el sexo y la menopausia. Se cree que es el fin de la vida sexual; que ya no es posible experimentar placer o que la actividad es riesgosa. Incluso, algunas mujeres dejan de sentirse atractivas y sienten vergüenza por los cambios físicos que se hacen más evidentes.

¡Nada más lejos de la realidad! Lo cierto es que aún es posible tener una buena calidad de vida sexual. Si bien la intimidad sufre algunos cambios en comparación con otras edades, es posible disfrutarla con plenitud.

Enfermedades subyacentes

Los cambios físicos que sufre el cuerpo con la edad, y las fluctuaciones hormonales, aumentan el riesgo de enfermedades a partir de la menopausia. Los trastornos cardiovasculares, la diabetes, la incontinencia urinaria, la artritis, la osteoporosis, entre otras, repercuten en el deseo sexual.

Muchas de estas no solo disminuyen el nivel de energía y la sensación de bienestar, sino que limitan los movimientos del cuerpo. Con esto, las relaciones sexuales también resultan afectadas, tanto por baja libido como por el desempeño en estas.

¿Todas las mujeres pierden el deseo sexual en la menopausia?

No todas las mujeres pierden el interés sexual en la menopausia. Si bien los cambios hormonales son inevitables, los síntomas pueden variar en cada una, en diferentes intensidades. Así las cosas, aquellas que suelen sentirse cansadas, sofocadas y estresadas tienden a evitar con más frecuencia los encuentros sexuales.

De todos modos, también puede darse el caso de que la menopausia aumente el deseo sexual. Con una mayor sensación de libertad, sin riesgo de embarazo, con más conocimiento de las preferencias sexuales y más experiencia, algunas mujeres consiguen disfrutar más del sexo en esta etapa.

¿Cómo recuperar el deseo sexual en la menopausia? 10 consejos claves

La menopausia no es el fin de una vida sexual placentera. Aun con los cambios que acarrea a nivel físico y mental, es posible disfrutar tanto en solitario como en pareja. El punto de partida es entender que las rutinas cambian, al igual que la capacidad para excitarse o para alcanzar el orgasmo.

Con esto en mente, es conveniente poner en marcha una serie de estrategias que permiten estimular la libido, pero sobre todo cuidar de la salud sexual en todos sus aspectos. A continuación, detallamos 8 recomendaciones.

Uno de los primeros pasos para recuperar el deseo sexual en la menopausia es consultar al ginecólogo. El profesional puede realizar un completo seguimiento de los cambios que experimentas en esta etapa y, por supuesto, orientará hacia hábitos y tratamientos para afrontarlo.

Asimismo, te asesorará sobre cómo reducir el riesgo de enfermedades de transmisión sexual (ETS) —que sigue siendo latente sin las precauciones adecuadas—  y ayudará a detectar si hay afecciones subyacentes que puedan incidir de forma negativa en la calidad de vida sexual. Si es el caso, remitirá hacia otros especialistas.

2. Mantén un estilo de vida saludable

Implementar hábitos saludables es determinante para mitigar aquellos síntomas que pueden disminuir la libido. En este sentido, procura llevar una dieta variada y saludable, abundante en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas, carnes y grasas saludables (como el aceite de oliva y el aguacate).

Combina lo anterior con la práctica diaria de ejercicio físico moderado (por lo menos 20 minutos), además de técnicas de relajación, un abundante consumo de agua y una buena calidad de sueño. No olvides evitar la ingesta excesiva de ultraprocesados, el consumo de alcohol y el tabaquismo.

3. Utiliza lubricantes

La sequedad vaginal que se produce por el descenso de los estrógenos se puede aliviar con el uso de lubricantes. Ahora mismo, hay disponibles en varias composiciones, a base de agua, aceite o siliconas. Su aplicación antes de las relaciones sexuales evita la fricción, el dolor y otras molestias.

4. Fortalece la comunicación en pareja

Que la pareja sepa de los cambios que acarrea la menopausia también es importante para seguir teniendo una vida sexual plena. Hace falta tener buena comunicación para expresar la falta de deseo y para abordar las posibles soluciones.

Muchas veces, la pérdida del interés por el sexo tiene que ver con tabués, deseos insatisfechos o problemas de la relación que no se han solucionado. Hablar todas estas cuestiones, así como entender los procesos de esta nueva etapa, da pie para fortalecer la intimidad.

5. Dedica suficiente tiempo a los preliminares

Los preliminares antes del sexo son importantes en todas las etapas de la vida; sin embargo, en la menopausia requieren especial atención, ya que la sensibilidad y la capacidad para excitarse tiende a reducirse. 

Hace falta dedicar más tiempo al sexo oral y a la estimulación previa para que los encuentros generen el placer deseado. De hecho, es un buen momento para incorporar juguetes sexuales o para hacer realidad fantasías que no se han cumplido antes.

6. Realiza ejercicios para el suelo pélvico

Con los años, y más aún tras atravesar los cambios propios de la menopausia, el suelo pélvico tiende a debilitarse. Esta situación suele incidir en las molestias durante el coito y en las dificultades para alcanzar el orgasmo.

Por suerte, hay una serie de ejercicios que ayudan a fortalecer esta zona, como los ejercicios de Kegel, en los cuales se aprietan y se relajan los músculos que controlan el flujo de orina. De paso, esto ayuda a evitar problemas como la incontinencia urinaria.



7. Prueba suplementos herbales

Debido a su composición, algunas plantas se utilizan para aumentar la libido. A menudo contienen fitoestrógenos, que contribuyen a mitigar los efectos del descenso de estrógenos en la menopausia. Otras son adaptógenas, por lo que ayudan al cuerpo a responder mejor al estrés y a la falta de energía.

Algunas de las recomendadas son las siguientes:

Los remedios herbales no están exentos de causar efectos secundarios. Antes de utilizarlos como suplementos de uso regular, es importante consultar al médico.

8. Acepta la nueva etapa y sus cambios

Las falsas creencias sobre la menopausia limitan la sexualidad y pueden disminuir el deseo. Para derribarlas, es importante que aceptes esta etapa y comprendas los cambios que implica en todos los aspectos. 

Una vez entiendas cuán normal es atravesar esta nueva faceta, puedes cambiar la perspectiva sobre la edad y el sexo. Además, encontrarás cómo afrontar aquellos cambios que pueden interferir con tu plenitud sexual.

9. Adapta la rutina

Los hábitos sexuales de las mujeres cambian con la menopausia y, por ende, hace falta adaptar la rutina. Dado que el nivel de energía no es igual que en la juventud, es probable que resulte más cómodo tener relaciones sexuales en la mañana, luego de haber descansado.

Aun así, esto puede variar; algunas pueden sentirse más cómodas en la tarde u otros horarios. Lo importante es encontrar esos momentos en los que la energía y el ánimo coinciden para disfrutar del sexo. 

10. Busca ayuda psicológica

La consulta con el psicólogo o un terapeuta sexual no está de más, en especial si hay problemas de pareja o si la falta de deseo persiste a pesar de poner en práctica todo lo anterior. El especialista puede brindar otras herramientas para tener un mejor acercamiento con la pareja y para disfrutar del sexo sin tabúes.

La menopausia no es el fin de la vida sexual

Aunque los niveles de las hormonas sexuales disminuyen con la menopausia y repercuten en la libido, aun es posible tener una vida íntima placentera. Es cuestión de comprender y aceptar los cambios de esta nueva etapa, y de adaptarse a ellos a través de ajustes en la rutina y en los hábitos.

Las consultas periódicas al ginecólogo, una alimentación saludable, la práctica de ejercicio físico y la comunicación en pareja son los pilares para que la vida sexual siga siendo plena y satisfactoria.


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