El riesgo de depresión aumenta en la menopausia

Siete de cada 10 mujeres experimentan depresión en la menopausia. Cada una vive la situación de modo particular, pero para todas, el apoyo profesional y social es indispensable.
El riesgo de depresión aumenta en la menopausia
Leonardo Biolatto

Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 08 febrero, 2024

Aunque la menopausia y la depresión no son lo mismo, hay un vínculo. Así parecen establecerlo diferentes investigaciones llevadas a cabo en el último tiempo.

La depresión y la menopausia comparten ciertos síntomas, como los cambios de humor, la irritabilidad y la fatiga. Sin embargo, la primera es una enfermedad y la segunda no lo es; al contrario, se trata de una etapa normal de la vida de las mujeres.

Si bien este período no es una causa directa de trastornos del estado de ánimo, es posible que los cambios que ocurran allí favorezcan la aparición de patologías psicológicas. Claro que esto no sucederá sí o sí y dependerá de las características personales de la mujer, de su historia previa y de los factores de riesgo.

¿Cómo es la depresión en la menopausia?

De acuerdo con las investigaciones, atravesar la menopausia aumenta el riesgo de depresión y ansiedad en las mujeres. Ahora bien, hay que entender la depresión en esta etapa no difiere en cuanto a diagnóstico de la que ocurre en otros momentos de la vida.

Ello significa que un profesional de la salud mental podrá determinar la existencia de la enfermedad siguiendo los criterios habituales. Lo que sí tendrá que hacer es prestar mayor atención al solapamiento de síntomas psicológicos que son propios de la menopausia y que no significan un problema psiquiátrico.

En concreto, los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-V) establecen que hay depresión cuando la persona tiene al menos cinco de los siguientes síntomas:

  • Fatiga extrema.
  • Problemas para dormir.
  • Estado de ánimo deprimido.
  • Sensación de inutilidad o culpa.
  • Agitación o lentitud en las acciones.
  • Reducción o incremento del apetito.
  • Ideación suicida o intentos de suicidio.
  • Pérdida o aumento de peso sin intención.
  • Pérdida de interés o placer por las actividades.
  • Problemas para concentrarse y tomar decisiones.

Estos síntomas deberán estar presentes casi todos los días y por tiempo prolongado. Además, deben tener la capacidad de afectar las actividades cotidianas, de tal manera que a la persona se le dificulte concretar tareas básicas, como dormir o trabajar.

¿Cuáles son los síntomas?

Si bien se necesitan cumplir los criterios del DSM-V para el diagnóstico de depresión en la menopausia, también hay que reconocer una variabilidad entre las mujeres. No todas experimentan esta etapa de la misma forma ni manifiestan síntomas depresivos en igual medida. También es variable cómo cambian las manifestaciones a lo largo de los años.

Una revisión de 2016, publicada en el Journal of Affective Disorders, encontró que los síntomas son más severos en la perimenopausia que en otros momentos. Es decir, durante los años cercanos previos y posteriores al cese de los ciclos menstruales.

A medida que transcurre la menopausia, los cuadros depresivos se estabilizan. De todas maneras, el paso de los años trae más síntomas de ansiedad.

Hasta el 75 % de las encuestadas en diferentes estudios manifestaron cuadros depresivos durante la perimenopausia. Y, en general, los trastornos del sueño y la pérdida del placer (incluido el sexual) fueron los síntomas más reportados.

Entre los trastornos del sueño, el insomnio de mantenimiento es el más frecuente. Ocurre cuando nos acostamos, podemos dormirnos en pocos minutos, pero nos despertamos en medio de la noche y tenemos dificultades para volver a dormir.

Un artículo científico original de 2017 también registró las siguientes estadísticas entre mujeres peri y posmenopáusicas:

  • El 12 % manifiesta pérdida de la libido.
  • Alrededor de 2 de cada 10 tiene olvidos frecuentes.
  • El 30 % de ellas se encuentran afectadas por episodios de irritabilidad y letargia o falta de energía.


¿Por qué la depresión sería más frecuente en la menopausia?

La relación entre la menopausia y la depresión es compleja y multifactorial. Ya aclaramos que no todas las mujeres tienen un diagnóstico de salud mental tras cesar sus ciclos menstruales, ni tampoco todas reúnen los mismos factores de riesgo.

Aquellas con antecedentes de depresión están más expuestas. Sobre todo si han tenido diagnósticos de depresión posparto o algún trastorno disfórico recurrente durante sus ciclos menstruales.

Las mujeres con una menopausia temprana o precoz también tienen más riesgo. Al contrario, una edad mayor de inicio de la perimenopausia funciona como un factor protector; quizás, por estar más tiempo expuestas a los efectos beneficiosos de los estrógenos.

El papel de los cambios hormonales

Durante la menopausia, hay una disminución significativa en los niveles de estrógenos. Esta hormona tiene impacto en la producción y en la actividad de diferentes neurotransmisores en el cerebro, como la serotonina.

La reducción de los estrógenos, durante la menopausia, podría contribuir a cambios en la comunicación serotoninérgica entre las células cerebrales. Esta alteración modifica las reacciones de humor y de ánimo. También el procesamiento emocional se ve afectado.

Los estrógenos tienen un papel en la plasticidad cerebral y la respuesta al estrés. Afrontar los cambios concomitantes de la edad y la finalización de los ciclos menstruales requiere un equilibrio que podría no alcanzarse ante la reducción de las hormonas.

El rol de los síntomas físicos

La menopausia tiene sus propios síntomas, más allá de la depresión. De hecho, ante la confusión que puede existir entre ambas manifestaciones, algunos expertos consideran que existe un sobrediagnóstico psiquiátrico en mujeres que solo atraviesan una perimenopausia normal.

De todas maneras, los síntomas vasomotores, como los sofocos y los sudores nocturnos, son muy molestos para las actividades cotidianas. Su presencia regular podría generar irritabilidad, además de alterar el descanso y favorecer la fatiga durante el día.

Tampoco se debe menospreciar la actitud hacia los cambios físicos. Para muchas mujeres es un momento de reevaluación de su cuerpo, de aceptación del envejecimiento que se manifiesta en la piel y de cambios rotundos en el peso. Aquellas con mejor percepción de su imagen corporal tienen menos riesgo de depresión en la menopausia, según un estudio de la Universidad de Alejandría.



Los cambios vitales

La menopausia viene con cambios profundos en el estilo de vida y en las relaciones. Suele ser la época en la que los hijos comienzan a abandonar el hogar, la vida laboral ingresa en su tramo final y se añaden responsabilidades con el cuidado del cuerpo que antes no existían, como las visitas más frecuentes al médico.

Todo ello genera estrés. Son eventos que se suman a los cambios físicos y que modifican las relaciones con el entorno y el estado de ánimo.

La manera de lidiar con los cambios vitales podrá ser protectora o factor de riesgo. También será primordial entender cómo la red social apoya o abandona durante las transiciones. ¿Es posible hablar con amistades de lo que nos pasa, asistimos a un trabajo saludable, tenemos actividades extralaborales de afición?

¿Qué hacer si tengo síntomas depresivos durante la menopausia?

Si estás experimentando síntomas de depresión en tu menopausia, es importante buscar apoyo y tratamiento. La consulta con un médico o psicólogo se impone para evaluar lo que pasa, confirmar el diagnóstico preciso y que te ofrezcan opciones de tratamiento.

¿Cuál es el tratamiento?

La terapia psicológica cognitivo-conductual puede ser beneficiosa para abordar los síntomas depresivos en la menopausia. Con un psicólogo o un psiquiatra se pueden trabajar las estrategias y los enfoques específicos para tu situación.

Por su parte, los medicamentos antidepresivos constituyen la primera línea de tratamiento, junto a la terapia. Deben ser recetados y controlados en sus dosis por un médico.

Las mujeres que prefieren no ingerir medicación, tienen otras opciones para lidiar con los síntomas. Por ejemplo, las terapias basadas en mindfulness.

Finalmente, con el ginecólogo se debe discutir la terapia de reemplazo hormonal. Debido a que la reducción de los estrógenos se asocia con varios de los síntomas, quizás necesites ingerir la hormona de modo artificial por un tiempo. Ello lo definirá el médico, de acuerdo a tu situación clínica y al riesgo/beneficio que represente la terapéutica.

¿Cómo puedo afrontar la situación?

Además de la terapia psicológica y la medicación, algunos consejos de aplicación sencilla te ayudarán a sobrellevar el cuadro depresivo:

  • Trata de implementar una higiene del sueño que reduzca el insomnio y los despertares nocturnos.
  • Comparte tus sentimientos con amigos o familiares queridos. El apoyo es fundamental para superar la depresión.
  • No abandones tus aficiones de siempre o busca nuevas. Los pasatiempos artísticos, culturales, deportivos o intelectuales pueden estimularte.
  • Mejora tu bienestar general con hábitos de vida saludables. Busca una dieta equilibrada y haz ejercicio con regularidad. Asesórate con expertos para ambas actividades.
  • Edúcate sobre la menopausia y la depresión. Lee más sobre el tema, indaga en internet, pregunta a los profesionales y trata de comprender mejor lo que te pasa.
  • Únete a grupos de apoyo en tu zona geográfica. Allí podrás compartir experiencias con otras mujeres que atraviesan la misma situación. Consulta en tu hospital, clínica o club barrial qué opciones de este tipo existen en tu área.


El riesgo está, pero no es absoluto

La relación entre la depresión y la menopausia es compleja y multifacética. Durante esta etapa de la vida se experimentan síntomas físicos y desafíos emocionales.

Los cambios hormonales, psicológicos y sociales pueden contribuir a la vulnerabilidad. Sin embargo, no es un destino ineludible ni algo inevitable. La búsqueda de ayuda profesional es esencial para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado. La terapia psicológica, los medicamentos antidepresivos y la terapia hormonal están para colaborar en el afrontamiento del problema.

Tomar medidas proactivas y solicitar apoyo cuando lo creas necesario son los pilares para tu bienestar. La menopausia es una etapa más de la vida; no significa un final ni tiene por qué apabullarte.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.