14 señales que te indican que tienes el hígado inflamado

La inflamación del hígado puede tener efectos perjudiciales para la salud. Por fortuna, existen varias señales para detectarlo.
14 señales que te indican que tienes el hígado inflamado
Mariel Mendoza

Revisado y aprobado por la médica Mariel Mendoza.

Última actualización: 30 agosto, 2023

El hígado inflamado también se conoce como hepatomegalia o inflamación hepática. Es una afección que surge cuando este órgano aumenta su tamaño. Al hacerlo, se manifiestan una gran diversidad de síntomas.

En la actualidad, la hepatomegalia es una afección cada vez más frecuente. Esta condición advierte un enfermedad de base del hígado o de otros órganos, como el corazón. Por fortuna, puede corregirse al tratar el problema subyacente. Para saber cómo detectarlo te recomendamos seguir leyendo este artículo.

El hígado, un órgano clave

El hígado es un órgano sólido ubicado en la parte superior derecha del abdomen, por debajo del diafragma. De forma clásica, se divide en dos lóbulos principales, derecho e izquierdo; y dos lóbulos accesorios, el cuadrado y el de Spigel, de acuerdo con una publicación de EMC – Técnicas Quirúrgicas – Aparato Digestivo

Este órgano cuenta con una gran red de venas y filtros enzimáticos que le permiten cumplir varias funciones de depuración y metabolismo en el cuerpo humano. Actúa del siguiente modo:

  • Desintoxica el organismo.
  • Limpia la sangre.
  • Lucha contra diferentes infecciones.
  • Almacena vitaminas y energía.
  • Segrega la bilis, sustancia necesaria para la digestión de las grasas.

Estas son acciones que garantizan que dispongamos de una buena calidad de vida. En este sentido, cualquier proceso que cambie su estructura y funcionamiento, producirá alteraciones en todo el organismo.

La hepatomegalia

Se define como «hepatomegalia» al aumento patológico del tamaño del hígado. No se trata de una enfermedad como tal, sino de un signo de un problema subyacente. Es decir, es una manifestación de una afección de fondo.

Un estudio de la revista Clinical Liver Disease, describe que el hígado normal del adulto tiene un peso aproximado de 1.400 gramos en las mujeres y 1.800 gramos en los hombres, lo que supone alrededor del 2 % del peso. Si se toma como referencia la línea medioclavicular, este mide 12 centímetros de largo en la mujer y 15 centímetros en el hombre.

La hepatomegalia no solo se cursa con el agrandamiento o ensanchamiento del hígado. También significa que dicho órgano superará los límites considerados como normales para él mismo, lo cual puede llegar a causar muchas molestias.

A su vez, los órganos a su alrededor dejarán de funcionar como deberían. Así pues, cuando el hígado se encuentra en mal estado, el resto del organismo podría fallar.

¿Cómo saber si tengo el hígado inflamado?

Saber si tenemos el hígado inflamado no es una tarea fácil. Sin embargo, hay ciertas molestias que podrían darnos una pista de que deberíamos acudir al médico para una evaluación.

1. Dolor

Aunque el dolor puede llegar a ser muy silencioso al principio, evolucionará en intensidad con los días. Lo característico de este malestar radica en su ubicación. Siempre se encontrará en el lado superior derecho del abdomen. Además, puede extenderse a la zona lumbar o dorso derecho.

La hepatomegalia también causa distensión de la cápsula hepática, por lo que el dolor suele ser de tipo sordo, es decir, como una sensación de pesadez en la zona, según el libro Clinical Methods.

2. Distensión abdominal

Un síntoma frecuente es la sensación de hinchazón en el abdomen. Algunas personas lo describen como pesadez o indigestión.  Esta inflamación aumentará con el paso del tiempo de manera gradual, precediendo y luego acompañando al dolor abdominal.

Un estudio del World Journal of Gastroenterology describe que el 80 % de las personas con cirrosis hepática padece de síntomas gastrointestinales. De este grupo, la distensión abdominal está presente en el 49,5 % de los casos.

3. Fiebre

La fiebre es uno signos de alteración en la salud debido a infecciones por virus, bacterias o parásitos. No obstante, también puede estar relacionada con el hígado.

Si presentas fiebre continua quiere decir que algo no está yendo bien con tu cuerpo. A su vez, si tienes el hígado inflamado es usual tener fiebre con regularidad. De hecho, la hepatitis viral es una causa común de fiebre y agrandamiento hepático, según una publicación de Stat Pearls.



4. Ictericia

La ictericia va ligada con la salud de nuestro hígado. Si el hígado se encuentra en mal estado comenzarás a notar que tu piel y tus ojos se tornan amarillos.

Este síntoma se produce por un aumento de la bilirrubina en sangre, por encima de 1 mg/dl. De acuerdo con una revisión de Stat Pearls, la presentación clínica de coloración amarillenta en la esclerótica del ojo se aprecia mejor cuando los niveles de bilirrubina alcanzan más de 3 mg/dl.

En situaciones normales, el hígado metaboliza la bilirrubina y favorece su excreción. Sin embargo, cuando existe una afección de este órgano la bilirrubina se acumula en el cuerpo.

5. Náuseas

Recuerda que el hígado se encarga de eliminar toxinas y sustancias que nuestro cuerpo no puede procesar. Esto nos lleva a otro síntoma característico: las náuseas.

Si el hígado falla, algunas comidas serán difíciles de digerir, causando náuseas y malestar general. Por ejemplo, aquellas que contengan exceso en grasas, sal, harinas e inclusive aquellas muy sazonadas.

Una investigación de la Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social, sugiere que las personas con enfermedad de hígado graso no alcohólico pueden manifestar náuseas, hepatomegalia, fatiga y dolor abdominal. Siendo esta la enfermedad hepática crónica más común.

6. Heces

En la mayoría de los casos, es posible valorar el estado de la salud de nuestro organismo con base en las características de las heces y la orina. Aunque no es agradable prestarles atención, es bueno detenerse a observarlos durante un par de segundos.

En este sentido, cuando el hígado está afectado puede ocasionar que las heces se vuelvan claras, e incluso blanquecinas. Esto se debe a una disfunción hepática y biliar en la excreción de la bilis y la bilirrubina. Siendo esta última la responsable de dar color a las heces, según una publicación de Stat Pearls.

Además, los especialistas describen ciertas patologías asociadas a la inflamación del hígado, como la cirrosis, en las que se produce un aumento en la excreción de grasa en las heces o «esteatorrea». En este sentido, las heces serán pálidas, de gran volumen, malolientes y blandas, e incluso flotarán con facilidad en el inodoro.

7. Mal sabor en la boca

El mal sabor en la boca también es un síntoma habitual de la inflamación del hígado. No obstante, hay otras patologías que pueden presentar esta característica.

En general, se debe a que ante una afección de este órgano se comenzarán a acumular toxinas y sustancias de desecho. Esto produce mal aliento, creando un sabor amargo y desagradable en la boca. De hecho, un estudio del Acta Odontológica Venezolana describe que algunos trastornos sistémicos, como la falla hepática, se caracterizan por producir un aliento particular con olor a azufre.



8. Problemas digestivos como señal de hígado inflamado

Como ya lo hemos mencionado, el hígado participa en la digestión de múltiples alimentos ingeridos, sobre todo las grasas. En este sentido, la digestión difícil de ciertos alimentos puede indicar que algo no funciona de forma adecuada en el hígado.

Una investigación divulgada en Anales de la Facultad de Medicina concluyó que las personas con cirrosis pueden manifestar los siguientes síntomas:

  • Sensación de pesadez.
  • Gases y flatulencias.
  • Malestar abdominal.
  • Saciedad precoz.

9. Cansancio excesivo

Otro de los síntomas comunes de las enfermedades hepáticas es la fatiga o cansancio excesivo y sin razón aparente. De acuerdo con la Asociación Catalana de Pacientes Hepáticos, los investigadores desconocen la causa exacta de esta manifestación. No obstante, se cree que aparece debido a la alteración hormonal y de la química cerebral.

Los síntomas de cansancio y malestar suelen ser más acusados por las mañanas. Esto último, ya que el hígado, al igual que el sistema linfático, ejercita sus funciones depurativas, en especial, por la noche.

10. Cambios en la orina

Como ya se mencionó, los trastornos hepatobiliares se asocian con altos niveles de bilirrubina en sangre. Esta última suele filtrarse en el riñón, en forma de urobilinógeno, alcanzando niveles detectables en orina, según un estudio de Advances in Laboratory Medicine. De esta forma, las micciones se tornan de un color muy oscuro, turbio y adquiere un pH ácido.

11. Escozor en la piel

La ictericia asociada al aumento del tamaño del hígado suele producir picazón en la piel o prurito intenso. Según una revisión de la revista Medicina Integral, esto se debe a la acumulación de la bilirrubina en las capas cutáneas, lo que puede resultar muy incómodo para las personas.

12. Inflamación en el abdomen y miembros inferiores

Las enfermedades hepáticas pueden causar edema, lo cual no es más que la extravasación de líquido a un tercer espacio corporal. El edema abdominal es muy común en estas dolencias, por lo que es posible observarlo si se tiene el hígado inflamado. Este síntoma también se conoce como «ascitis».

Una publicación de la Stat Pearls destaca que la ascitis es la complicación más común de la cirrosis hepática y ocurre en alrededor del 50 % de los pacientes descompensados.

Por su parte, el edema puede progresar y afectar los miembros inferiores, e incluso todo el cuerpo en los casos más severos. Esta última condición se conoce como anasarca y es un motivo para visitar al médico de forma inmediata. La ascitis puede comprimir el abdomen y el estómago, por lo que las personas pueden presentar disminución del apetito y reflujo gastroesofágico.

13. Pérdida de peso

En general, las enfermedades hepáticas crónicas se manifiestan de forma tardía con inflamación del hígado y pérdida de peso. En algunas personas, la perdida de peso es súbita, mientras que en otras puede tardar varios años en ser notable. La causa más común de este síntoma es la pérdida del apetito asociado a los problemas gastrointestinales ya mencionados.

Además, se ha sugerido que otras de las causas de desnutrición en estos pacientes incluyen: anomalías en la digestión y absorción, así como anomalías metabólicas, tales como hipermetabolismo, metabolismo anormal de los macronutrientes, aumento de la secreción de hormonas catabólicas y anabólicas.

14. Alteraciones de sueño

Un estudio de la revista The Lancet sugiere que la alteración del sueño y la vigilia están implicadas en la patogenia de la enfermedad hepática crónica. En especial las personas que padecen hígado graso y cirrosis. Por tanto, suelen manifestar dificultad para conciliar y mantener el sueño. El insomnio empeora de forma paulatina y disminuye la calidad de vida.

¿Qué puede ocasionar la inflamación del hígado?

El hígado es un órgano enlazado a todos los procesos del organismo, por lo que se puede ver afectado por condiciones locales o afecciones sistémicas. Algunos de los factores que favorecen la inflamación del hígado son las siguientes:

  • Sobrepeso y obesidad.
  • Alcoholismo.
  • Infecciones bacterianas.
  • Hepatitis virales.
  • Cirrosis.
  • Paludismo y Leishmaniasis.
  • Intoxicación por medicamentos o plantas.
  • Quiste hepáticos.
  • Insuficiencia cardíaca congestiva.
  • Cáncer de hígado.
  • Leucemia y linfoma.
  • Enfermedad del hígado graso alcohólico y no alcohólico.
  • Acumulación anormal de sustancias como grasa, proteínas, hierro o cobre.
  • Hepatitis tóxica
  • Obstrucción de las vías biliares.

Pruebas para diagnosticar el hígado inflamado

En las enfermedades agudas, el hígado suele volver a la normalidad al tratar la afección subyacente. En los procesos crónicos será necesario instaurar un tratamiento que ayude a sobrellevar la sintomatología y mejorar la calidad de vida.

Para el diagnóstico de esta condición, el médico suele iniciar con el examen físico del abdomen, en especial, la palpación. De esta forma, podrá identificar si existe un aumento de tamaño del hígado, así como discernir la textura, la superficie y la sensibilidad de este órgano.

Por otro lado, las pruebas de imagen también son de utilidad para valorar la estructura hepática. Dentro de ellas, la radiografía de abdomen y la ecografía son los métodos más utilizados. Otro método útil es la resonancia magnética de abdomen.

Además, el especialista puede solicitar exámenes de sangre para analizar el funcionamiento de este órgano. Tal es el caso de los niveles de bilirrubina total y fraccionada, así como las transaminasas, la LDH, la albúmina y las proteínas totales.

¿Es posible prevenir un hígado inflamado?

Como puedes ver, existen múltiples causas que pueden generar la inflamación del hígado. En este sentido, no existe una medida que sea 100 % eficaz para evitar todas estas patologías. Sin embargo, un estilo de vida saludable ayuda a mantener el buen estado de salud en general y a evitar múltiples afecciones, incluso las hepáticas.

De esta manera, algunos de los consejos que puedes seguir para evitar tener un hígado inflamado son los siguientes:

  • Mantener una alimentación sana y balanceada. Es recomendable seguir una dieta alta en frutas, fibra y verduras. Además, evitar el consumo de golosinas, alimentos procesados, grasas y condimentos.
  • Moderar la ingesta de alcohol. Un estudio de la revista Nutrición Hospitalaria aconseja el consumo máximo de 1 a 1.5 bebidas alcohólicas al día en mujeres y de 2 a 2.5 bebidas en hombres. En personas con enfermedad hepática este hábito debe limitarse.
  • Seguir las instrucciones al tomar medicamentos. Se deben seguir las indicaciones de los profesionales en salud al ingerir cualquier fármaco, en particular con base a la dosis y el tiempo de uso.
  • Mantener un peso saludable. Una dieta balanceada y el ejercicio físico regular son los dos pilares para evitar el sobrepeso y la obesidad, asociadas a problemas hepáticos.
  • Evitar las infusiones herbales, sobre todo en niños. Las plantes y remedios naturales deben ser procesadas y metabolizadas en el hígado, lo que puede inducir daños en este órgano, en especial, en los niños pequeños, ya que cuentan con un hígado en vía de desarrollo.
  • Dejar de fumar. El cigarrillo es fuente de una gran variedad de químicos que comprometen la salud de todos los órganos.
  • Limitar el contacto con sustancias químicas nocivas. Algunas profesiones están expuestas a compuestos tóxicos que deben ser destruidos en el hígado. Muchas de estas sustancias se acumulan y causan daños graves. Por tanto, es recomendable usar medidas de protección adecuadas.

A tener en cuenta

En caso de que notes molestias y tengas inquietudes, acude a tu médico para una evaluación. Bajo ninguna circunstancia se debe recurrir a la automedicación ni a los remedios naturales, ya que podrían resultar contraproducentes.


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