Síntomas de la enfermedad inflamatoria pélvica en la mujer (EIP)

Es muy importante que sepas reconocer los síntomas y empieces un tratamiento pronto para que la enfermedad inflamatoria pélvica no derive en problemas más importantes, como infertilidad o riesgos en el embarazo.
Síntomas de la enfermedad inflamatoria pélvica en la mujer (EIP)
Maricela Jiménez López

Revisado y aprobado por la médico Maricela Jiménez López.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 06 julio, 2023

La enfermedad inflamatoria pélvica en la mujer (EIP) es bastante común y se origina por una infección en el útero, en las trompas de Falopio o en los ovarios. Además, puede causar bastantes molestias y un dolor característico en la pelvis. ¿Y cuáles son los síntomas de la enfermedad inflamatoria pélvica?

A continuación te contaremos cuáles son los síntomas de la enfermedad para que estés atenta y sepas cuándo deberías acudir al médico para que te haga un chequeo.

¿Cuál es la causa de la EIP?

¿Cuál es el origen de la enfermedad? Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, las causas más habituales son la clamidia y la gonorrea, dos enfermedades de transmisión sexual; sin embargo, también puede ser ocasionada por otras bacterias.

 

La enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) causa cicatrices en los órganos reproductores y, si no se trata a tiempo, puede ocasionar problemas serios como la infertilidad, embarazo ectópico y dolor crónico.

Un estimado de la Organización Mundial de la Salud en el 2005 calculó 448 millones de casos solo en ese año. Merece la pena, entonces, conocer sus síntomas para, así, poder prevenirla.

¿Qué es la enfermedad inflamatoria pélvica?

La Office of Women’s Health explica que la enfermedad inflamatoria pélvica es una enfermedad ginecológica que afecta a los órganos sexuales femeninos, es decir al útero, las Trompas de Falopio, el cuello uterino y los ovarios.

Ahora bien, ¿cuáles son sus posibles orígenes? La realidad es que las causas pueden ser múltiples. A continuación, compartimos contigo las principales, para que tomes nota:

  • Las duchas vaginales.
  • Las bacterias por enfermedades de trasmisión sexual, como ya hemos mencionado, son las causas más comunes de esta enfermedad.
  • Algunos métodos anticonceptivos también pueden ser una causa probable. Las mujeres que, por ejemplo, utilizan un dispositivo intrauterino (DIU) suelen tener un riesgo mayor de padecer la enfermedad inflamatoria pélvica que quienes no lo utilizan.
  • Una incorrecta higiene durante la menstruación puede ser una fuente importante de bacterias.
  • El proceso del parto o, incluso, padecer un aborto pueden originar esta enfermedad.
  • Las intervenciones quirúrgicas en el útero son también un riesgo a tener en cuenta.
  • La presencia de tumores benignos –como miomas o pólipos– también es una causa destacable.

Normalmente, esta enfermedad se trata con antibióticos, pero si no se hace a tiempo, puede ocasionar problemas serios como los que hemos señalado antes.

Lee: 9 medidas que debes tomar para prevenir las enfermedades vaginales

Síntomas de la enfermedad inflamatoria pélvica

Debemos tener en cuenta un aspecto importante: en ocasiones, esta enfermedad puede cursar sin síntomas. De ahí, la importancia de hacerse revisiones periódicas. No obstante, la mayoría de las veces suele dar pistas claras, molestias muy relevantes que ponen sobre aviso de su presencia y que llevan a la visita ginecológica.

El dolor de clítoris puede tener diversas causas.

Los expertos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades indican que los síntomas de la enfermedad inflamatoria pélvica son:

  • Dolor punzante en la parte baja del abdomen que puede irradiarse hacia la cadera. Es una molestia fuerte que ocasiona cansancio y la necesidad de tener que recurrir a un analgésico o un calmante.
  • Esta enfermedad cursa con una infección y, por tanto, es habitual que aparezca la fiebre.
  • Debes estar atenta también a tus secreciones vaginales, en especial si el olor es muy fuerte y desagradable. No es normal.
  • Atenta también a tus menstruaciones. ¿Son irregulares? ¿Tienes retrasos? ¿Sangras fuera de tu periodo? Entonces, ponlo en conocimiento de tu médico.
  • Si tus relaciones sexuales son dolorosas, acude también a tu ginecólogo. Es un indicio que debes tener en cuenta.
  • ¿Sientes dolor al orinar? ¿Sientes mucha urgencia y cuando vas al baño no consigues hacer más que “unas gotitas”? Si es así, pide cita con tu médico.
  • Tener náuseas sin motivo, sentirse hinchada o incluso vomitar después de las comidas son síntomas lo suficientemente serios como para ponerse en alerta.

¿Cómo prevenir la EIP?

Como siempre, insistimos en la importancia de la prevención. La mejor manera de cuidar el organismo es adelantarse a los posibles riesgos que pueden perjudicarlo.

Cuida tu higiene así como de tus relaciones sexuales, así como de los métodos anticonceptivos que elijas utilizar. Veamos otras medidas que pueden ayudarte a prevenir esta enfermedad:

  • Mantén una higiene íntima adecuada. Piensa que, en ocasiones, uno se excede al utilizar productos que alteran el correcto equilibrio natural de la flora bacteriana vaginal.
  • Estate atenta a cualquier variación que notes en tu ciclo menstrual o en el flujo vaginal. Ante cualquier problema o inquietud, consulta con tu médico.
  • Las revisiones periódicas con tu ginecólogo son clave para prevenir el avance de este tipo de enfermedades. Si se detectan a tiempo, se evitan complicaciones mayores.
Salud sexual y reproductiva en el Día Internacional de la Mujer

En conclusión, es posible prevenir la enfermedad inflamatoria pélvica en la mujer (EIP) a través de los recaudos mencionados anteriormente. Sin embargo, debes tener presente que la misma puede cursar sin síntomas. Por este motivo, es esencial que realices visitas periódicas a tu ginecólogo de confianza.

Y recuerda: ante cualquier duda o malestar, debes acudir al médico. Solamente él podrá realizar el diagnóstico oportuno e indicarte el tratamiento adecuado para tu padecimiento.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.