Cómo superar las barreras de comunicación

¿Alguna vez has sentido que, por más que lo intentas, la gente no te entiende? Te damos las claves para lograr una comunicación eficaz.
Cómo superar las barreras de comunicación
Maricela Jiménez López

Revisado y aprobado por la médico Maricela Jiménez López.

Escrito por Yamila Papa Pintor

Última actualización: 06 julio, 2023

Las barreras de comunicación pueden aparecer en cualquier momento. Ya sea en el trabajo o en casa, con un amigo o un desconocido. Es fácil que se generen malentendidos, sobre todo si tenemos en cuenta que cada persona puede interpretar de muchas formas lo que se dice en una conversación. Por eso, es importante aprender a identificar los obstáculos que impiden una adecuada comunicación.

De hecho, si últimamente tenemos la impresión de que nadie nos entiende, quizás deberíamos  reflexionar sobre cómo nos expresamos y qué puede estar dificultando que nos entiendan. Veamos a continuación.

Tipos de barreras de comunicación

Las barreras de comunicación impiden que la información y la conversación fluyan de forma correcta entre nosotros y otra persona. Existen diferentes tipos y entre ellos destacan los siguientes.

Hombre hablando con una mujer de las barreas de comunicación

1. Interferencias

Están relacionadas con el ambiente y los defectos técnicos. Son, por ejemplo, ruidos, interrupciones en las llamadas telefónicas, estar al aire libre, fenómenos climáticos (tormentas), etcétera.

Visita este artículo: Trampas de la comunicación en las que siempre caemos

2. Malos entendidos

Cuando se dice algo pero el otro comprende algo diferente se produce un malentendido. Esto puede deberse a que no nos hemos explicado bien o a que el interlocutor tiene algún problema (no ha escuchado con atención, no ha preguntado sobre aquello que no entendió en su momento, etcétera).

Por ello, es muy importante que cuando hablemos con otra persona nos aseguremos de que aquello que entendemos es lo que la otra persona quiere decirnos. De ahí que sea tan recomendable preguntar al otro de vez en cuando para asegurarnos.

3. Antecedentes o prejuicios

A veces, las barreras de comunicación pueden surgir a partir de un prejuicio. Si en el pasado hemos tenido inconvenientes para expresar nuestro punto de vista, por ejemplo ante un jefe o nuestra pareja, la siguiente vez puede que pensemos que sucederá lo mismo y actuaremos en consecuencia.

4. Falta de química

No podemos conectar con todos. En ocasiones, las barreras de comunicación surgen por diferencias de edad, ideología, condición social o, simplemente, porque no nos cae bien una persona.

No obstante, esto es un punto a reflexionar. Las diferencias no deberían ser un problema, si tenemos el respeto como un valor fundamental.

5. Lenguaje

Quizás se empleen algunos términos muy específicos. Expresiones que la gente “común” no comprende como tecnicismos o palabras que están en otro idioma.

Además, se puede hacer un uso incorrecto de la semántica o del significado de las palabras.

Por ejemplo, esto ocurre cuando un médico explica un diagnóstico y utiliza una terminología especializada que al paciente le resulta incomprensible.

6. Rigidez mental

Los prejuicios, las generalizaciones y los estereotipos pueden crear barreras de comunicación porque predisponen a no querer escuchar o comprender expresiones del otro.

Esto suele ocurrirle a personas de ideas fijas, es decir, que son muy rígidas a nivel mental y no van más allá de su punto de vista.

Consejos para superar las barreras de comunicación

El primer paso consiste en identificar cuál es la causa. ¿A qué se debe el problema: al comunicar o recibir información? ¿Es por el ruido del tránsito, un tabú o una diferencia cultural? Esto puede servir como referencia para modificar la situación.

Para ponerle solución a esto, es recomendable seguir algunos consejos.

1. Hacer un seguimiento

Dar cosas por hecho es un error muy habitual. Muchas veces, el interlocutor espera una pausa en nuestro discurso para consultar algo que no le quedó del todo claro. Hay que tener esto en cuenta cuando hablemos, ya que no se trata de un monólogo, sino de un intercambio de información entre dos o más personas.

2. Controlar la calidad de la información

A veces, creemos que explicamos algo bien pero, en realidad, no es así. Esto se debe a que uno tiene datos previos que no estás compartiendo (por omisión, por olvido o por considerar que no son necesarios).

Para evitarlo, lo mejor que puede hacerse es procurar explicar “de más” que “de menos”.

3. Utilizar la retroalimentación

Es una de las principales técnicas para superar las barreras de comunicación. Si el otro se siente partícipe y puede dar su opinión, tendrá otra predisposición ante el mensaje.

La retroalimentación es beneficiosa para quien habla también, puesto que puede dar pautas de cómo continuar o si debe reforzar algún concepto.

4. Desarrollar la empatía

La empatía consiste en ponerse en el lugar de otro. Esto sirve para visualizar si el mensaje está siendo bien comprendido, qué es lo que los demás quieren oír o esperan recibir de nuestra parte, cuáles son sus opiniones, necesidades e inquietudes.

A su vez, la empatía sirve para que el interlocutor “se abra” y cuente sus puntos de vista, dé sus opiniones o nos haga saber qué le parece bien y qué mal. Escuchar forma parte de una comunicación eficaz.

Mujer hablando a otra sobre temas sensibles

5. Simplificar y adaptarse

No sirve de nada añadir palabras, frases o conceptos difíciles al discurso si los demás no lo entienden. Si nuestro lenguaje es demasiado “elevado” para el interlocutor, será mejor que lo cambiemos. Hay que aprender a adecuar el lenguaje.

No se trata de rebajarse o de descender el nivel, sino de mejorar la experiencia y superar así las barreras de comunicación. Cuando haya términos que sean complicados pueden repetirse un par de veces o utilizar sinónimos. Así, quedarán fijados en la mente de los demás.

Debemos controlar nuestras emociones

En ocasiones, las emociones pueden jugar una mala pasada. Si hay gritos, llantos o nervios es mejor postergar la conversación para otro momento, cuando las cosas se calmen.

Muchas veces, cometemos el error de seguir discutiendo aunque las emociones estén “a flor de piel”. Lo malo de esto es que podemos herir a la otra persona o incluso recibir una ofensa grave de su parte. Es mejor esperar a que todo se tranquilice para retomar la comunicación.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.