
La belleza y luminosidad de la piel va cambiando con los años. Más allá del envejecimiento prematuro, los enemigos de la salud de la piel deben evitarse por los riesgos profundos que pudiesen provocar. A continuación, veremos una lista de…
Además de mantener la elasticidad de la piel, el colágeno también desempeña un papel fundamental a la hora de favorecer la cicatrización de las heridas y reducir sus marcas.
El colágeno forma parte de la estructura de la dermis. Le da a la piel su aspecto más compacto y lozano. También, le aporta elasticidad y firmeza. En este artículo, hablaremos de la importancia del colágeno para la piel y sobre sus principales funciones.
El colágeno es la proteína que más abunda en el cuerpo. Partiendo de esta base, conviene saber que:
La producción de colágeno comienza a disminuir a partir de los 40 años. Esa es la razón por la que, a partir de esa edad, empezamos a experimentar los primeros signos de envejecimiento. Sin embargo, ciertos factores y hábitos podrían acelerar o retrasar el proceso de envejecimiento, en el que, sin duda, el colágeno desempeña un papel esencial.
Por ejemplo, llevar una dieta rica en proteínas y que incluya pescado, pollo, gelatina y soja, aportará al organismo cantidades adecuadas de colágeno. De paso, luciremos una piel joven durante mucho más tiempo.
En cambio, cuando nuestra dieta no es balanceada y el cuerpo ya no produce suficiente colágeno, ocurre lo contrario. No solo la piel se vuelve áspera y fina, sino que aparecen la flacidez, la celulitis y las arrugas.
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Es frecuente confundirlos. Quizás esto ocurra debido a que ambos son factores clave cuando de la salud de la piel se trata. Pero, no son lo mismo.
Entonces, ambas proteínas se complementan. Si hablamos de la dermis, por ejemplo, el colágeno le da fortaleza y resistencia a la tracción, mientras la elastina le proporciona elasticidad y suavidad. De ahí también que influyan en el aspecto de la piel. Su carencia se traducirá, por tanto, en arrugas y falta de tensión o flacidez.
También, es fundamental saber que tanto el colágeno como la elastina desempeñan un papel importante en la cicatrización de las heridas. Por eso, la reparación de un corte en la piel es mucho más rápida en un niño o persona muy joven, que un anciano e, incluso, que un adulto.
Son muchos los beneficios que comporta esta proteína para la belleza de la piel; valga decir, para la salud. Entre las principales, podemos destacar las siguientes:
Nos protege de los agentes externos como, por ejemplo, el sol, el frío o la contaminación ambiental. Además, la humecta y transporta los nutrientes necesarios para alimentar la dermis.
Como consecuencia de una reducción en la producción de colágeno, en la adultez vemos que la piel se va arrugando y perdiendo firmeza. La aparición de las llamadas líneas de expresión del rostro, pues, son el primer signo de carencia de esta proteína. Si se encontrara en la cantidad adecuada, la dermis sería lo suficientemente elástica y tersa como para que estas no tuvieran lugar.
La abundancia de granitos y puntos negros típicos de la adolescencia, no se debe a una falta de colágeno. Se deben a los cambios hormonales que tienen lugar en el cuerpo.
Aunque en menor medida, esta proteína se encarga también en la adultez, de reducir las cicatrices, incluidas las provocadas por el acné.
Cuando sufrimos un corte, una quemadura, una operación o la extirpación de un lunar, el colágeno se ocupa de acelerar el proceso de cicatrización. También, se encarga de reducir las marcas que dejan este tipo de lesiones.
Sin duda, estamos ante una proteína sumamente importante para mantener la firmeza y la tensión de la piel. Por tanto, tener suficiente colágeno en el cuerpo nos permitiría combatir la llamada “piel de naranja”.
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De seguro, te estarás preguntando de qué forma podrías ayudar al cuerpo a producir colágeno. Pues bien, llevar una alimentación balanceada es fundamental para estimular la producción de esta importante proteína.
De ahí nuestra insistencia en que no pueden faltar en nuestra dieta diaria las proteínas de calidad. Tampoco, los minerales y las vitaminas. Consumir antioxidantes para evitar que se rompan las moléculas de colágeno también debería ser una de nuestras prioridades.
De esta forma, es imprescindible el consumo de:
La vitamina C, por su parte, es de gran ayuda en la producción de este elemento. Por ello, se aconseja comer, además, cítricos, tomate, kiwi y col.
Por el contrario, debes limitar el consumo de alimentos como los embutidos. Es verdad que aportan colágeno, pero también contienen grandes cantidades de grasa animal. No quiere decir que renuncies a ellos, sino que los comas mesuradamente.