
La saliva es fundamental en la cavidad oral, ya que mantiene húmedos los tejidos y ayuda a la limpieza de la boca. Por eso, cuando disminuye o cambia de consistencia, haciéndose por ejemplo más espesa, produce variaciones en el balance…
La otitis externa es una enfermedad que se da porque la piel que recubre el conducto auditivo se infecta por haber estado expuesta a agua contaminada o a un alto grado de humedad entre otras causas que se explican a lo largo del artículo.
La otitis externa, también conocida como oído de nadador, consiste en la irritación dolorosa del oído externo. En esta condición, la piel del conducto auditivo sufre una infección o se inflama. Es una enfermedad frecuente en niños que pasan mucho tiempo nadando o jugando en el agua pero que también puede darse en las personas que exponga sus oídos a mucha humedad durante un largo periodo de tiempo.
Cuando el agua o la humedad entran en el oído, pueden disolver la cera que protege al oído. Si esto ocurre, la piel del conducto auditivo es mucho más sensible a infecciones tanto bacterianas como fúngicas. La otitis externa es muy habitual en áreas tropicales húmedas, ya que allí el clima húmedo es propicio para el crecimiento de los microorganismos como bacterias y hongos.
El oído externo es la parte exterior del oído que recoge las ondas sonoras y las dirige hacia el interior del oído. Está constituido por 3 partes:
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Es la única parte visible del oído, la oreja. Tiene una forma helicoidal y funciona como si fuese una especie de embudo. Ayuda a dirigir el sonido hacia el interior del oído.
Si no tuviésemos pabellón auditivo las ondas tomarían una dirección directa hacia el conducto auditivo, lo que haría que el proceso de audición fuese más difícil e ineficaz ya que la gran parte del sonido se perdería y sería más difícil escuchar y comprender los sonidos.
Es el canal por donde se desplazan las ondas sonoras una vez han superado el pabellón auditivo. Por lo tanto, la función del conducto auditivo es transmitir los sonidos que capta el pabellón auditivo al tímpano. Además de proteger el tímpano, actúa como un audífono natural que amplifica automáticamente los sonidos bajos y menos penetrantes.
También se llama membrana timpánica. Es, como su nombre indica, una membrana que se encuentra al final del conducto auditivo y señala el inicio del oído medio.
Es un órgano muy sensible y cuando percibe las ondas sonoras, vibra. Para protegerlo, el conducto auditivo se curva ligeramente haciendo más difícil, por ejemplo, que los insectos puedan alcanzarlo. También, la cera del oído ayuda a mantener a los agentes externos a raya.
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La causa más común de la aparición de otitis externa es nadar o bañarse en aguas contaminadas y sucias. Sin embargo, ambientes con alta humedad, aun cuando no existen agentes contaminantes, pueden dar las condiciones ideales para la infección.
Además, el uso de bastoncillos, los cuales están en teoría ideados para la higiene de los oídos, puede ser la causa de una otitis externa. La piel del conducto auditivo es bastante delicada y frágil, por lo que un bastoncillo puede, sin demasiada dificultad, romper la piel y permitir que la humedad cause una infección.
Hay otras causas menos probables que también pueden causar el mismo daño son la obstrucción del conducto auditivo o heridas por objetos cortos punzantes introducidos en el oído. Por otra parte, si un paciente tienen otitis externa y utiliza audífonos, puede ser un problema bastante importante ya que el aparato tapona el oído completamente, lo que ayuda a formar infecciones.
En cuanto a la prevención, es importante asegurarse de que no quede agua en los oídos después de bañarse. Se deben secar los oídos con una toalla o con un secador a la mínima potencia. Además, los niños deben tener limitado su tiempo de baño haciendo descansos de al menos una o dos horas.
La otitis externa produce los síntomas cuando la infección se acentúa. Dentro de la sintomatología que produce esta enfermedad, podemos observar en los pacientes:
Afortunadamente, esta enfermedad es fácil de tratar y se cura normalmente sin ningún problema siempre y cuando se respete y se siga el tratamiento recomendado.
La base de este tratamiento es la administración de gotas para los oídos con antibióticos, corticoides o antifúngicos. El médico también puede prescribir antibióticos orales dependiendo del grado de infección. Los fármacos corticoesteroides también son eficaces para tratar directamente la inflamación y el picor.
Todos estos fármacos se suelen administrar junto a un tratamiento coadyuvante basado en fármacos AINEs (antiinflamatorios no esteroideos) como el ibuprofeno y el paracetamol con el fin de aliviar el dolor.