Trastorno de desrealización
El trastorno de desrealización es una alteración psicológica que se da cuando una persona percibe el mundo exterior como extraño o irreal.
Por lo general, se trata de una alteración temporal. De hecho, puede darse por condiciones de estrés, fatiga o un trauma emocional. De igual modo, puede deberse a alteraciones orgánicas, como consumo de sustancias o traumatismos.
El trastorno de desrealización, la sensación de vivir dentro de un sueño
El trastorno de desrealización se considera más un síntoma que un trastorno en sí mismo. Se trata de un fenómeno disociativo en el que la persona altera su percepción del entorno, percibiéndolo como extraño.
La desrealización suele darse junto con otro tipo de trastorno similar: el trastorno de despersonalización. En este, la persona se siente separada de su propio cuerpo, sintiendo que se observa a sí misma desde fuera.
Es necesario aclarar que la desrealización se asocia con una sensación de irrealidad con respecto al mundo exterior, mientras que la despersonalización mantiene esta sensación de irrealidad, pero referida a uno mismo. Ambos fenómenos están íntimamente relacionados y en ocasiones se usan de forma indistinta, aunque poseen ligeros matices.
Son altamente prevalentes en la población. Suelen darse presentados de manera aislada, como síntoma derivado de algún hecho o evento estresante. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, cerca del 5o por ciento de los adultos de Estados Unidos tendrá un episodio de despersonalización o desrealización en algún momento de sus vidas.
Por lo tanto, generalmente se trata de episodios breves y reversibles. De hecho, la mayoría de estos episodios no cumplen los requisitos para ser calificados como trastornos.
La alteración de los sentidos
Las personas con trastorno de desrealización perciben los objetos y las personas como extrañas. A menudo contemplen la realidad o los lugares familiares de forma distinta, sin saber muy bien cuál es la causa de esta diferencia.
Esta alteración de la percepción puede afectar a los sentidos de la vista, el olfato o el gusto. A menudo las personas afectadas tienen sensaciones de déjà vu, sintiendo que los sucesos que viven no son reales o que ciertos elementos de su entorno han cambiado de forma o tamaño.
Es común que las personas con trastorno de desrealización experimenten una especie de confusión sensorial, difícil de describir, en la cual sienten que su entorno carece de vida o de matiz emocional. Por ello, estas personas pueden tener una disminuida respuesta emocional o falta de empatía.
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Causas del trastorno de desrealización
Los síntomas de desrealización pueden darse debido a la existencia de ciertas afecciones neurológicas como migrañas, ataques de epilepsia o traumatismos craneales. Este tipo de daños cerebrales pueden causar una alteración en las conexiones de los nervios sensores, provocando la desligación con la realidad.
En otras ocasiones, los síntomas aparecen tras haber sufrido un trauma o estrés intenso. Como consecuencia, la persona puede sufrir un trastorno por el cual se separan los procesos sensoriales de los emocionales. En principio, esto explicaría la sensación de irrealidad.
Estos trastornos, pueden verse acentuados en situaciones de estrés, ansiedad y angustia. De hecho, acentúan la desconexión de la persona consigo misma o con su entorno. Así mismo, el consumo de drogas o sustancias psicoactivas pueden tener como consecuencia la aparición de estos síntomas.
Trastorno de desrealización persistente
Cuando la aparición del trastorno de desrealización no está asociado al consumo de drogas, sino que es algo persistente, suele deberse a alguna de las siguientes causas:
- Haber sufrido algún tipo de maltrato físico o psicológico, especialmente durante la infancia.
- Ser testigo de algún evento traumático, como algún tipo de abuso o violencia doméstica.
- Haber tenido una infancia traumática con una educación negligente.
- Haber experimentado un hecho doloroso, como la muerte de un familiar.
En todos estos casos, la experimentación de un evento traumático difícil de asimilar hace que como mecanismo de defensa, se disocien los procesos perceptivos de los sensoriales. Se trata entonces de un mecanismo de protección de la mente. Así que, esta se desliga de la realidad para poder mitigar un dolor emocional intenso.
En ocasiones, especialmente cuando han existido abusos repetidos durante la infancia, esta disociación se convierte en un trastorno disociativo de la personalidad. En estos casos, el tratamiento se complica y requiere terapia psicológica para superar o dejar de experimentar una desrealización.
Además, otros de los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer este tipo de síntomas son ciertas características de la personalidad. Por ejemplo, las que hace que determinadas personas tiendan a evitar o negar en mayor medida las experiencias traumáticas.
Tratamiento
El principal tratamiento se basa en la psicoterapia. Mediante esta, la persona afectada puede entender qué le ocurre y en qué consiste su trastorno así como, aprender a aceptar, de forma paulatina, el evento traumático que ha dado lugar a la aparición de la desrrealización.
En ocasiones, puede ser necesario combinar la psicoterapia con el uso de fármacos, que pueden ayudar a aliviar los síntomas del estrés agudo. No existen medicamentos específicos aprobados para el tratamiento de este trastorno, aunque pueden utilizarse medicamentos para síntomas específicos como la ansiedad o la depresión.
El trastorno de desrealización como tal
Casi todas las personas hemos experimentado alguna vez síntomas de desrealización. Sin embargo, cuando se habla de que hay un trastorno de desrealización es porque los síntomas resultan incapacitantes o causan un gran malestar a la persona.
En líneas generales, aunque este trastorno genera mucho malestar y resulta muy desagradable para quien lo sufre, no es peligroso y tiene tratamiento.
Una vez iniciado el tratamiento, será fundamental seguir las indicaciones del especialista. También conviene informarse acerca de la enfermedad y mantenerse en contacto con otras personas cercanas, ya que con apoyo y afecto es posible sentirse mejor.
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