
El síndrome de miembro fantasma aparece cuando una persona sufre una amputación y, a pesar de ello, continúa con sensaciones allí. A pesar de ya no existir el miembro amputado, para el cerebro aún hay una parte corporal. Las sensaciones…
El trastorno de pánico es una de las enfermedades mentales más comunes. Se trata de una patología en la que el paciente experimenta ataques de ansiedad.
Según el Manual MSD el trastorno de pánico se define como «la aparición de crisis de angustia repetidas que se acompañan habitualmente de miedos ante futuros ataques o de cambios de conducta, para evitar situaciones que podrían predisponer a las crisis».
En otras palabras, una persona con trastorno de pánico siente unos niveles de angustia elevados y, además, tiene miedo a experimentar futuras crisis. También es frecuente una fuerte sensación de miedo o terror que aparece de manera espontánea.
De esta manera, las crisis pueden presentar diferentes niveles de intensidad y duración. Sin embargo, su desarrollo suele ocurrir en pocos minutos aunque puede llegar a superar la hora de duración.
Generalmente, este problema aparece de manera continuada en un periodo extenso de tiempo. Por tanto, los sujetos suelen desarrollar miedo a los ataques de pánico y sus consecuencias. Además, suele aparecer junto a otras alteraciones psicológicas como por ejemplo el estrés postraumático.
Por norma general, los sujetos afectados presentan de manera brusca una serie de síntomas que alcanzan su mayor intensidad a los pocos minutos del inicio del ataque de pánico. De esta manera, las señales más frecuentes del trastorno de pánico son:
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Hasta el momento, los especialistas no han sido capaces de identificar las causas exactas que provocan este trastorno. Sin embargo, de acuerdo a diversos estudios en este ámbito se han podido señalar posibles factores de riesgo. Por tanto, se trata de una serie de circunstancias que aumentan las probabilidades de presentar el problema. Por ejemplo, podemos incluir:
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Todavía no existe una prueba médica que pueda identificar con exactitud este problema. Sin embargo, el equipo médico puede suponer su existencia cuando el paciente desarrolla de forma continua ataques de angustia.
Asimismo, la comprobación del estilo de vida y la evaluación psicológica del sujeto intervienen de forma decisiva en el diagnóstico. Si el paciente comienza a desarrollar miedo a sufrir los ataques de forma obsesiva, se deberá comprobar si ha desarrollado también agorafobia.
Dentro del posible tratamiento para aliviar el trastorno podemos distinguir entre dos tipos de terapia: