Tratamiento de la aspergilosis

El tratamiento de la aspergilosis es crucial para evitar el desarrollo de enfermedades que pueden comprometer la vida del paciente, como la neumonía.
Tratamiento de la aspergilosis
José Gerardo Rosciano Paganelli

Revisado y aprobado por el médico José Gerardo Rosciano Paganelli.

Escrito por Alejandro Duarte

Última actualización: 25 mayo, 2023

El tratamiento de la aspergilosis consiste en el uso de una serie de fármacos para procurar la mejoría del paciente en la menor cantidad de tiempo posible. En este sentido, la Guía de IDSA (Infectious Diseases Society of America) explica lo siguiente:

Dada la importancia que ha adquirido la aspergilosis invasiva en la salud pública, se destaca el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de las distintas formas de esta enfermedad, incluyendo la aspergilosis pulmonar invasiva, aspergilosis sinusal, aspergilosis diseminada y diversos tipos de aspergilosis invasiva de órgano único.

¿Qué es la aspergilosis?

La aspergilosis consiste en un conjunto de enfermedades derivadas de una infección fúngica causada por hongos de la especie Aspergillus spp. Pese a que las distintas formas de la enfermedad derivan de diferentes subespecies fúngicas, los pacientes que padecen aspergilosis generalmente están infectados con el hongo Aspergillus fumigatus.

tratamiento de la aspergilosis


Aspergillus fumigatus se trata de un hongo saprófito que, de forma oportunista, puede llegar a incorporarse en las vías respiratorias del ser humano causando multitud de enfermedades. Generalmente, vive en el suelo o en la vegetación en estado de putefracción. Sin embargo, puede dispersarse por el aire en forma de esporas, lo que hace que su presencia sea ubicua.

La inhalación de dichas esporas por parte del ser humano es lo que desencadena la infección; pero, para ello, han de darse unas condiciones muy concretas. Por norma general, los pacientes que se ven afectados por una infección de este tipo presentan neutrocitopenia. Es decir, una disminución en el número de neutrófilos y macrófagos. Estas células son clave en el sistema inmunológico para defendernos de este tipo de infecciones.

En condiciones normales, una persona que ha inhalado esporas de esta especie fúngica no desarrollará la infección. Esto se debe a que, al llegar a los alveolos, los macrófagos acabarán con las esporas correspondientes evitando que el hongo se desarrolle en el interior del cuerpo. Cuando estas defensas fallan se desarrolla la enfermedad.

En los últimos años, se ha experimentado un aumento en el número de infecciones derivadas de la presencia de hongos de esta especie. Probablemente, esto se deba al aumento del uso de corticoides y tratamientos inmunosupresores.

Síntomas de la aspergilosis

Los síntomas derivados de esta enfermedad son muy diversos. No obstante, por lo general, los pacientes presentan los siguientes síntomas:

  • Tos.
  • Fiebre.
  • Pérdida de peso.
  • Malestar general.
  • Sensación de ahogo.
  • Fuertes dolores torácicos al respirar.

El tratamiento de la aspergilosis es crucial. De hecho, la aspergilosis invasiva, la cual es causada principalmente por Aspergillus fumigatus, es una enfermedad infecciosa seria. Si no se trata adecuadamente puede desencadenar en una neumonía aguda. En estos casos, las probabilidades de muerte son muy elevadas.

Tratamiento de la aspergilosis

Por norma general, un paciente que no presenta un sistema inmune comprometido (generalmente como consecuencia del tratamiento con fármacos inmunosupresores o determinados tipos de quimioterapia) no va a desarrollar esta enfermedad.

En pacientes que constituyen un grupo de riesgo, por ejemplo, aquellos que acaban de experimentar un trasplante de órganos, los cuales son tratados con inmunosupresores durante toda su vida, se les suministra preventivamente anfotericina B, con objeto de mitigar las posibles infecciones fúngicas.

La anfotericina B es un antibiótico, antifúngico y, en algunos casos, antiparasitario, de amplio espectro, cuyo mecanismo de acción consiste en inhibir la síntesis de glucano, molécula esencial para la vida de numerosos microorganismos, entre ellos los hongos de la especie Aspergillus.

Cuando la infección ya es efectiva, el médico suele decantarse por otros fármacos o la combinación de varios en los casos más graves. Esto se debe a que cada paciente responde de una manera completamente distinta al tratamiento de este tipo de infecciones: en un paciente puede ser muy efectiva la Anfotericina B, mientras que en otro puede incluso empeorar la infección.

Más sobre el tratamiento de la aspergilosis

El tratamiento de la aspergilosis con derivados imidazólicos suele ser bastante frecuente, sobre todo el tratamiento con voriconazol (Vfend®) en los casos de infecciones por Aspergillus.

Se trata de moléculas que presentan en su estructura un anillo imidazólico libre, así como varios anillos aromáticos capaces de interferir en la síntesis del ergosterol, uno de los precursores del colesterol. Es decir, un fármaco capaz de evitar que el hongo sintetice una molécula esencial para su supervivencia.

En los casos más graves, puede llegar a optarse por la extirpación de los tejidos afectados. Sin embargo, la cirugía en este tipo de pacientes no se suele recomendar, debido a su comprometido estado de salud. Además, la extirpación del tejido afectado puede comprometer el funcionamiento pulmonar, pudiendo llegar a ser peor el remedio que la enfermedad.

Conclusiones acerca de la aspergilosis y su tratamiento

En conclusión, la clave para superar este tipo de infecciones es una detección temprana. El objetivo es evitar formas de la enfermedad más invasivas. Por otra parte, el tratamiento de la aspergilosis podrá ser eficaz solo si el paciente sigue las pautas del médico.


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