
Cuando la mujer está en la etapa de embarazo experimenta múltiples cambios fisiológicos que pueden afectar su salud bucodental. De acuerdo con el el Consejo General de Dentistas de España, los niños nacidos de madres con pobre salud oral y…
Un embarazo de alto riesgo requiere que se tomen una serie de medidas preventivas a fin de evitar que haya repercusiones sobre la madre o el feto.
El Manual MSD define un embarazo de alto riesgo aquel en el que la madre, el feto o el neonato tienen un aumento de las probabilidades de presentar enfermedades y muerte antes o después del parto. En estos casos es necesario realizar una serie de controles, además de los rutinarios para poder asegurarse de detectar a tiempo las complicaciones, entre otras cuestiones.
El objetivo de los controles y cuidados adicionales es evitar las consecuencias que puedan tener las posibles complicaciones y conseguir que el embarazo se normalice, en la medida de lo posible.
Los embarazos múltiples son considerados embarazos de riesgo por sus posibles complicaciones.
Por definición, cualquier gestación que se desarrolle en los extremos de la edad fértil de la mujer. Es decir, embarazos en adolescentes porque continúan su crecimiento y requieren un aporte de nutrientes distinto. Y, en el otro extremo, los embarazos en mujeres mayores de 40 años.
Todos los embarazos múltiples son embarazos de alto riesgo también puesto que el peso de los fetos suele ser inferior al de los niños nacidos en embarazos únicos.
Y además, una gestación de gemelos es de menor riesgo que unos trillizos, dado que a mayor número de fetos, mayor es la probabilidad de sufrir complicaciones.
Es imprescindible añadir a esta lista de factores predisponentes el estado de salud previo de la madre. Por ejemplo, una madre con problemas de tiroides, diabética o hipertensa va a tener mayor dificultad para satisfacer las necesidades del feto.
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Como hemos visto en el apartado anterior, existen varias causas de embarazo de alto riesgo. En consecuencia, el tratamiento siempre se debe centrar en el origen de la situación de riesgo.
Por ejemplo, en los casos de hipotiroidismo materno es necesario llevar un control periódico. Puede hacerse a través de analíticas que recojan los niveles de hormonas tiroideas..
Por otro lado, si la madre es diabética o sufre diabetes gestacional es importante cuidar la alimentación y controlar la glucemia.
Lo mismo ocurre en los casos de hipertensión, donde se monitorizará con regularidad las presiones sanguíneas para evitar que el feto sufra repercusiones.
Además de estas medidas específicas existen una serie de pautas que son comunes en cualquier embarazo de alto riesgo. Las más destacadas son las siguientes:
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En primer lugar, si usted o su pareja padecen alguna enfermedad transmisible (como las infecciones de transmisión sexual) se recomienda que no se quede embarazada. Si desea tener hijos, tendrá que hacerlo cuando esté diagnosticada y tratada por el equipo médico.
Si usted es fumadora activa, un buen momento para dejarlo es antes de quedarse embarazada. También se aplica en el caso de fumadores pasivos.
Si usted ha tenido otros embarazos de alto riesgo o en su familia hay antecedentes de embarazo múltiple, el control por ecografías es más habitual que en un embarazo normal. Esto se debe a que un seguimiento estrecho reduce el riesgo de complicaciones.
Por último, se recomienda que acuda a planificación familiar si tiene intención de quedarse embarazada. O a la consulta de ginecología en el caso de que haya abortos previos.