
La saliva es fundamental en la cavidad oral, ya que mantiene húmedos los tejidos y ayuda a la limpieza de la boca. Por eso, cuando disminuye o cambia de consistencia, haciéndose por ejemplo más espesa, produce variaciones en el balance…
Existen numerosos casos de depresión que no son detectados, por lo tanto, quedan en las sombras. Esto indica que aunque la depresión es el trastorno más frecuente en el mundo occidental, se encuentra subdiagnosticado.
La depresión es una enfermedad catarecterizada por un trastorno del estado de ánimo que se manifiesta como un sentimiento persistente de tristeza. Quienes sufren depresión no son capaces de apreciar los aspectos positivos de la vida y centran su atención en el sufrimiento.
Se suele presentar como un cuadro de tristeza, melancolía y sufrimiento prolongado que interfiere en la rutina de quien la padece. Puede llegar al niveles extremos en los cuales, la persona puede incluso no querer salir del domicilio durante semanas o años.
Otras posibles signos pueden ser el aislamiento, el abandono del cuidado personal, el hecho de dejar de hablar o moverse, e incluso pensamiento suicidas.
Existen diversas hipótesis acerca de las causas fisiológicas de esta enfermedad. Lo cierto es que la depresión depende de una amplia variedad de factores (psicológicos, sociales, biológicos, culturales, y más). Cada caso es único.
Las hipótesis más comunes acerca de las causas fisiológicas de la depresión apuntan a un déficit en la segregación de la serotonina (neurotransmisor encargado de producir la sensación de bienestar en el organismo).
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Los síntomas de la depresión pueden estar presentes en otros trastornos y, por ello, los profesionales de la salud tienen como referente el DSM-V o la CIE-10.
No obstante, sí existen protocolos de diagnóstico diseñados (tests) que, si bien ayudan a evaluar al paciente, no son definitivos a la hora de realizar un diagnóstico. Uno de los más empleados es el Inventario de Depresión de Aaron Beck (BDI), que consiste en un cuestionario que mide una serie de factores.
Según los resultados obtenidos en el BDI (junto con otras pruebas y la entrevista psicologica), se podrá diagnosticar la presencia o no de depresión.
Existen distintos tipos de tratamiento que dependen del enfoque del terapeuta.
El que más evidencia empírica (científica) ha obtenido por el momento es el tratamiento cognitivo-conductual. Éste pretende modificar las cogniciones (pensamientos o creencias distorsionados y disfuncionales), causantes de la patología depresiva. Una de sus claves es la realización de actividades y ejercicios en casa, programados conjuntamente en la sesión del terapeuta.
Otro de los más empleados es el de la aproximación psicoanalítica. De un período de tiempo mayor, el tratamiento está basado en la introspección y búsqueda de emociones reprimidas que permanecen en el ámbito inconsciente de la persona.
En algunos casos también se recurre al tratamiento farmacológico, como método de apoyo, así como a una serie de recomendaciones o consejos cuya finalidad es ayudar al paciente en su día a día.
Además del tratamiento y del apoyo emocional por parte del entorno del paciente, es importante no estigmatizar la depresión. Este es el trastorno del estado de ánimo más común, pero también el más incomprendido. El respeto y la empatía con estos paciente es crucial para una más rápida recuperación. Pero es importante que en ningún caso creemos expectativas no realistas, porque puede ser incluso contraproducente.